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Un colegio con 6 alumnos

La mayoría de ventanas del Nuevo Bermejales permanecen cerradas. Las clases vacías. Los pasillos en silencio. Las paredes limpias. Los recreos huérfanos. La escuela tiene medio curso de vida, y en ella estudian 32 niños: 26 en el primer curso de Infantil y sólo seis en el primer año de Primaria. Foto: Javier Cuesta.

el 15 sep 2009 / 21:36 h.

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Dos bloques de pisos se levantan frente al colegio público Nuevo Bermejales, y no se ven ventanas abiertas ni persianas subidas. Casi todos están vacíos. Casi toda esta parte del barrio de Bermejales, cerca del solar donde pensaron construir la mezquita, está desierta. Son urbanizaciones nuevas, la mayoría viviendas de protección oficial que se están entregando ahora. Pronto empezarán a mudarse parejas jóvenes con niños pequeños y la fisonomía del barrio cambiará de la noche a la mañana.

Hasta que eso ocurra, también la mayoría de ventanas del Nuevo Bermejales permanecen cerradas. Las clases vacías. Los pasillos en silencio. Las paredes limpias. Los recreos huérfanos. La escuela tiene medio curso de vida, y en ella estudian 32 niños: 26 en el primer curso de Infantil y sólo seis en el primer año de Primaria. Tiene tres profesoras, y una es la directora, Paula Cisneros. Por las tardes, el colegio se abre al barrio: hay cursos y actividades y programas de algunas ONG.

El centro aún no tiene jefe de estudios ni secretario y el claustro cuenta con tres personas. El comedor y el gimnasio están apagados. La sala de informática tiene 24 ordenadores para los 6 chicos de Primaria. Los alumnos ocupan dos aulas, y sobran ocho clases de Infantil y 14 de Primaria. La voz de la directora en el pasillo suena hueca, y todo está limpio y por estrenar. "Era necesario que el colegio estuviera ya aquí, preparado, antes de que empiecen a llegar las familias", dice Cisneros, "para que no ocurra lo mismo que pasó en Sevilla Este".

Hace cinco años, Sevilla Este estaba germinando. Cientos de familias se mudaron en verano a las urbanizaciones nuevas pero, al empezar el curso, no había colegios construidos para sus hijos. Educación tuvo que disponer de caracolas y trasladarlos en autobuses a otros barrios. "El martes vinieron unas madres a ver el colegio. Decían que les iba a tocar este centro a sus hijos, y querían verlo. Se fueron muy contentas. Pronto estaremos llenos", dice la directora.

El martes pasado, al enterarse de que Educación planeaba cambiar el mapa escolar de Sevilla, un grupo de 15 madres del centro concertado Santa María, en Bellavista, hizo un viaje en coche hasta el Nuevo Bermejales, a diez kilómetros cruzando la autovía. El colegio en el que estudian sus hijos cambiará de distrito el curso que viene -de la zona Heliópolis-Bermejales al distrito Bellavista- pero sus domicilios se quedarán fuera del área de influencia. Hay 50 alumnos de Infantil en el Santa María que tendrán que mudarse al Nuevo Bermejales para estudiar Primaria. En teoría, nadie pierde su plaza cuando salta de un nivel escolar al siguiente.

Pero los dos cursos de Infantil del Santa María son privados y sólo cuentan con un curso de Primaria concertado. Aunque a esas familias no les hubieran cambiado de distrito, sus hijos no tendrían garantizado el paso a Primaria, porque las plazas concertadas se reparten según los puntos de un baremo, y las plazas privadas se compran. Para asegurarles el salto de Infantil a Primaria, Educación ofreció al Santa María el concierto de la primera etapa, pero el colegio se negó. Prefería mantener la Infantil privada, y que le subvencionasen otro curso más de Primaria. La delegación se ha negado porque, no lejos de allí, hay un colegio público que sólo tiene 6 alumnos de Primaria y espera, ansioso, que lleguen más.

La directora del Santa María, María Egea, quiere que les devuelvan al distrito Bermejales, pero Educación tampoco puede ceder en este punto, porque ahora es el único colegio concertado de la zona de Bellavista, y la LOE obliga a que todos los distritos oferten educación pública y concertada. A sabiendas de eso, el Santa María amaga con renunciar al concierto de la Primaria, privatizarse por completo, y poner así a la administración contra las cuerdas. Hasta que se resuelva el conflicto, las madres ya han empezado a visitar el nuevo colegio público.

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