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Local

Norte que quiere ser centro

El barrio más poblado del Distrito Macarena es el que aglutina las carencias más básicas.

el 17 nov 2014 / 12:00 h.

  • Localización: Colindando con la ronda de circunvalación SE-30.
  • Población: 12.000 habitantes.
  • Historia: El barrio nace en 1972 y es uno de los más poblados del distrito. Los primeros bloques se construyen en las zonas de las huertas de Las Joyas, El Peligro, Fontanilla Chica y la Era. Los primeros vecinos procedían en su mayoría de chabolas o casas bajas de los alrededores de Sevilla aunque también procedían del éxodo rural. Es un barrio obrero. En sus calles conviven con normalidad un crisol de culturas y etnias.
Puestos que llenan de vida la plaza de Andalucía y los soportales mientras que hay quien ve en la chatarra una forma de tirar para adelante. / José Luis Montero Puestos que llenan de vida la plaza de Andalucía y los soportales mientras que hay quien ve en la chatarra una forma de tirar para adelante. / José Luis Montero La plaza de Andalucía –antes Río de Janeiro– pregona el género a los cuatro vientos. La fuerza del vocerío lo dice todo. Hay arte, pero también necesidad. Verduras, ropa y hasta décimos de Lotería de Navidad echan una mano a quienes se buscan la vida como buenamente pueden. «Las criaturas están con la boca abierta: a ver que les cae. Somos gente humilde y muy trabajadora, pese a los malos momentos que tenemos», explica el veterano líder vecinal, Manuel Marín, mientras pasea por entre los puestos ambulantes repartiendo animosos saludos a las mujeres que cruzan por allí empujando el carrito de la compra. Muy cerca de allí, en los comerciales creados tras el cierre de los conflictivos soportales, los más afortunados pueden pedir la vez. «Hemos sufrido mucho la crisis. Hay muchos jóvenes sin trabajo, sin saber qué hacer... A esto no hay derecho», dice María mientras pide «los avíos del puchero para una semana». Le despacha bien el carnicero, que señala graves problemas de mantenimiento de la plaza y de todo el barrio: «Hace unos días tuvimos que llamar a Lipasam porque estaba toda llena de papeles y suciedad», recuerda mientras apela al «civismo», en especial al de los dueños de los perros: «He tenido que hacer una foto a una placa de recogida de excrementos de otros barrios y ponerla en esta farola», indica a la trasera de la tienda, en la calle Managua, donde crece la hierba entre las juntas del acerado. «Esto ya mismo es un bosque», avisa. edificio del centro de formación usado por el SAE y estado de «abandono» que presenta el bulevar que limita con la SE-30. edificio del centro de formación usado por el SAE y estado de «abandono» que presenta el bulevar que limita con la SE-30. En el número cuatro de la calle José Bermejo suenan fichas de dominó. Un grupo de mayores echa una partida en el bar de la sede vecinal que en su día acogió la primitiva iglesia del barrio. El ruido del juego contrasta con el silencio abrumador del contiguo salón de actos. «Es una pena, pero sin dinero no hay cursos ni talleres. Hace años que no tenemos nada», indica Marín mientras añora volver a ver la sala llena «alegría y bullicio». Sus pasos le llevan por inercia a las oficinas de la entidad. Allí, con la recreación del proyecto del bulevar en la calle Poeta Fernando de los Ríos –junto a la SE-30– de fondo y en compañía otros veteranos, Marín echa la vista atrás y recuerda aquellos años en los que el Plan de Barrios trajo las primeras mejoras al Polígono Norte. «Se empezó por la calle Meléndez Valdés, Blasco Ibáñez, Carmen Díaz, Fray Serafín de Madrid... No se ha hecho ni la mitad», concluye tras repasar mentalmente el callejero e incluir también las últimas actuaciones de arreglo de acerado en varios tramos de la calle José Bermejo y otras vías. BARRIO POLIGONO NORTENo tuvo suerte la calle Orotava, donde los desniveles y la falta de losas suponen un riesgo importante y hacen «impracticable» el terreno:«Hasta que no se caiga alguien, no van a actuar. A ver si ya le toca esta calle», reivindica la dueña de una tienda de ultramarinos asomada a la ventana. Fuera, un grupo de jóvenes en chándal conversan amigablemente al sol mientras ven venir a Carlos con su carro de chatarra. «Puede que no demos buena imagen, pero somos gente currante. Pedimos poco: limpieza, seguridad, arreglo de calles, parques y que nos quiten de una vez por todas el estigma de barrio conflictivo», se sincera mientras que con maña estaciona su improvisado «medio de vida». En la calle Bermúdez Plata la sombra es un problema. Y no porque esté nublado, sino porque «la falta de poda» hace que las ramas no dejen pasar la luz a los pisos. María del Carmen está en paro y reconoce que vive de los continuos lotes del Banco de Alimentos. Ella sufre la falta de poda y además apunta una queja de escasa inversión:«Quiero que nos pongan unos bancos para poder sentarme».   LAS DEMÁS INFORMACIONES SOBRE EL POLÍGONO NORTE, EN LA EDICIÓN IMPRESA    

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