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El anciano que mató a su mujer dice que lo hizo para 'no dejarla sola'

Quería quitarse la vida y le daba pena dejar a su mujer, de 86 años, "sola en la vida". Por eso la mató, asestándole varias puñaladas en el cuello "para que muriera pronto y no sufriera". Así se explicaba ayer ante un jurado popular el anciano acusado de asesinar a su esposa en Utrera.

el 15 sep 2009 / 22:07 h.

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Quería quitarse la vida y le daba pena dejar a su mujer, de 86 años, "sola en la vida". Por eso la mató, asestándole varias puñaladas en el cuello "para que muriera pronto y no sufriera". Así se explicaba ayer ante un jurado popular el anciano acusado de asesinar a su esposa en Utrera. Su defensa asegura que en ese momento no sabía lo que hacía.

"Lo decidí tres o cuatro días antes", dijo Antonio, de 81 años, sin embargo, pese a que llevaba la navaja guardada en el bolsillo le "faltó valor". Al final, la noche del 4 de mayo de 2007 se decidió, y cuando él y su esposa, Consuelo, estaban viendo la televisión, le asestó una puñalada, a la que le siguieron otras 19, para "que muriera pronto y sin sufrir". Ella "estaba recostada en el sofá, con la cabeza apoyada en el brazo" y él en el sillón contiguo. "Lo único que tenía descubierto era el cuello" y fue allí donde le clavó la navaja, que guardaban en un cajón de la cocina.

Antonio aseguró ayer que él no quería hacerlo, pero fue "la depresión la que me obligó". De hecho, dijo que su intención era quitarse la vida, pero no quería dejar a su mujer "mayor y enferma, sola en la vida". Por eso tomó la decisión de matarla. Una idea que le surgió cuando estuvo malo en una de las depresiones que sufría: "estaba acostado y ella me pedía llorando que no la dejara sola". Por eso la mató, aunque luego él se entregó. "Pensé que ahora para qué me iba a quitar la vida, cuando debí hacerlo hace 50 años", explicó, tras lo que afirmó que su mujer "está mejor ahora" y que a él lo que le queda "es arrastrarme por las cárceles y luego en los asilos, porque no quiero ser un estorbo para nadie".

Muy tranquilo, el acusado fue relatando cómo mató a la que fue su esposa durante más de 40 años, y con la que no tuvo ningún hijo. Su templanza sólo la perdió cuando fue preguntado por su letrado por su pasado tortuoso. "Mi padre le pegaba a mi madre con la correa y a mi hermano cuando venía borracho", dijo Antonio entre lágrimas, mientras se lamentaba haber vivido "esta asquerosa vida, llena de enfermedades", a la que nunca amó. Por ello, su abogado en su escrito de defensa pide para él la absolución, por la "eximente completa de enajenación mental transitoria".

De hecho, el letrado inició el juicio pidiendo a los miembros del jurado (siete mujeres y cuatro hombres) que "no miren a Antonio como un monstruo asesino, porque nunca lo ha sido y nunca lo será". Así, dijo que "siempre ha sido buena persona" y que en Utrera "todos hablan de él como una persona servicial, en especial en el Colegio Salesiano", donde trabajó de portero. El juicio continúa hoy con las declaraciones de los guardias civiles que fueron al piso y varios testigos.

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