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Las aristas del rascacielos

Iba a ser un debate sobre el rascacielos de Cajasol, pero la mesa redonda organizada en la Escuela de Arquitectura se convirtió en una exposición de argumentos para no levantar la torre: la falta de rentabilidad, su tinte "político y propagandístico", el impacto en el paisaje, su insostenibilidad...

el 15 sep 2009 / 21:14 h.

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Iba a ser un debate sobre el rascacielos de Cajasol, pero la mesa redonda organizada en la Escuela de Arquitectura se convirtió en una exposición de argumentos para no levantar la torre: la falta de rentabilidad, su tinte "político y propagandístico", el impacto en el paisaje, su insostenibilidad...

El rascacielos que pretende levantar Cajasol en la Cartuja, diseñado por el arquitecto César Pelli, estaba en el centro de la diana y los dardos dieron de lleno en Cajasol y en el propio alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE). Los ponentes de la mesa organizada por Arquitectura y Compromiso Social coincidieron en que al proyecto no le salen las cuentas y sólo es fruto de una apuesta política que, de paso, reportará a la entidad financiera una imagen de modernidad. ¿Pero qué aportará a la ciudad?

Visión urbanística. Jorge Benavides, profesor de la Escuela de Arquitectura y miembro de Icomos -el organismo asesor de la Unesco en materia de Patrimonio que ha advertido que la Catedral, el Archivo de Indias y el Alcázar podrían perder el título de Patrimonio de la Humanidad si se construye el rascacielos- hizo un ejercicio de crítica constructiva y lanzó dos propuestas: la primera, que la torre se levante junto al Estadio de la Cartuja (con un hotel y el Alamillo al lado).

Así, dijo, se descongestionaría el cuello de botella del puente de Chapina, se liberaría la presión inmobiliaria del entorno de la Giralda y se evitarían los riesgos de contaminación visual. Su segunda propuesta fue que Cultura pida ya la declaración de Patrimonio de la Humanidad para todo el Centro histórico, como ya hizo Córdoba.

Además, Benavides lanzó dardos bien dirigidos: "Ni Fustegueras (el redactor del PGOU) ni el Gerente de Urbanismo han hecho públicas las razones para otorgar la desmesurada edificabilidad a la parcela de Cajasol y haberle negado una un 50% menor en la misma parcela a Boffil. Tampoco Bernardo Bueno, delegado de Cultura, ha explicado por qué no aprobó el proyecto de Boffil con un torre de 80 metros porque perjudicaba el Conjunto Histórico y se ha abstenido sobre la torre de Pelli de 178 metros. Por su parte, la Universidad tampoco ha colaborado en formar la opinión pública, seguramente debido a sus vinculaciones con los bancos".

Versión económica. Luis Andrés Zambrana, profesor de la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla puso en duda que el proyecto genere empleo y rentabilidad económica. A su juicio, sólo se justifica por el intento de Cajasol de dejar atrás su imagen de caja de ahorros tradicional. "Todas las ciudades que quieren competir globalmente necesitan un símbolo de ciudad moderna, de ahí las torres de Madrid y Barcelona", todas de multinacionales o entidades financieras.

Mirada ecologista. Fernando Sancho Royo, profesor de la Facultad de Biología de la Hispalense, propuso hacerle la prueba de la sostenibilidad al rascacielos. No aprobó. A su juicio, el edificio no es necesario porque no hay demanda de oficinas, no se ha consultado a la ciudadanía, "agudiza hasta la exasperación el problema del tráfico" y no sigue el modelo sostenible, por ejemplo, del centro de Abengoa en Palmas Altas. En su opinión, Cajasol obra, por "autobombo", "como en el medievo" para mostrar su "poderío".

Ante tanta crítica, un alumno de Arquitectura echó en falta que en la "mesa camilla" hubiese una voz defensora de la torre de César Pelli. "La parte contraria no se presenta", le contestó Benavides, que cuestionó que las encuestas en internet desvelen un apoyo mayoritario al rascacielos. Eso sí, hay quien reconoció, "con preocupación", que en su clase gana el sí a la torre, que parece contar con el respaldo de los más jóvenes.

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