El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió ayer poner fin a la "cómoda relación" existente hasta ahora entre las empresas petroleras, con cuyo comportamiento se declaró "airado y frustrado" y los organismos oficiales encargados de supervisarlas. En una comparecencia ante los medios en la Casa Blanca, tras la reunión con el equipo gubernamental que se enfrenta al derrame de crudo en el golfo de México, Obama aludió a las compañías implicadas en el caso, British Petroleum (BP), Transocean y Halliburton, por una situación que, dijo, puede convertirse en "catastrófica". "No toleraré más irresponsabilidad o que se sigan echando la culpa unos a otros", declaró el presidente, quien subrayó que "bastante culpa hay para repartir".
Obama declaró que su Gobierno también asume parte de la culpa en el desastre, por haber tolerado demasiado tiempo la "cómoda relación" entre las petroleras y los organismos reguladores. Esa relación, señaló, permitió que se emitieran licencias a las petroleras sin las salvaguardas necesarias, y basándose en las promesas de las compañías de utilizar métodos seguros.
Mientras tanto, la Policía de Nueva York evacuó ayer un edificio de la compañía eléctrica ConEdison y otro de apartamentos después de que un vehículo, aparcado en Union Square, levantase sospechas, aunque resultó ser una falsa alarma por dos bombonas de gas que contenía.
