Economía

Aprender jugando con Lego

La academia Scuela emplea los famosos juguetes educativos y los videojuegos para motivar a los alumnos durante las clases.

el 11 may 2014 / 22:00 h.

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LegoUtilizando los juegos de construcción de Lego para medir ángulos o calcular las revoluciones por minuto, o con un taller de creación de videojuegos para que sus alumnos se sientan motivados, dos emprendedores han tratado de hacer más atractivas las clases del centro de estudios que acaban de abrir. El matrimonio formado por Jessica Sánchez, doctora en Filosofía de 33 años, y Antonio Guerrero, ingeniero informático de 40, montó hace dos meses la academia Scuela, dirigida a alumnos de Primaria, Secundaria y Bachillerato y en la que se abarcan todas las materias que los alumnos pueden cursar en sus centros escolares. Quisieron hacerlo desde el principio de forma que sus estudiantes «aprendiesen haciendo», aplicando la teoría a la práctica. «Así se retiene mejor», explica Sánchez, que es profesora sustituta interina en las facultades de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla. «Yo me dedico a la docencia y siempre había dado clases particulares para sacarme un dinerillo extra», cuenta la profesora para aclarar por qué decidieron poner en marcha el negocio, en el que Guerrero «aporta el lado más innovador con los talleres de robótica, electrónica y videojuegos, no sólo porque son acordes con su formación, sino porque somos concientes de la importancia de las nuevas tecnologías de la información (TIC) para los alumnos que se están formando ahora». 15732676La academia, que se encuentra en el municipio sevillano de Alcalá de Guadaíra, tiene como filosofía involucrar al alumno en todo el proceso del aprendizaje «haciendo de él un valor activo, con autonomía y capacidad crítica». Los profesores quieren ayudar a que busquen los conocimientos por sí mismos.Para ello se han basado en una línea de los conocidos juegos de construcción de Lego centrada en lo educativo, Lego Education, «que tiene incluso una liga de proyectos científicos» y que incluye máquinas, adecuadas incluso a edades muy tempranas, y en la que han basado su taller de robótica. «La idea es llevar a la práctica las habilidades curriculares que se ven en el aula, abordar así los problemas de Matemáticas o de Física aplicándolos para resolver obstáculos de forma entretenida», explican los docentes. También han iniciado un taller de programación de videojuegos mediante la plataforma Scratch, un sistema on line muy sencillo de utilizar, que permite programar «de una forma muy parecida a montar un puzle», seleccionando los elementos e insertándolos donde son necesarios. Es un programa gratuito y libre que cualquiera puede encontrar en internet, por lo que pueden seguir empleándolo en casa. «Es muy intuitivo para los niños, y tiene temas y personajes con los que se pueden contar historias». Se pueden insertar esos personajes en escenarios, animarlos y ponerles voz para que tengan diálogos, por lo que los niños son capaces de crear sus propias historias. También es posible insertar gráficos. El alumno que comenzó el curso, por ejemplo, empezó creando un laberinto y ahora se dispone a programar el famoso Pacman, el juego del comecocos y los fantasmitas. «Son juegos sencillos», aclara Guerrero, pero muy útiles para que los niños se suelten con los ordenadores porque, mientras trabajan, se divierten. «No sólo es un sistema de aprendizaje más atractivo, sino que mejora mucho la motivación porque ven que las cosas que estudian, y que en clase no ven para qué sirven, tienen una utilidad», explican sobre estos sistemas de enseñanza con los que buscan complementar la docencia que se imparte en los colegios. Junto a las clases de apoyo y recuperación de las asignaturas regladas, no le han quitado el ojo a la principal actividad de los chavales hoy en día, por lo que han incluido talleres especializados en redes sociales en los que la utilidad de Facebook, Twitter, Instagram o Linkedin se aborda según su uso: a los adultos, para que conozcan este tipo de herramientas, que por edad les son más ajenas; a los más pequeños, para instruirlos en consejos de uso y precauciones de seguridad, y en ambos casos, para que sepan que los menores no deberían acceder a las redes sociales sin supervisión de los adultos.

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