Primero fue en el Pumarejo, luego en San Bernardo y ahora en Nervión, en concreto en la calle Padre Méndez Casariego. Allí los pocos inquilinos que habitan el edificio Pinillos conviven desde hace unos meses con un grupo de okupas. Aseguran que el trasiego en los pisos es "constante" por las noches "con bicicletas y perros ladrando en el portal".
Entre las calles Padre Méndez Casariego, Luis Cadarso y Júpiter, en el barrio de Nervión, se alza un manzana de pisos con un patio común interior con garajes de renta antigua donde tienen su negocio media docena de chapistas, mecánicos y demás negocios de reparación de vehículos de motor. Vicente Murillo, responsable de uno de los talleres, explica que desde hace unos meses se han atisbado en la zona los primeros okupas "en pisos y garajes".
Llegaron en verano, relatan los vecinos. Los primeros se instalaron en el número 13 de Luis Cadarso. "No pedían permiso para entrar. Y, la verdad, nosotros no somos propietarios de los inmuebles que tomaban".
"Con total impunidad", dicen, fueron poblando varios pisos de este lado de la manzana que administra la entidad Castilla Moreno. La propietaria tapió las puertas y ventanas para intentar echarlos, aunque no lo lograron. Y es que según denuncian los residentes no se han marchado del barrio sino que se han mudado a otras viviendas: al número 15 y 17 de la calle Padre Méndez Casariego, justo frente al instituto de las Hermanas Trinitarias.
La comunidad escolar del centro se muestra "intranquila" ante esta nueva situación, si bien matiza que, "de momento, no son gente conflictiva", aunque insisten en que por las noches se escuchan "muchos ruidos" que les quitan el sueño: "¿Qué estarán haciendo a esas horas"?", se preguntan los vecinos del entorno.
Critican "el vacío legal" que hay para actuar contra este tipo de personas y piden al Ayuntamiento que intervenga. "No se puede hacer nada contra ellos. Entran en un edificio vacío y viven sin pagar alquiler n luz ni agua", protestan. Su temor pasa ahora por que el edificio tenga "un efecto llamada" sobre este colectivo y termine concentrando a un gran número de okupas. De momento, no llegan a diez.
La intervención de la propiedad para ahuyentar a los okupas -tapiando algunas de las puertas y ventanas- ha obtenido una respuesta inmediata de los okupas. Sobre los muros de ladrillo se pueden leer las siguientes consignas: "Tapias no. Ladrillos como cadenas. La riqueza ahoga. Si fuese por Tempa (propietaria) aquí no habría vecinos". Este periódico ha intentado ponerse en contacto con los propietarios del edificio sin obtener respuesta.