La reina Fabiola de Bélgica, fallecida hace una semana a los 86 años, ha sido despedida este viernes con un funeral de Estado en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas, que ha incluido guiños a su origen español como una Salve Rociera cantada por un coro de inmigrantes andaluces. A la ceremonia, retransmitida en directo por todas las cadenas de televisión belgas, han asistido más de un millar de invitados, entre representantes de toda la realeza europea y personas anónimas. El féretro blanco de la soberana, cubierto parcialmente por una bandera de Bélgica, ha reposado sobre el suelo de la catedral durante toda la ceremonia oficiada por el cardenal Godfried, por expreso deseo de la fallecida para mostrar humildad y como símbolo del regreso a la tierra. Los reyes Felipe y Matilde de Bélgica, acompañados por sus cuatro hijos, han encabezado el cortejo fúnebre que, bajo la lluvia, ha acompañado los restos mortales de la que fue reina hasta la catedral de Bruselas desde el Palacio Real, en torno a las 10:00 horas. Los reyes Alberto y Paola, padres del monarca reinante, también han integrado el cortejo, escoltado por 130 carabineros a caballo de la Guardia Real.
