El movimiento anti Bolonia trae de cabeza a las Universidades. No sólo por los encierros que está protagonizando sino porque su mensaje empieza a calar en las aulas universitarias y en las de Bachillerato. La Olavide ayer y la Hispalense la semana que viene organizan jornadas con los institutos para enderezar el mensaje.

"Sobre el Plan Bolonia sé poco. Que ya no va a haber titulaciones sino grados, y poco más, la verdad". Esta sentencia resumía ayer de forma más gráfica que empírica el grado de desinformación que hay en torno a la reforma universitaria que entrará en vigor el curso próximo. Un centenar de institutos de Sevilla y provincia acudieron ayer a la cita convocada por la Universidad Pablo de Olavide con el objetivo de darles a conocer de primera mano en qué va a consistir el cambio. La Universidad de Sevilla hará lo propio la próxima semana.

Aunque ninguna voz oficial lo reconozca en público, la realidad es que las instancias académicas no ocultan ya que el mensaje y las protestas de los grupos contrarios a Bolonia empiezan a calar en la sociedad y en estratos muy sensibles para las Universidades, como es el caso de la cantera de Bachillerato.

A los entrenadores de esos futuros universitarios se dirigió ayer la Universidad Pablo de Olavide a través de una jornada informativa en la que los responsables y orientadores de un centenar de institutos sevillanos recibieron información sobre los nuevos planes de estudios de la Olavide, así como una charla del vicerrector de Docencia de dicha universidad, Juan Manuel Cortés Copete.

¿Privada o pública? El primer mensaje a dar en la jornada informativa fue claro: "El cambio es beneficioso. Lo necesitábamos. Llevamos trabajando en pruebas piloto cinco años. No hay motivo para la inquietud. Estamos preparados y seguros de nuestra capacidad para afrontar este cambio".

El segundo punto a aclarar: "La empresa para la Universidad es una aliada. Ni son nuestros dueños ni nos van a hacer una OPA". Juan Manuel Cortés Copete entraba así de lleno en una de las cuestiones que más ampollas ha levantado: la "privatización" de la enseñanza universitaria, punta de lanza del movimiento anti Bolonia.

Frente a estas críticas, la Universidad resaltó los beneficios del Espacio Europeo de Educación Superior: una formación en competencias, en la que no se pierda el espíritu crítico y a precios públicos.

Mientras en la Universidad Pablo de Olavide se intentaba arrojar luz sobre las sombras de la reforma universitaria, en el Consejo de Gobierno de la Hispalense se aprobaron otros seis nuevos planes de estudios para implantarlos el próximo curso -los de Química, Farmacia, Historia, Historia del Arte y Geografía y Gestión del Territorio, que se suman a los 19 ya aprobados en noviembre- con el telón de fondo de más encierros de protesta en las facultades de Comunicación, Filología, Magisterio... Los estudiantes universitarios reclaman (como en su momento pasó con la Ley Orgánica de Universidades promovida por el Partido Popular) la "derogación" del proceso de Bolonia y un periodo de debate sobre el modelo de la Universidad del futuro. La declaración de Bolonia se aprobó en 1999.