Los políticos suelen dedicar muchas energías a buscar la forma de ganar las elecciones más que a otras cosas de mayor utilidad. Tengo alta consideración hacia la actividad política y como he estado mucho tiempo en los escaños de la oposición, a quien los ocupa les tengo simpatía. Pero, la verdad, la tarea es menos grata que la de gobernar. Estar todo el tiempo con el NO o con el látigo acaba por frustrar al más correoso. Salvo las excepciones de las que he hablado aquí hace poco.

Pero uno de los errores de los que no hay forma de sacar a un político es de la creencia de que con la televisión se ganan elecciones. Por más que los teóricos desde Klapper a Wolton hayan dejado claro que la televisión no opera más que como un factor de refuerzo de convicciones electorales previas y que, todo lo más, sirve para combatir la abstención, no hay forma de convencer a la clase política de estas cosas.

Eso les lleva a muchos cuando la controlan a medir sus efectos favorables por los minutos de aparición en ella y a los que no, a quejarse de que salen poco. Alguna vez que me han preguntado por la cuestión he aconsejado. Si yo fuera vosotros sacaría a algún adversario especialmente pesado, constantemente, porque la duda sobre su valía quedará despejada a poco que la gente le vea. Por cierto, la gente no suele escuchar a los políticos, salvo excepciones, solamente les ve y la sobreexposición acaba por quemar.

Pero la TV es un servicio público ya imprescindible para comunicarse con los ciudadanos. Tengo mis dudas de que sea un negocio pero lo que no cabe duda es que es un servicio como el autobús? y no digamos, como el Metro.

Los sevillanos estrenan ayer y hoy ambos servicios de comunicación y transporte. Lo único que cabría objetar a los políticos es la tardanza en ponerla en marcha. Pero eso no se les puede achacar a los que ayer y hoy entregan a sus conciudadanos dos grandes instrumentos que sitúan a Sevilla en claves de modernidad y de confort ciudadano. La gente vivirá mejor. No se sabe si esto influirá en el voto sevillano. Pero lo que sí está claro es que ambos servicios llevan la firma, entre otros, de Monteseirín. Se merecen un respeto.

Abogado

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