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Gran oda sevillista a la impotencia ante el Sporting

El Sevilla dejó pasar ayer, otra vez, una gran oportunidad para abrir hueco con sus rivales en la pelea por la Liga de Campeones. Y lo hizo cayendo en Gijón ante un equipo que jugó con un futbolista menos durante más de 60 minutos. Centrados en la Copa o no, oportunidades como las de ayer no se deben dejar pasar. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 22:02 h.

Álvaro ramírez. Enviado especial

El Sevilla dejó pasar ayer, otra vez, una gran oportunidad para abrir hueco con sus rivales en la pelea por la Liga de Campeones. Y lo hizo cayendo en Gijón ante un equipo que jugó con un futbolista menos durante más de 60 minutos. Centrados en la Copa o no, oportunidades como las de ayer no se deben dejar pasar.

Segunda derrota consecutiva del Sevilla en la Liga y, por segunda vez, ante un equipo que jugó con un jugador menos durante gran parte del encuentro. Como la anterior jornada ante el Racing, el equipo de Jiménez no pudo ni supo superar a un Sporting con diez jugadores desde el minuto 27 por la expulsión de Canella. Lo intentó de todas formas, eso es cierto, pero además de voluntad a este equipo hay que pedirle acierto.

Y ayer, ante un equipo igual o más cansado (por lo que la acumulación de partidos no es excusa), no lo tuvo. La consecuencia es que por segunda semana consecutiva ha dejado pasar la oportunidad de abrir una brecha realmente valiosa con sus perseguidores en la tabla. Ahora toca la Copa, pero en una lucha tan encarnizada como la liguera no se debe ir perdonando vidas como lo volvió hacer ayer este Sevilla.

El partido pronto evidenció que la intención con la que salió el equipo hispalense al terreno de juego no iba a ser válida. Los dos equipos venían de una semana intensa, con sendos partidos de Copa, pero el equipo asturiano puso toda la carne en el asador desde el inicio. Ritmo, velocidad e intensidad que desarbolaron el entramado que había preparado Jiménez en el centro del campo, con Fazio por delante de la defensa y Duscher y Romaric más adelantados.

El problema fue que el argentino, encargado de tapar la zona ancha, perdió el sitio una y otra vez y evidenció una alarmante falta de ritmo. A eso se le añadió el desajuste de la zaga nervionense, sobre todo en el flanco derecho. Resultado, en los primeros minutos el Sporting se comió al equipo sevillista, disfrutó de un penalti, que Palop detuvo a Bilic, y marcó por medio de Diego Castro (16'). Ni David Prieto cerró bien el pase de Carmelo ni Crespo marcó como debía al rematador. Pudo incluso el conjunto astur cerrar el choque en otra ocasión de Bilic, que volvió a errar ante Palop (22').

Giro al partido. Del ataque sevillista no se tenían noticias, y de hecho Chevantón no se acercó a verle la cara a Lafuente hasta el cuarto de hora final de la primera mitad, cuando ya el conjunto andaluz contaba con un jugador más tras la expulsión de Canella por entrada por detrás a Capel (27'). El de Albox desesperó tanto a los zagueros locales como a la grada, que la tomó con él. El partido, si no en el marcador, sí había cambiado en el terreno denjuego, donde ya mandaban los de Jiménez gracias a la superioridad. La pena para el Sevilla fue que Chevantón, en una gran acción individual, perdonó por dos veces ante Lafuente al filo del descanso (44').

La segunda parte del Sevilla, en la que Jiménez quemó sus naves (sacó a Kanouté, luego a Acosta y a Renato) fue una oda a la impotencia. De todas las maneras posibles lo intentó el equipo andaluz. Por alto, por bajo, en rebotes, en balones largos, pero ayer la luz de la efectividad estuvo apagada. Ante un Sporting batallador hasta la extenuación, poca creatividad opuso el Sevilla, que con todo disfrutó de varias ocasiones (Kanouté y Navas por partida doble, Acosta).

Conforme pasaban los minutos los de Jiménez iban perdiendo frescura y claridad y los asturianos iban ganando en ánimo y en resistencia. Tanto es así, que de unos primeros minutos de constante peligro en el área de Lafuente, se pasó a un final intenso pero más cómodo para los locales. Lo dicho, impotencia.

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