Tras sus estancias profesionales en países como Estados Unidos, Francia, Suiza o Cuba, Cayetano Gómez Fernández, uno de los socios y creadores de la exitosa Puratasca, ha traido a Sevilla una novedosa forma de ofrecer cocina de calidad que ya existía en otros paises, es el concepto de camiones de comida rápida de calidad, algo que tiene su antecedente en los puestos callejeros de venta de comida de los países asiáticos de Oriente. El concepto moderno nace en Canadá hace seis o siete años, de allí pasa a la costa Este estadounidense, luego a la Oeste y después a otros países del mundo.
En España la venta ambulante está muy regulada y en casi todos los municipios está prohibida en itinerancia, a ello hay que añadir las diversas reglamentaciones autonómicas y municipales y, en el caso concreto de Sevilla y la venta de comida, la prohibición de estar a menos de 200 metros de cualquier establecimiento de hostelería. Con todo, Lacayejera ha encontrado unas magníficas ubicaciones donde disfrutar de una especie de pic nic con una cocina de alta calidad a nuestra disposición.
El camión donde se ubica Lacayejeraría (Cayetano/callejera) tiene una completísima cocina que ya quisieran para sí algunos bares/restaurantes, perfectamente equipada. Para los clientes montan unos coquetos veladores y, si se quiere quedar uno de pie, unas originales mesas altas que no son ni más ni menos que tablas de planchar. Toda la vajilla y cubertería es desechable y biodegradable, con platos compostables como los de pasta de arroz o los de hojas de palma, que además tienen una presencia imponente.
En cuanto a la pizarra de platos, nada que ver con cualquier tipo de venta ambulante de comida rápida que hayamos conocido hasta ahora, aquí se trata de cocina de calidad, con hasta nueve o diez propuestas y una o dos tapas del día. Tapas con productos frescos que van cambiando según la temporada. Así, por ejemplo, ahora podemos disfrutar de una suculenta Crema de calabaza Thai (4,00 euros), con el toque oriental tan habitual en la cocina de Puratasca que suele jugar con el contraste dulce/salado, en este caso con una pizca de picante que resalta el sabor de una crema de magnífica textura y sabor. También de temporada es el Guiso de Níscalos (6,50 euros), que va sobre una fina crema de patatas con una nota trufada y prefectamente condimentados.
Éxitos ya de la carta de Lacayejera son su Kebab de cerdo asado con crema de queso (5,50 euros), su Asian Burrito (8,00 euros) con frijoles, bacon, salsa siracha, salsa de tomate, arroz y cerdo asado a baja temperatura más su ingrediente secreto, una tapa para compartir o para los que de verdad vayan con bastante apetito, otro hit de la pizarra es el Doble Hot-Dog (4,00 euros), mitad salchicha Bratwürst y mitad Frankfurt. También hay que destacar su Hamburguesa de añojo (7,00 euros) con panceta, en pan brioche francés del panadero Pablo Conesa, que lleva también rúcula, bacon crujiente y queso cheddar y se acompaña de unos magníficos gajos de patatas fritas con salsa cayejera, invención de la casa, un taco de carne picada dos veces, jugosa y muy especiada, buscando siempre el protagonismo del producto principal sobre otros componenetes del plato. Para acompañar los platos hay cerveza de lata (1,50 euros), refrescos en lata (1,50 euros) o en PETde medio litro (2,00 euros) y, por supuesto, vino, un blanco y un tinto que van rotando de vez en cuando, en esta ocasión probamos un Hacienda del inglés (2,00 euros/copa), blanco de la rondeña Los Melonares y el tinto castellano Protocolo (1,50 euros/copa) de la familia Eguren, que se sirve de magnum.
Dentro de la camioneta están Lucia Gómez, atendiendo de manera profesional y simpatiquísima a los clientes y Manuel Martín López a los fogones, joven chef formado en la Escuela de Hostelería Gambrinus.
