La historia del Puente de Alfonso XII: Un vínculo ferroviario entre Sevilla y Huelva

Enclavado en la ciudad de Sevilla, el Puente de Alfonso XII se alzó majestuosamente a lo largo del río Guadalquivir durante más de un siglo

Puente Alfonso XII Chapina / ECA

Puente Alfonso XII Chapina / ECA / José Manuel García Bautista

José Manuel García Bautista

Construido en 1880, este puente ferroviario se convirtió en un vínculo crucial entre Sevilla y Huelva, conectando dos importantes ciudades andaluzas y desempeñando un papel fundamental en el desarrollo económico y social de la región. A lo largo de su historia, el Puente de Alfonso XII ha sido testigo de cambios significativos en la infraestructura de transporte de España. En este artículo, exploraremos la fascinante historia de este icónico puente que dejó una huella imborrable en la historia de Sevilla.

El puente Alfonso XII fue usado para el enlace por vía férrea entre Sevilla y Huelva, inaugurado el 15 de marzo de 1880. Estaba ubicado a lo que hoy es la zona del puente del Cristo de la Expiración.

El nacimiento de una conexión vital

A finales del siglo XIX, el ferrocarril se convirtió en el medio de transporte más prometedor para impulsar el progreso y la comunicación en España. En ese contexto, se inició la construcción del Puente de Alfonso XII para unir las ciudades de Sevilla y Huelva.

El diseño tenía ciertas inspiraciones en las estructuras de Gustave Eiffel, reconocido mundialmente por su obra maestra, la Torre Eiffel en París; el Puente de Alfonso XII fue una muestra de la ingeniería avanzada de la época. La estructura metálica del puente, sostenida por pilares de hierro fundido, se elevaba con elegancia sobre el río. Su longitud total alcanzaba de orilla a orilla sobre el brazo del Guadalquivir.

Se trataba de una estructura metálica con uniones roblonadas y fue el segundo puente sobre el Guadalquivir a su paso por la ciudad de Sevilla.

Tras desviarse el cauce del río por la corta de Chapina, con el posterior aterramiento en 1948​ del río en dicha zona y la conversión del cauce histórico en una dársena, el puente carecía de sentido o utilidad, si bien es cierto que la pasarela siguió utilizándose hasta la apertura de la avenida Cristo de la Expiración en 1959.

Tras ello se aceptó su desguace y sustitución por otro puente que cumpliera su cometido adaptándose al entorno y las nuevas circunstancias urbanas de Sevilla.

El puente se convirtió en un símbolo de progreso y modernidad para Sevilla, permitiendo un acceso más rápido y eficiente a la ciudad portuaria de Huelva, rica en recursos minerales y agrícolas.

Durante décadas, el puente fue utilizado como una importante vía de ferrocarril, facilitando el transporte de mercancías y pasajeros entre Sevilla y Huelva. Este flujo constante de bienes y personas generó un crecimiento económico significativo en ambas ciudades y fortaleció su posición como centros comerciales clave en Andalucía.

Cambio de funciones y declive

A medida que avanzaba el siglo XX, el Puente de Alfonso XII fue perdiendo su relevancia como vía de ferrocarril debido al surgimiento de nuevas tecnologías de transporte y la modernización de las rutas existentes. En los años finales de la década de 1960, el tráfico ferroviario sobre el Puente de Alfonso XII disminuyó significativamente. La construcción de nuevas infraestructuras de transporte, como carreteras y autovías, así como la mejora de las comunicaciones por carretera, desplazó gradualmente el uso del ferrocarril como la principal forma de transporte de mercancías y pasajeros. Como resultado, el puente se vio afectado por una disminución en su actividad y comenzó a caer en un estado de deterioro.

Hoy sólo es un recuerdo fotográfico de la Sevilla que se fue dando paso a nuevos tiempos para la ciudad.