De todos los proyectos que Javier Núñez

ha emprendido en su carrera, es el último de ellos, en cuya promoción ahora se vuelca, el más personal de todos. Y es así porque con él se cumple uno de los anhelos musicales que acariciaba ya durante su formación. «En mi época de estudiante en Holanda me dediqué a profundizar en la música napolitana para tecla», recuerda. Ya entonces sabía que algún día aquella pasión encontraría correlato en un proyecto que poder compartir con el público. Javier Núñez / J. M. PaisanoEl momento ha llegado. El sello Cantus

–que coordina José Carlos Cabello– acaba de publicar À modo Italiano, un álbum que compila casi una veintena de piezas de los siglos XVIy XVII con una marcada filiación geográfica, la que indica el propio título del disco. «En los últimos 15 años se ha ido grabando mucha música del renacimiento y el barroco napolitano, veía cómo otros músicos iban plasmando en disco unas ideas que también eran las mías, así que no quise demorarme más, y aquí está mi propuesta», explica.«He intentado enfocarlo desde otro punto de vista, proponiendo al oyente un viaje sonoro en el que se relacionan compositores y escuelas», añade. Desfilan ante nuestros oídos las músicas de Luzzaschi, Pasquini, Trabaci, Valente y Storace, entre otros. Un «mosaico de obras muy seleccionado» en las que el clave solo dialoga, en ocasiones, con otros instrumentos, como el colascione de Fahmi Alqhai, el arpa doppia de Sara Agueda y las refinadas percusiones de Pedro Estevan. «Vi que funcionaba muy bien incluir más colores en el disco. Además, mi ideal sonoro era poder contar con un arpa, como así ha podido ser», dice. Tan orgulloso está del resultado que Núñez plantea extender la reunión y poner en marcha un conjunto con los referidos instrumentos.

Por el momento, en lo que respecta a la música napolitana, el músico piensa escribir un punto y aparte. «Tengo otros proyectos en mente, como uno sobre la música alemana anterior a Bach», adelanta. Presentar À modo Italiano en directo tampoco es una empresa fácil, especialmente porque el disco ha sido grabado en un «instrumento específico italiano que tiene teclas preparadas para ejecutar este repertorio y no otro», lo que conllevaría desplazar el clave a donde correspondiera.

Volcado en su carrera de concertista, el clavecinista, que reside en Sevilla, se muestra orgulloso cuando se le incluye, con justicia, en la sobresaliente generación joven que ha dado alas al género y ha despertado pasiones por la música antigua. Sin embargo, la vida concertística de un intérprete como él no es sencilla. «Conseguir recitales es complicado porque todavía el clave tiene cierta fama de instrumento arduo», comenta. Aunque no actuará como solista, Núñez tiene proyectos a corto plazo con Accademia del Piaccere (con quienes tocará en el inminente Festival de Música Antigua de Úbeda y en el Auditorio Nacional de Madrid) y también hará el quinto de los Brandenburgo con la Orquesta Ciudad de Granada. No se arredra, en fin, en la coincidencia con instrumentos modernos, uniéndose al violonchelista Asier Polo en un programa a dúo.

Junto al suyo, nombres como los de Yago Mahúgo, Alberto Martínez Molina y Diego Ares confirman la pujanza y futuro del gran instrumento de tecla barroco. «Lejos de ver a mis compañeros como competencia, me siento orgulloso de ellos, cada uno luchamos por este instrumento, muchas veces abordándolo desde estilos y ópticas diferentes. Al fin y al cabo lo que todos pretendemos es que el clave sea cada vez más conocido y que su repertorio se interprete con el máximo nivel», asegura.