Comité Federal

Sánchez esquiva el concierto catalán en el PSOE y logra atenuar las críticas de Page y Lambán

El líder de los socialistas intenta aplacar las críticas internas al acuerdo con ERC prometiendo más financiación y con un renovado ‘café para todos’, y con llamamientos al "optimismo" y a la "unidad" interna. Solo Page y Lamban levantaron algo la voz de manera discordante

El líder socialista y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), habla con la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero (Andalucía), durante el Comité Federal del PSOE este sábado en Madrid.

El líder socialista y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), habla con la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero (Andalucía), durante el Comité Federal del PSOE este sábado en Madrid. / EFE/ Juanjo Martín

Algunos esperaban más, pero el Comité Federal del PSOE de este sábado fue más o menos como siempre. Un poco de crítica, en un tono más contundente ante los periodistas que ante los compañeros de partido por parte de algunos líderes territoriales, pero poco más. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, recriminó que “la política de los independentistas ha mediatizado la política española durante años” y que los socialistas “no podemos contradecirnos en nuestros principios y valores”, tras apuntar a que el acuerdo “filtrado” por ERC “no es progresista” y “no se puede renunciar a la progresividad”.

En su intervención ante el máximo órgano del PSOE entre congresos, Pedro Sánchez pasó de puntillas por el concierto catalán. No pocos dirigentes acudieron a la cita reclamando más información sobre el acuerdo que el PSC y ERC firmaron para la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat de Cataluña. Frente a ello, el líder de los socialistas se limitó a referirse a la financiación autonómica para diseñar un modelo federal que extienda “a todas las comunidades autónomas” que lo reclamen más transferencias de competencias y reconocimiento de singularidades. Una suerte de ‘café para todos’ o, al menos así lo ha dibujado, al mostrarse dispuesto a que las comunidades autónomas “recaben más gravámenes”. “En financiación el verdadero debate no es entre territorios, sino entre modelos”, defendió para cambiar los términos de la discusión política por el concierto catalán.

Un modelo que describió como “una nueva etapa autonómica” que derive en un Estado federal. A partir de ahí intentó aplacar las críticas sobre los privilegios a Cataluña, sin mencionar estos argumentos que han hecho entrar en ebullición a varios territorios socialistas, porque con estos cambios se crearía “un sistema de financiación más justo” y, sobre todo, “más recursos”. Tras ello volvió a insistir en su propuesta de duplicar el fondo de compensación territorial, pero asociándolo a la corresponsabilidad. 

Pedro Sánchez arrancó su informe político celebrando el “logro socialista” de que la Generalitat esté en manos de Salvador Illa. Una investidura a cambio del concierto catalán que ha generado una contestación más transversal de lo habitual en el partido. El líder de los socialistas asoció la conquista de la Generalitat por parte de los socialistas catalanes para “hacer avanzar en progreso convivencia y cohesión a Cataluña”. Tras ello, recordó el último comité federal, que se celebró a finales del pasado mes de abril en medio de su retiro para reflexionar sobre su dimisión, y agradeció el cariño y respaldo recibido entonces. 

MERECE LA PENA

“Gobernar es un privilegio pero también puede ser duro”, reconoció ante el “coste personal” de los ataques y el “coste aún mayor” de los “hermanos o la pareja”, en referencia al caso Begoña Gómez y al que atañe a su hermano David Sánchez. Algo que “me hizo mella”, se sinceró, para insistir en que “tengo la certeza de que merece la pena” seguir al frente del Ejecutivo para “transformar España”. “Si el precio es la difamación y la intimidación”, arengó a los suyos, “apretamos los dientes y tiramos hacia adelante”.

Sánchez reiteró aquello de que “merece la pena” hacer política y pidió a PP y Vox que “abandonen la oposición destructiva” porque “hay gobierno para largo”. Una idea de futuro que también alimentó al confirmar que se presentará a la reelección como secretario general del PSOE en el proceso de renovación del partido que ahora se pone en marcha. “Tengo ganas, ambición e ideas para seguir construyendo la mejor España”, dijo.

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Lucía Feijoo Viera, PI STUDIO

El presidente del Gobierno tendió la mano al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, para abrir un “espacio para el diálogo y el acuerdo”. Con los puentes prácticamente rotos por el concierto catalán, pese al acuerdo para renovar el CGPJ el pasado mes de junio, Sánchez trató de rebajar las expectativas de Génova sobre un fin anticipado de la legislatura al asegurar que se abre un tiempo de casi dos años sin convocatorias electorales. “Les pido que en esta nueva etapa sin elecciones a la vista abandonen esa oposición destructiva porque hay gobierno para rato”, conminó. 

Así las cosas, Sánchez confirmó que en las “próximas semanas” mantendrá reuniones bilaterales con todos los presidentes autonómicos para trasladarles esta oferta. En Génova, sin embargo, ya cerraron filas este viernes con una reunión de barones donde manifestaron su renuncia a negociar bilateralmente con Sánchez la financiación.

OPTIMISMO

Si los populares ponen de manifiesto la insolidaridad que conlleva el concierto catalán, Sánchez dio la vuelta a estos argumentos para señalar que la insolidaridad es la de las comunidades autónomas de la derecha “con sus regalos fiscales”. “Qué mayor insolidaridad que el de estas comunidades de la derecha que según llega el dinero del Gobierno del Estado lo derivan con regalos fiscales al bolsillo de los de arriba, de quienes más tienen”, recriminó. Para Sánchez, el debate sobre la financiación alentado desde las filas populares solo sería una “coartada” para “ocultar su proyecto neoliberal” que tildó de recortes en servicios públicos y privatizaciones. 

Como ya hizo durante el discurso de arranque del curso político el pasado miércoles, Sánchez contrapuso frente a las amenazas de bloqueo legislativo e inestabilidad que “hay gobierno para rato” y “tenemos las pilas cargadas”. De hecho, insistió en que se presentarán los Presupuestos y que profundizará su agenda “con o sin apoyo de la oposición” o hasta “sin el concurso del poder legislativo”.

El presidente remató su discurso de una media hora con una oda al “optimismo” antes de que empezaran las intervenciones de los dirigentes socialistas. El primero fue Salvador Illa, quién extendió su triunfo en Cataluña a todo el PSOE y reconoció que sin el “liderazgo” del presidente del Gobierno él “nunca” hubiera sido presidente catalán. 

Al igual que Sánchez, Salvador Illa no entró a más detalles del acuerdo sobre financiación y solo apuntó que “la solidaridad no está en duda”. Unas palabras que justo animaron a los críticos socialistas porque “no se trata de solidaridad, sino de redistribución”, apuntaron.

SOLIDARIDAD

Y esa fue la idea en la que ahondó Page, quien está empeñado en ver el acuerdo del PSC-ERC y no el “filtrado” por los republicanos.El presidente manchego cree que los socialistas catalanes sienten “vergüenza ajena” por el pacto divulgado y por eso no hay imagen de Illa firmando el acuerdo, sino que es su ‘número dos’ en el PSC, Lluisa Moret, la que aparecen en las fotografías.

Ante los compañeros socialistas, según presentes en la reunión, Page adoptó una posición institucional y empleó un tono de crítica distinto al que se le vio ante los periodistas en la puerta de Ferraz.

Con las cámaras encendidas afirmó que evitar que gobierne PP y VOX "no es un cheque en blanco para jugar con los valores y los principios del PSOE" y que no vale estar en el Ejecutivo, dijo, “a cualquier precio”, por lo que “no se puede poner patas arriba todos los consensos constitucionales” ni “los consensos constitucionales para tener gobiernos y tener ministerios.

Dentro, en la reunión a puerta cerrada, sostuvo que el próximo cónclave federal debe ser un congreso, que piense el país que queremos, pero sin supeditarlo a las urgencias de los independentistas. Así como que una cosa es la singularidad y otra cosa es un régimen específico, por lo que compartió con sus compañeros la "preocupación por el pacto firmado. "No es progresista" dar "más" a Cataluña y "limosnas al resto de España", sentenció.

Una posición parecida fue la de Javier Lambán, quien acudió al cónclave pese a su delicada salud y,tanto él como Guillermo Fernández Vara recibieron varias muestras de ánimo por parte de sus compañeros para afrontar sus enfermedades. El expresidente aragonés defendió ante los periodistas que el acuerdo con ERC "atenta contra la Constitución y una España cohesionada y unida". Y avisó que de materializarse esa idea, el "color azul" del mapa político -por el PP- "será cada vez más intenso". 

Si bien, en la reunión en la sala Ramón Rubial de la sede del PSOE, Lambán felicitó por primera vez a Illa por la Presidencia de la Generalitat, aunque también le afeó a la cara que el acuerdo solo se haya conocido en catalán. Y lanzó la idea de que en el congreso federal se vuelva a la 'Declaración de Granada' de 2013, en la que el PSOE fijó su apuesta federal y cosió entonces las distintas sensibilidades socialistas cuando empezaba a despuntar el 'procés'.

También rechazó "cualquier unilateralidad” en la reforma de la financiación. Y avanzó que, según lo leído, el pacto "está en la antípodas de esto". Resumió su posición asegurando que dice y opina “lo mismo” que Josep Borrell, quién zanjó que el acuerdo es dar un “concierto económico” a Cataluña.

Page y Lambán fueron los dos que expresaron cierta oposición de manera más directa, aunque otros líderes autonómicos jugaron a la ambigüedad y a aprovechar el acuerdo del PSC-ERC para abordar la necesaria situación de la financiación autonómica.

Así, el secretario general del PSOE de Andalucía y portavoz de los socialistas en el Senado, Juan Espadas, ante los periodistas afirmó que Andalucía va a jugar una vez más el “factor equilibrador” para garantizar que la solución a la financiación sea para todos y que “la diversidad tiene que garantizar también la solidaridad porque si no al final esto no funciona”.

En la reunión ahondó en estas ideas el secretario general de los socialistas madrileños, Juan Lobato, y en que este debate hay que tratarlo con “corresponsabilidad fiscal y justicia social”. Está tan convencido del momento y de cómo debe abordarse que se ofreció para liderar la ponencia que se aprobará en el congreso en lo relativo al modelo territorial y financiación.

Desde la federación de Castilla y León, su secretario general, Luis Tudanca, demandó un sistema de financiación autonómica que mejore los recursos "a todas las comunidades" y que, además, tenga en cuenta los "desequilibrio territoriales". Recordó que si el nuevo sistema contempla esas condiciones, como así lo ha acordado el Parlamento de Castilla y León, lo apoyará. "Y si no, no", avisó, a la vez que insistió en que dicha reforma debe ser "multilateral", que es donde el PSOE ha estado "siempre".

SIN RUIDO

Tras casi una treintena de intervenciones, cerca de las 15.30 horas, Sánchez puso fin al comité federal. En la reunión a puerta cerrada, pidió que se intente aparcar el ruido sobre la financiación autonómica y se centre en “lo importante”, que es, a su juicio, la llegada de un “president socialista” a la Generalitat.

“Esto es importante no solo para Cataluña, sino para el conjunto del país”, añadió el presidente del Gobierno, según fuentes presentes en el encuentro. Si la ciudadanía española no hubiera concluido que el PSOE es “capaz” de “resolver” la crisis territorial, ha añadido, los socialistas estarían hoy en la “oposición”. De ahí la actitud del PP, a ojos del jefe del Ejecutivo. “¿Cuál es la dificultad del PP? Que antes había un president de la Generalitat independentista y ahora no. ¿Y qué está diciendo ahora? Que Salvador Illa es más independentista que Carles Puigdemont. Entonces, a lo mejor el problema del PP no son los independentistas, sino nosotros”, concluyó Sánchez.

Tras esta reunión, el PSOE puso ya en marcha todo el proceso orgánico para el 41 Congreso Federal que celebrarán los días 29 y 30 de noviembre y 1 de diciembre en Sevilla. Han elegido la coordinación de la ponencia del congreso federal, el documento donde se plasmará la renovación ideológica y programática, a la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, la secretaria de Estudios y Programas, Idoia Mendía, y el presidente la Fundación Avanza, Manu Escudero. Por su parte, el comité organizador estará coordinado por el secretario de Organización, Santos Cerdán, y la vicesecretaria general y vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, como adjunta.