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El retrato de Dorian Gray

A menudo ocurre que un libro que nos gustó hace muchos años, se nos cae de las manos cuando volvemos a leerlo. No ha sido éste el caso de El retrato de Dorian Gray.

el 15 sep 2009 / 20:27 h.

A menudo ocurre que un libro que nos gustó hace muchos años, se nos cae de las manos cuando volvemos a leerlo. No ha sido éste el caso de El retrato de Dorian Gray; antes al contrario, en esta ocasión la novela de Oscar Wilde nos ha entusiasmado aún más si cabe, en gran parte debido a la excelente edición que acaba de publicar Galaxia Gutemberg, exquisitamente ilustrada por los artistas MP & MP Rosado.

Wilde es el arquetipo del decadentismo de finales del siglo XIX. En la Inglaterra victoriana de entonces, se propuso llevar a cabo una profunda renovación estética en torno a un principio fundamental: la búsqueda de la belleza es un fin en sí mismo, y es ajena a todo tipo de valores. El arte no tiene nada que ver con la moral: la única moral que vale es la del amor al arte. La búsqueda de la belleza es el verdadero secreto de la vida, dirá Dorian Gray. Extravagante, ingenioso, desenfrenado, elegante, snob, Wilde fue fiel a su compromiso esteticista no sólo en su obra, sino también en su vida. André Gide contaba que, cierta vez, Wilde le confesó que había puesto su genio en su vida y sólo su talento en la obra.

La novela discurre por los caminos de la conversación, más que por los de la acción, a través de unos deliciosos diálogos salpicados de ingeniosas observaciones. Sin duda, los tres personajes principales poseen, todos ellos, un poco de la delicada distinción de Oscar Wilde.

Dentro del tono de elegancia general de la novela, los hermanos Rosado aportan un inusual toque de extrañeza que engrandece el sentido estético de la obra. Esto se hace evidente ya desde el primer dibujo, en el que las sombras de unos pájaros que revolotean se proyectan sobre unas cortinas, produciendo un efecto japonés que, en manos de los MP&MP, acaba por turbarnos. El lector queda atrapado por las ilustraciones, que nos abren a una inquietante realidad que subyace, oculta, tras las sugerentes imágenes, y nos asoman al mundo personal de los artistas, a sus referentes estéticos y a su particular indagación sobre la identidad. Una joya.

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