Guerra en Oriente Próximo

Ataques de Israel a los cascos azules: cuatro claves

Regreso de una patrulla española de cascos azules a la base Miguel de Cervantes de Marjayún (Líbano)

Regreso de una patrulla española de cascos azules a la base Miguel de Cervantes de Marjayún (Líbano) / EMAD

Juan José Fernández

Juan José Fernández

“Tres posiciones de UNIFIL (I-21 junto a Marwahin, 6-44 junto a At Tiri y 8-33 junto a Hula) han sido alcanzadas por fuego de las Fuerzas de Defensa de Israel (…) Dos disparos de artillería han explotado en la posición 6-44 causando daños principales en el área habitable (…) Un soldado ha sido seriamente herido y ha sido evacuado por el batallón indio…” Las palabras de este informe de “Situación en el Área de Operaciones”, elevado por los cascos azules desplegados en el Líbano al secretario general de Naciones Unidas, podrían haberse escrito esta misma semana, pero están fechadas en julio de 2006. La situación de las tropas de la ONU se repite: mismo escenario, mismo peligro.

Posiciones de los cascos azules en la Blue Line fronteriza entre Líbano e Israel están siendo hostigadas por fuego directo israelí, por el momento con el saldo de dos cascos azules heridos. No se trata de daños colaterales, errores o impactos desviados, sino de disparos deliberados a objetivos definidos, al menos este jueves y este viernes.

La situación se desarrolla con unidades españolas desplegadas en la zona, las de la Brigada Aragón del Ejército de Tierra, qiue lidera el sector Este de la frontera en una misión, UNIFIL -o Fuerza Interina de Naciones Unidas para el Líbano, FINUL, en español-, que ya ha costado 15 vidas a las Fuerzas Armadas desde que, en noviembre de 2006, inauguraran la base Miguel de Cervantes en la localidad libanesa de Marjayún.

Los ataques evidencian que el avance israelí no tiene en cuenta la demarcación fijada por la resolución 1.701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ni tampoco la tienen en cuenta las milicias de Hezbolá cuando tratan de emboscar a su enemigo. Todo responde a una lógica de combate. La explican fuentes militares españolas. Estas son cuatro claves para entender lo que está pasando.

1.- La regla es que no hay reglas

El derribo de una torre de observación con un cañonazo de carro israelí Merkava y los disparos de infantería a medios e instalaciones de la ONU son perpetrados en un combate sin demasiadas normas y menos límites. Por un lado pelea una milicia proxy de Irán que practica ahora la guerra de guerrillas. Enfrente, el ejército de corte con las ROE (Reglas de Enfrentamiento) más laxas de todas las fuerzas armadas de corte occidental en el mundo.

Los cascos azules sí tienen reglas. Se desprenden de la resolución 1.701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El contingente de UNIFIL está integrado en la actualidad por 10.000 soldados de 40 nacionalidades. Todos ellos disponen de armamento ligero, además del que llevan sus blindados, y el mandato expreso de la fuerza "resista los intentos de impedirle por medios coercitivos cumplir las funciones que le incumben", pero de esa norma no se ha desprendido nunca responder de forma proactiva -armada, claro- a ninguna de las partes en conflicto para desalojarlas de la franja de territorio libanés al sur del río Litani.

Soldados israelís a bordo de un vehículo militar en la frontera del Libano con Galillea

Soldados israelís a bordo de un vehículo militar en la frontera del Libano con Galillea / Atef Safadi EFE

La misión de combatir a unidades armadas presentes en la zona de exclusión corresponde al ejército regular libanés, que se ve ampliamente superado por Israel y Hezbolá.

2.- El parapeto azul

En los avances y retrocesos de uno y otro bando, milicianos de Hezbolá y soldados israelís buscan un relativo refugio junto a instalaciones de los cascos azules. Disparan a sus enemigos desde esas áreas para ponerlos en compromiso, retando al adversario a correr el riesgo de alcanzar a fuerzas de la ONU con su fuego de respuesta.

Pero esa cautela sirve ya de poco. Los primeros disparos israelís -aun bajo investigación de la ONU- tanto ahora como en la guerra de 2006, se han podido producir porque el comandante de un carro israelí pensara que había guerrilleros en la zona la posición 6-52 de cascos azules, que destruyó hiriendo a dos militares irlandeses. Como ocurría en la anterior invasión israelí de territorio libanés, sus reglas de enfrentamiento no contemplan abstenerse de alcanzar a un pelotón de Hezbolá, se sitúe donde se sitúe.

UNIFIL se quejó a comienzos de semana, con una severa advertencia al mando israelí, de que grupos de blindados (hasta 30) han rodeado posiciones de los cascos azules, disparando desde esos emplazamientos.

Rodear una posición de Naciones Unidas impide a su dotación la acción de de verificación de violaciones de la frontera encargada a los cascos azules y, lo que es peor, su evacuación en caso de problemas o la asistencia a población civil damnificada.

Ese tipo de maniobra puede responder a una decisión del alto mando israelí, pero también a una decisión improvisada de jefes sobre el terreno, según discurre el combate.

Mandos militares españoles con conocimiento directo de la situación en la zona matizan, no obstante, que, hasta ahora, cuando se aproximan a una posición de UNIFIL con blindados o pelotones de infantería y con arreglo a una decisión planificada, los israelís "suelen avisar". Así se lo han explicado también a la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Al almirante Juan Rodríguez Garat -exjefe de la Flota, que acaba de publicar el ensayo ‘Tambores de guerra’ (La Esfera)- le parece que “la posibilidad de que los ataques a posiciones de cascos azules respondan a una estrategia premeditada choca con la campaña de propaganda que el gabinete de Netanyahu ha desplegado para presentarse ante Occidente como garante de la civilización contra la barbarie”.

3.- Israel quiere 5 km de tierra de nadie

Estos días se difunden en canales especializados en Defensa no pocas imágenes de satélite que muestran agrupaciones acorazadas israelís en las cercanías de posiciones de la ONU. Su paulatina aproximación “venía siendo una advertencia”, considera A. G., oficial de Artillería con cuatro rotaciones en el Líbano a la espalda.

En el despliegue de fuerzas de Naciones Unidas, los israelís siempre han exigido, en vano, que no hubiera cascos azules en un tramo de anchura mínima de cinco kilómetros desde su frontera hasta el norte. Esa exigencia afecta a 20 puestos de observación a lo largo de la frontera, especialmente en el sector oeste de la Blue Line, con amplias áreas no reconocidas por ninguna de las partes en conflicto.

Los disparos a cámaras de observación y vigilancia de los cascos azules forman parte de esas advertencias israelís, considera el oficial de Tierra. “Un procedimiento habitual”, apunta con cierta flema. El almirante Rodríguez Garat aporta otra explicación plausible: “A menudo, en medio de un intercambio de disparos, a 250 metros de distancia no se ve nada, como para disparar con precisión -explica-. Hay que considerar el estrés del combate, el del soldado, por ejemplo, que mata a tres rehenes en las calles de Gaza, incluso pese a que llevaban el torso desnudo para mostrar que no iban armados, confundiéndolos con milicianos de Hamás. El odio y el miedo deterioran poco a poco al combatiente”.

Una fuente no oficial proisraelí apunta que los elementos destruidos son de un emplazamiento de cascos azules indonesios. Siendo de un país musulmán, no consideran garantizada su neturalidad ni tampoco que los vídeos que tomen no acaben en manos de Hezbolá.

No importa el coste

En contactos con militares occidentales de UNIFIL, los israelís suelen rechazar los reproches por estas acciones. Consideran que les asiste la legalidad, pues acusan a UNIFIL de no estar cumpliendo su obligación: que no haya personal armado en su ZR (Zona de Responsabilidad).

Se contempla en materia de Derecho Internacional Humanitario que una fuerza en guerra pueda atacar a su enemigo con el riesgo de provocar daños colaterales, si estos guardan una proporción con el objetivo. Esto lo lleva Israel al extremo ien sus ofensivas.

No obstante, ante UNIFIL se ha sostenido en el caso del ataque del jueves, en el que han resultado heridos dos cascos azules irlandeses, que no fue decisión del alto mando israelí, sino la de un mando local sobre el terreno. Conforme a una supuesta ‘doctrina Aníbal” revivida, las fuerzas israelís avanzarán sea cual sea el coste.

Hay sin embargo un elemento de los mensajes cruzados en esta guerra que habla una inquietante posibilidad en sentido contrario. Es una advertencia formulada por Netanyahu el 8 de octubre. El primer ministro israelí urgió a la población libanesa a expulsar de su lado a Hezbolá y evitar “una destrucción y un sufrimiento como el que hemos visto en Gaza”.