Los caminos del Sevilla y de José Antonio Camacho vuelven a cruzarse casi doce años después de su destitución como entrenador del conjunto nervionense. El próximo domingo, Camacho se sentará en el banquillo del Sánchez Pizjuán, donde el recuerdo de su paso no es precisamente el mejor.

El técnico de Cieza llegó para dirigir al equipo en la temporada 1996/97, fichado por el entonces presidente, José María González de Caldas, dispuesto a hacer olvidar las penurias vividas meses antes con el portugués Toni Oliveira y el uruguayo Víctor Espárrago, sustituto del luso y encargado a la postre de evitar el descenso a Segunda División.

Camacho llegó aclamado, pero su paso por el Sevilla no pudo ser más decepcionante. Cinco victorias, tres empates y trece derrotas -ocho en casa- fue su bagaje y, con el equipo ocupando el farolillo rojo, acabó por desesperar al consejo de administración. "Con otro entrenador, el Sevilla habría ganado seguro", llegó a decir el técnico después de ver cómo el Sevilla iba ganando a la Real Sociedad por 2-0 en el minuto 84 y terminaba perdiendo (2-3).

Atrás dejó una pretemporada que había ilusionado mucho a la afición y, sobre todo, una millonaria inversión en fichajes (Almeyda, Prosinecki, Hibic, Tsartas, Ramis, Marinakis, Aranalde, Gómez, Onésimo, Mornar, Colusso). Pese a los posteriores intentos de Julián Rubio por reconducir la delicada situación, el Sevilla acabó bajando a Segunda.

Ahora, casi doce años después de aquel 4 de febrero de 1997, su último día en el club, Camacho regresa al Sánchez Pizjuán, esta vez como técnico de Osasuna. Nunca hasta ahora lo había hecho, y habrá que ver cómo le recibe el sevillismo, que nunca ha olvidado su paso por la entidad.

Por si fuera poco, el encuentro llega marcado también por el recuerdo del último entre ambos equipos. Un gol de penalti de Luis Fabiano en el minuto 90 derrotó a Osasuna, entonces dirigido por Ziganda, protagonista de un intenso partido que Iturralde nunca supo llevar. El colegiado mostró trece cartulinas, nueve de ellas a los navarros, expulsando a Josetxo y Javi García por doble amonestación. Pero no quedó ahí la cosa. Tras el pitido final, algunos jugadores comenzaron a decirse de todo sobre el césped. Adriano incluso llegó a lanzar el agua de una botella sobre Azpilicueta, lo que provocó una trifulca con Goikoetxea, uno de los técnicos visitantes. Lo mejor es que todo se haya olvidado ya.