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El Sevilla no aprovecha el gran regalo de Lotina

De tener el pase a cuartos de final en la mano a verse obligado a jugarse su futuro en la Copa del Rey el próximo miércoles en Riazor. El Sevilla pudo golear y al final se marchó del campo con cara de tonto. Pocas veces un adversario le pondrá las cosas más fáciles que el Deportivo ayer. Foto: EFE

el 15 sep 2009 / 20:51 h.

De tener el pase a cuartos de final en la mano a verse obligado a jugarse su futuro en la Copa del Rey el próximo miércoles en Riazor. El Sevilla pudo golear y al final se marchó del campo con cara de tonto. Pocas veces un adversario le pondrá las cosas más fáciles que el Deportivo ayer.

Si ante Osasuna se vio la peor cara del equipo de Manolo Jiménez, esta vez su imagen, quizá también por el cambio de actitud que pide su técnico, fue distinta. Mejoró, pero no lo suficiente como para sentenciar la eliminatoria. Y lo más sangrante de todo es que no tuvo adversario. Miguel Ángel Lotina dejó claro que para él la Liga y la UEFA son prioritarias. Por eso, sacó un once plagado de suplentes, que al principio dieron la cara, luego se durmieron y al final se despertaron con los cambios. El Sevilla, prácticamente con su equipo de gala, se comió al Dépor en el primer tiempo y en buena parte del segundo. Le marcó dos goles, perdonó varios... y un chispazo de Omar Bravo le dejó compuesto y sin el pase.

En cuestión de nueve minutos, los que van del 31 al 40, el equipo de Jiménez, sobre cuyo futuro dirá mucho el desenlace de esta eliminatoria, la encarriló. Luis Fabiano, de falta directa que se traga la barrera, mal puesta y abierta, adelantó a los nervionenses. El brasileño volvió y se dejó notar. Formó pareja de ataque con Kanouté. Hasta entonces, el Dépor daba la cara e incluso estuvo a punto de marcar, pero la intervención de Palop tras un chut de Colotto, en una falta rechazada por la zaga, fue clave (16').

Desde ese momento, el Sevilla fue muy superior. Imprimió un alto ritmo al juego que los de Lotina sólo frenaron a base de faltas. Media defensa coruñesa se cargaba de tarjetas mientras Jesús Navas y Diego Capel se convertían en una auténtica pesadilla.

La pena para los nervionenses es que se fueron al descanso ganando tan sólo por 2-0. Luis Fabiano y Capel tuvieron la oportunidad de dejar vista para sentencia esta ronda. Era un partido para ganar por cuatro o cinco a cero. Y claro, la máxima es "quien perdona, lo paga". También perdonó Maresca, de forma increíble ante Fabricio después de que Crespo tirase una internada en solitario disparando al cuerpo del portero, cediese el balón rechazado al italiano y éste rematara a las nubes. Ver para creer.

Y el Dépor sí que no perdonó. En su afán de buscar el 3-0, el Sevilla comenzaba a dejar distancias entre líneas y Omar Bravo, que salió en la segunda parte, marcó el 2-1 rematando a placer un pase de De Guzmán, tras una buena jugada en la que no se defendió con la intensidad necesaria.

A la desesperada. Si el frío heló a los aficionados durante toda la noche, el gol del Dépor fue aún peor. De ver el pase a cuartos en la mano a tener que jugárselo en la vuelta. Todo un varapalo, porque ocasiones como ésta... pocas. Adriano, que entró sustituyendo a Capel, pudo enmendar la plana en los compases finales, pero se topó con la mala suerte: primero, tras un disparo en el área que salió fuera por poco y, luego, con una acción similar en la que disparó al larguero. Dentro de una semana se sabrá quién pasa y qué ocurre con Jiménez.

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