Los Registros Civiles son un activo del Estado al servicio del ciudadano. Sus servidores (41 en Sevilla capital) son funcionarios de un cuerpo estatal, aunque funcionalmente dependen de la Consejería de Justicia. Sus responsables son Magistrados/as y Jueces/zas de Paz. Creados en 1870, gobernando Francisco Serrano Domínguez y reinando –provisionalmente– Amadeo I de Saboya, son más de 8.000 en toda España: 432 en Juzgados de Primera Instancia y 7.667 en los de Paz.

Los sevillanos desconocen la labor silente y efectiva que éstos órganos les prestan. Tramitan, inscriben y certifican nacimientos –incluso los que se presentan fuera de plazo-, trasladan inscripciones, inversiones de apellidos y juramentos o promesas de nacionalidad española. Hacen lo propio con bodas, divorcios y defunciones. También, emiten la Fe de Vida, Libros de Familia y celebran bodas –previa audiencia de futuros cónyuges y testigos-. Verifican, de igual modo, la legalidad y autenticidad de los documentos inscritos en sus archivos.

La idea popular de la Justicia se liga a su lentitud, burocracia y que está al alcance de pocos. Se sabe que sus decisiones llegan tan tarde que relativizan el pretendido efecto conciliador de las leyes. Pues bien, la cara más amable de la Justicia la representan los Registros Civiles. Todos sus servicios son gratuitos, repetimos, gratuitos. Los certificados que emiten se obtienen de inmediato; la única paciencia que debemos tener allí es la de una cola de supermercado.

El alto nivel de eficacia que encuentran los ciudadanos, profesionales, gestorías, funerarias, bufetes, asesorías y hasta investigadores genealógicos en el Registro Civil de Sevilla (RCS) tiene que ver con la digitalización de sus archivos. Este proceso se inició en diciembre de 2003.

El Magistrado Eugenio Pradilla Gordillo (desde 2018 al frente del Juzgado de Instrucción nº 7-Sevilla) lideró tal proceso, junto a la Letrada de la Administración de Justicia (LAJ, antiguos secretarios judiciales) Mª Victoria Navarro Ruiz y la vocación de servicio de la totalidad de la plantilla del RCS.

Aunque, desde 2015, es posible inscribir bebés telemáticamente desde el mismo hospital o clínica donde nacieron, lo que ahorraría más de 10.000 visitas al RCS, en Sevilla aún no se implantó tal modalidad que este periódico dio por sentada ese año

Pradilla aclaró ya a EL CORREO DE ANDALUCÍA la importancia del órgano que dirigió: ‘En el Registro tratamos con derechos fundamentales de los ciudadanos, de ahí la importancia de que sus datos estén en manos de un juez’. Además, sintetizó la definición del Registro Civil en un trabajo doctrinal: ‘es la esencia del servicio público en la administración de justicia con los derechos constitucionales’.

Una Ley de 1957 faculta al Poder Judicial para gestionar estos órganos. Normas posteriores, Ley 20/11 y el RDL 8/2014, encomiendan la dirección del Registro Civil en los Secretarios judiciales (hoy LAJ) y Registradores de la Propiedad y Mercantiles.

Fueron promulgadas, las dos últimas normas, durante la época del ex Fiscal Alberto Ruiz-Gallardón como Ministro de Justicia. Que Registradores de la Propiedad y Mercantiles cobraran al ciudadano por certificados del Registro Civil no cuajó

Hubo mucha batalla al respecto. Además, existió un rechazo funcionarial y sindical para evitar la privatización de un servicio público que funciona. Los políticos que quisieron recaudar tasas donde sea cambiaron sus objetivos. Sólo pagan por certificados quienes lo hacen a gestorías y negocios en internet que aprovechan el gancho de éstos efectivos Registros.

En Sevilla, tras la marcha de Eugenio Pradilla del RCS, posteriores Magistrados se sucedieron durante muy cortos períodos. Actualmente, el titular está destinado en Ucrania bajo régimen de servicios especiales. Le sustituye temporalmente la Jueza Marta Altea Díaz Galindo.

Victoria Navarro integra una generación mujeres juristas que superaron duras oposiciones desde la década de los 80s del pasado siglo a la Judicatura, Fiscalía y LAJ. Accedió a su empleo en 1990; antes de Sevilla estuvo destinada en Carmona, Badalona, Algeciras y Cádiz.

Hoy por hoy, en la justicia sevillana hay mayoría femenina en su nivel técnico, aunque en los escalones superiores (Audiencia Provincial, TSJA..) predominan hombres y una especie de patriarcalismo corporativista que aún mantiene valedores. Donde hubo siempre queda.

La fedataria del RCS conoce bien su trabajo; aclara dudas legales a una plantilla motivada y cercana al ciudadano. Muy identificada con las tradiciones hispalenses, feriales y pascuales, Victoria Navarro es también la hermana menor de un inolvidable sacerdote, Paco Navarro, fallecido en 2013.

Fue también un irrepetible Canónigo metropolitano. Entre sus méritos está el adaptar la Catedral hispalense al siglo XXI. Igualmente, ejerció como un querido Párroco de Los Remedios. Tales cargos diocesanos los ostentó tras recorrer distintos destinos en Asia y África para el Servicio Diplomático del Vaticano. Por ello los pocos conflictos que surgen en el RCS los resuelve su fedataria con el alma conciliadora, lo que le enorgullece, de su ausente hermano mayor.

Termómetro sociológico

La trasparencia, inmediatez y carácter indubitado de los certificados que emite el Registro Civil no son fruto del azar. Se apoyan en un trabajo callado y laborioso finalmente inscrito en archivos de papel y digitales. Hasta no hace muchos años era complejo, o prohibido, inscribir hijos extramatrimoniales, nombres no cristianos, adopciones internacionales, hijos/as de madres solteras o bodas entre contrayentes del mismo sexo

Hoy resulta increíble, pero hasta hace poco era inviable formalizar cambios de sexo o inscribir a Moisés, Jacobo, Fátima o Esther en el DNI-NIF. Se añadía en tiempos José, Juan o María para cristianizar el nombre de pila. Con esos mismos mimbres se metaboliza en el RCS con naturalidad que Mohammed sea tan popular en el RCS como Francisco o Carmen.

En el RCS son estrictos con las normas para restringir la publicidad en partidas de nacimiento y adopciones. Igualmente, parejas gais, lesbianas o trans pueden casarse y retirar, repetimos gratis total, su Libro de Familia; inclusive, ese documento pueden obtenerlo los padres sin estar casados. Nos referimos a las ‘uniones de hecho’.

La sociedad sevillana celebra así su diversidad, asume nuevos formatos de familia y de convivencia con el aval judicial del Registro Civil. Los deudos de suicidas o de quienes no profesaban la fe católica obtienen también Licencia de enterramiento en el cementerio en el RCS. Antes, tal ‘desvarío’ –enterrar infieles o poseídos- estaba prohibido en un camposanto. Felizmente, tan rancias disposiciones las sepultó el tiempo.

Esa liberalización de la que hablamos acoge también modas o tendencias a la hora de elegir nombre de hijos, cambiar el orden de los apellidos o entremeterles un guion (-), siempre que haya justificación. Cuando hacían furor las telenovelas sudamericanas en la pequeña pantalla fue moda poner nombres simples y compuestos latinoamericanos. Después, se escaló hasta preferir nombres de pila más frikis o de objetos y lugares. Entre oficiantes y testigos de las bodas religiosas, las inscripciones del RCS incluyen identidades de rabinos, imanes o pastores de credos distintos al católico.

La publicidad y veracidad que sustenta el RCS aconseja visitarlo para sustanciar también pesquisas llamémosle balsámicas. Enamorados/as que ansían casarse con un/a divorciado/a, localizar algún fallecido o acreditar quiénes son padres o hijos de cualquiera deben mirar, en las certificaciones, las notas marginales o releer las partidas con ojo. Hay algunas sorpresas sobre lo que se airea y lo que consta en el indubitado certificado literal de nacimiento, boda y defunción. Decisiones básicas de cualquier persona ganan así enteros... y mucha tranquilidad.

El control de la legalidad que hacen en el RCS activa unos particulares radares en las llamadas ‘bodas de conveniencia’ o desvelar bigamias. Las primeras se dan por lo común entre extranjero/a y un/a nacional para acelerar la residencia, cobrar pensiones, aprovecharse de incapacidades o demencias. Hay veces que el RCS denuncia a fiscalía, o al juzgado de guardia, lo que considera ilícito o trasgresor. Al año detectan en el RCS entre 30 y 50 intentos de matrimonio ilegales.

La fedataria se explica

Visitar las dos plantas que reparten las actuales dependencias del Edificio Viapol, donde está la sede hispalense del Registro Civil, es un trasiego humano que se despeja al diluirse las colas cotidianas. Victoria Navarro es veterana en su cargo del RCS, pues acumula varios lustros allí.

Explica que en Sevilla capital -durante 2019- se inscribieron 9122 nacimientos, 2743 matrimonios, 1568 divorcios y 9110 defunciones. En su despacho no dejan de entrar y salir personas a las que atiende con afabilidad. El sevillano es un Registro que superó los días de confinamiento sin colapso gracias a la entrega de sus funcionarios. No ha ocurrido igual en sus homólogos españoles durante la pandemia que sufrimos.

Los legajos del Registro sevillano superan el centenario de edad. Son de alto interés para historiadores e investigadores. Guardan datos de ancestros cuyas peticiones llegan a Sevilla desde toda España y extranjero. Los archivos están clasificados cronológicamente.

Tras preguntar a Victoria Navarro por anécdotas desde que aterrizó en el RCS, no puede reprimir la sonrisa. Recuerda con alegría la boda entre un sevillano y una japonesa. Concluyó bailando por sevillanas la nipona ‘con mucho arte’, según recalca la fedataria. Añade que algunos datos son ‘la monda’. Nombres y apellidos que dan juego, premio, mucho que hablar, regalan chistes o asombran por lo retorcido de gustos o caprichos. La vigente normativa que protege datos personales impide publicitar aquí esas identidades entre los millones de datos insertos en el RCS.

No obstante, la fedataria entra al trapo de más anécdotas. Admite que hubo intentos de padres por inscribir a sus hijos con nombres tan inusuales como Kevin Costner de Jesús o Leo Messi. Estas identidades son inadmisibles ya que sólo pueden inscribir nombre compuesto o dos nombres simples. Y ‘Messi’ no lo es: ni una cosa, ni la otra.

Como error ortográfico calificó el RCS intentar llamar Josemaría (sic) en tributo del Santo que fundó el Opus Dei a un bebé. No valió la estampita de Escrivá de Balaguer para lograr un sueño paternal. Un pertinaz padre, sin embargo, inscribió en Madrid a un hijo llamado Lobo. Le costó un pleito, años de espera y pagar profesionales del derecho.

Más allá de lo razonable fue lo que descubrió un funcionario del RCS al inscribir al primer hijo de una pareja. Vio en el Libro de Familia inserto en el capítulo de ‘hijo/a’ a una mascota. Increíble. Los ‘padres’ no preveían inicialmente tener descendencia. Ese ‘hijo’ lo bautizaron como Brujo, le dieron sus apellidos e inventaron un día de nacimiento. En observaciones pusieron ‘pitbull’. Al advertirse en el RCS tan evidente manipulación de documento público les faltó poco para acabar el día en el Juzgado de Guardia. La bondad de la fedataria del RCS subsanó el exceso otorgándoles nuevo Libro de familia. El amor por los animales debe comedirse. Brujo es un perro, no un hijo.

Otra anécdota reveladora de cómo está el patio fue un señor que pedía por escrito le autorizaran una boda con una muñeca llamada Matilde; hasta la llevó al RCS. Invocó como razón de matrimonio que ‘ni le chillaba, ni chantajeaba, ni realizaba denuncias falsas, ni le echaría de casa...’. Es imaginable que ésta no sería su primera boda y que el divorcio tendría obstáculos por parte de quien generaba las razones de esa ansiada bigamia.

Hay normas, no obstante, difíciles de entender. Con la excusa de proteger datos personales e intimidad nadie puede obtener certificado de nacimiento de un menor, excepto sus padres. Gracias a esa prohibición se obvian, por ejemplo, pruebas para evitar fraudes en la escolarización financiada con dinero público desde los 3 años.

Suprimir la causa de la muerte en las partidas de defunción, según LOPD 3/18 y Reglamento UE 2016/379, protege la intimidad de alguien sin vida. Sospechamos que incluye la privacidad que pudiera albergar un féretro o las cenizas de alguien que antes palpitaba. Sendas Órdenes de la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública de 6 de junio y 13 de octubre en 1994 materializaron lo que consideran algunos juristas un aval de opacidad que protege parecidos fraudes a los que se cometen en la escolarización de menores con dinero público.

Añadir, por último, que nuestro paseo de hoy por el Registro Civil, gracias a las explicaciones de su fedataria, permite compartir con los sevillanos un órgano judicial ágil, pues expide cientos de certificados cada día laborable, útil y cercano al ciudadano. Representa una versión de la Justicia con mayúsculas. La que debería alcanzar la letra pequeña, que espera demasiado para ser aplicada. Es la Justicia que los ciudadanos esperan de esa dama ciega que sostiene una balanza de equidad. En el RCS nuestros impuestos son una gran inversión.