El futuro de la legislatura

El Gobierno planea aprobar la senda de déficit en diciembre y confía en un inminente cambio de actitud de Puigdemont

La Moncloa aguarda a los congresos de Junts y ERC para abordar a fondo la negociación de los Presupuestos

Los socialistas observan con preocupación el endurecimiento del discurso de Podemos ante las cuentas públicas

María Jesús Montero, este miércoles en los pasillos del Congreso.

María Jesús Montero, este miércoles en los pasillos del Congreso. / JOSÉ LUIS ROCA

El Gobierno no tiene ni mucho menos atada la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado del año que viene, la iniciativa de la que depende el futuro de la legislatura. Si saca adelante las cuentas públicas, Pedro Sánchez podrá agotar su mandato sin especiales problemas. Si no, será mucho más difícil, aunque en la Moncloa aseguran que resistirá pase lo que pase. Los principales colaboradores del jefe del Ejecutivo siguen apostando porque los Presupuestos acabarán entrando en vigor, aunque después del 1 de enero. Insisten en que tras los congresos de Junts y ERC, convocados para finales de octubre y noviembre, la situación cambiará. Pero reconocen que las conversaciones son muy incipientes, con pocas materias adelantadas, y que el ambiente entre los socios se encuentra “enrarecido”. Sobre todo, entre los situados a la izquierda del PSOE, con Podemos como elemento principal de desestabilización. 

De momento, el Gobierno espera al congreso que Junts celebrará en Calella (Barcelona) del viernes al domingo de esta misma semana. A raíz de la investidura de Salvador Illa y la decisión del Tribunal Supremo de no aplicar la amnistía a Carles Puigdemont, los posconvergentes han marcado mucha distancia en los últimos tiempos con los socialistas. Pero en la Moncloa confían en que cambien de actitud tras la cita orgánica, en la que Junts renovará su proyecto y elegirá previsiblemente al ‘expresident’ como nuevo líder, ya que en la actualidad no ostenta oficialmente ningún cargo.

Puigdemont, según el relato del Gobierno, no quería llegar en ningún caso al congreso de su partido con un pacto con el PSOE bajo el brazo. Pero después de la cita, continúan las mismas fuentes, puede acabar fructificando el diálogo, que nunca se ha interrumpido pese a los continuos choques, con las reuniones en Suiza cumpliéndose al ritmo de una al mes. “Todos los congresos suponen presión añadida. Condicionan mucho. Sobre todo en las expresiones públicas”, explica una ministra. 

El Ejecutivo aplica la misma receta a ERC, que celebrará su cónclave el 30 de noviembre, en paralelo al del PSOE. Los republicanos, a diferencia de los posconvergentes, se encuentran en plena lucha fratricida debido al enfrentamiento entre Oriol Junqueras y Marta Rovira. El Gobierno quiere también esperar aquí hasta que se resuelva el panorama interno. De momento, apenas hay contactos con los republicanos. “Van mal las conversaciones. Nos llaman poco”, admitió este miércoles Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso.  

Nombramientos en el Ejecutivo y el PSOE

Antes de abordar a fondo los Presupuestos, el Ejecutivo tiene que negociar la senda de déficit, paso previo a las cuentas públicas. Pero en el entorno de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguran que no conviene tener excesiva prisa. La idea con la que trabaja el Gobierno es presentar el techo de gasto y los objetivos de estabilidad y deuda en diciembre, una vez que republicanos y posconvergentes hayan despejado sus procesos internos. Entonces la situación en el PSOE y el Gobierno también será distinta. Los socialistas celebrarán su congreso en Sevilla del 29 de noviembre al 1 de diciembre, y Sánchez, según la versión más extendida en el partido, quiere hacer una renovación a fondo de la ejecutiva. 

Pero no solo eso. Por las mismas fechas, el presidente del Gobierno tendrá que nombrar al sustituto de Teresa Ribera, actual vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, que pasará a convertirse en la nueva vicepresidenta y comisaria de Competencia de la Comisión Europea. Son muchos los dirigentes socialistas que consideran, y así lo han trasladado en privado, que Sánchez debería aprovechar, hacer más cambios dentro del Ejecutivo y tomar impulso tras un verano y otoño marcado por los problemas con los tribunales y la falta de sintonía con Junts. 

Dos requisitos “imposibles”

Pero por el camino ha aparecido otro actor que amenaza con poner las cosas aún más difíciles al Gobierno. Podemos, cuyos cuatro diputados son imprescindibles para aprobar los Presupuestos (ya sea mediante el voto a favor o la abstención), ha puesto dos condiciones: romper relaciones diplomáticas con Israel y bajar por ley los alquileres un 40%. También ha anunciado una consulta sobre su decisión, dejando a la militancia del partido morado la última decisión, algo que dificulta la marcha atrás. 

“Tendrían que convocar una segunda consulta para revertirlo”, explica un miembro del Gobierno, que anticipa que los dos requisitos de Podemos resultan “imposibles” de aceptar. “Se equivocan en el diagnóstico -continúa el mismo interlocutor-. Intuyen que los Presupuestos pueden fracasar, así que están como los novios despechados: antes de que me dejes tú, te dejo yo. Pero nosotros seguimos creyendo que habrá Presupuestos. Y no contemplamos que todos los grupos que hicieron posible la investidura de Sánchez los apoyen y Podemos no”.