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La Hermandad de Consolación de Utrera prevé eliminar la procesión del 1 de mayo

La hermandad de la patrona utrerana apuesta por recuperar la salida procesional en su festividad, el 8 de septiembre

el 10 feb 2015 / 12:00 h.

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bin_33960396_con_16713094El hermano mayor de la hermandad de la Virgen de Consolación, Salvador de Quinta, abrió el pasado julio la puerta a eliminar la procesión anual del 1 de mayo, que se viene desarrollando desde hace 50 años en recuerdo de su coronación canónica, que tuvo lugar aquella jornada de 1964. En su lugar, planteaba la opción de recuperar la celebración el 8 de septiembre, coincidiendo con su festividad. Precisamente, en torno a esta idea está trabajando la corporación mariana, que pretende lograr la modificación de sus reglas a lo largo de este año, antes de la celebración de los comicios que elegirán a la nueva junta de gobierno. La propuesta de la hermandad sería que dichos cambios se llevaran a efecto a partir del próximo 2016. Así las cosas, el 1 de mayo se dejaría para celebrar una función religiosa como recuerdo de la coronación, y la organización de un besamanos a la imagen de la Virgen de Consolación. Mientras, la procesión del 8 de septiembre sería anual –estudiando el formato y el lugar por el que debe desarrollarse–, la hermandad propone que se establezca un periodo de tiempo concreto en el que la cita de primavera sea especial, con la visita de la patrona de Utrera al centro de la ciudad. De esta forma, se pretende poner en valor más aún si cabe el principal día del año en torno a 'la del barquito en la mano'. Con ello se recuperará la salida de la Virgen en una jornada que siempre ha sido destacada en la cinco veces centenaria devoción a Consolación. «Nuestra intención era que en este 2015 ya se hubiera hecho efectiva la propuesta, pero no hay tiempo suficiente para que todo el proceso necesario se vea culminado antes del 1 de mayo», explica el hermano mayor. Y es que, una vez que se reelaboren las nuevas reglas, deberán ser refrendadas por la junta general de hermanos, en la celebración de un cabildo extraordinario; así como por el propio Arzobispado.

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