Guerra en Oriente Próximo

Los cascos azules españoles retoman actividades en el Líbano entre severas advertencias de UNIFIL a Israel

Unidades acorazadas israelís disparan a objetivos de Hizbolá parapetándose junto a asentamientos de las fuerzas de la ONU, multiplicando el peligro para las tropas internacionales

Cascos azules desplegados en Marjayún (sureste del Líbano) salen de uno de los búnkeres de la base Miguel de Cervantes

Cascos azules desplegados en Marjayún (sureste del Líbano) salen de uno de los búnkeres de la base Miguel de Cervantes / EMAD

Juan José Fernández

Juan José Fernández

Los 650 soldados españoles de la Brigada Aragón desplegados como contingente de cascos azules en el sector Este de la frontera del Líbano con Israel están retomando las labores encargadas por la ONU, confirman a EL PERIÓDICO fuentes del Ejército.

Los militares de la base Miguel de Cervantes de Marjayún ya pasan menos tiempo de refugio antibombardeo y han recuperado las patrullas “más esenciales en el área oriental de la llamada Blue Line y la franja de territorio libanés que hacía de zona de separación.

El Estado Mayor de la Defensa ha ratificado el reinicio de actividades difundiendo imágenes tomadas este martes y este miércoles de los militares españoles saliendo de los búnkeres y retomando patrullas en blindados. No se sale para cualquier cosa, pero se sale”, comenta una fuente militar al tanto del planeamiento español en el Líbano. Además de los trabajos de verificación de violaciones del mandato de Naciones Unidas, los soldados de la Brigada Aragón (ahora BRILIB) han retomado sus contactos con autoridades locales para evaluar necesidades de la población afectada por la guerra.

Militares de la Brigada Aragón, en el puesto de mando de un búnker de la base MIguel de Cervantes de Marjayún este martes

Militares de la Brigada Aragón, en el puesto de mando de un búnker de la base MIguel de Cervantes de Marjayún este martes / EMAD

Las bases de cascos azules siguen sin personal civil, que se envió a casa con el inicio de los bombardeos de Israel el 30 de septiembre y la inminencia de la invasión por tierra, con la excepción de intérpretes y algunos otros trabajadores esenciales.

Los 10.000 soldados de 40 países que integran la misión UNIFIL (Fuerza Interina de naciones Unidas para el Líbano, o FINUL en español) trabajan ahora entre grandes dificultades tras su bunkerización durante días a causa de los bombardeos y por la aplicación prioritaria, ordenada por sus jefes, de medidas de autoprotección.

Advertencias

El cuartel general de la misión ha reanudado también sus advertencias a Israel y Hizbolá sobre la escalada. Este mismo martes, el mando de FINUL, que corresponde al teniente general español Aroldo Lázaro en el cuartel general de Naqoura, al sur de Beirut, ha hecho severas advertencias al cuartel general de la Fuerza de Defensa de Israel sobre cómo sus ataques a objetivos de Hizbolá se aproximan peligrosamente a posiciones de los cascos azules.

Si la semana pasada eran bombardeos en las cercanías de Marjayún (sector Este) lo que más inquietaba al mando del FINUL, es el Oeste de la Blue Line lo que más preocupa esta semana, en la que la invasión israelí se ha generalizado en toda la zona al sur del río Litani. El fuego de artillería y avance de fuerzas de infantería israelís junto a la posición 6-52, un puesto de observación y control de cascos azules junto a la localidad libanesa de Marun ar Ras, provocó un nuevo, reiterado, aviso a Tel Aviv sobre los que el mando de FINUL considera “un hecho extremadamente peligroso”.

Los cascos azules de la posición, tropas irlandesas de infantería, llegaron a verse totalmente rodeados por vehículos blindados israelís, que hacían fuego desde ese lugar. Los detalles de la situación han sido confirmados por cascos azules irlandeses a medios de su país. UNIFIL ha reiterado a los dos bandos en lucha su exigencia de que no utilicen instalaciones de los cascos azules como parapeto.

El general español Aroldo Lázaro, jefe de la misión FINUL, visita el puesto de observación 5 10, de militares chinos, junto a la localidad libanesa de Hanniyeh, el pasado 10 de julio

El general español Aroldo Lázaro, jefe de la misión FINUL, visita el puesto de observación 5 10, de militares chinos, junto a la localidad libanesa de Hanniyeh, el pasado 10 de julio / Pasqual Górriz UN

Desde la matanza de israelís perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023 en las cercanías de Gaza, pasaron solo 24 horas hasta que empezó a elevarse la temperatura bélica en el área israelo-libanesa con el lanzamiento de cohetes por Hizbolá. Ha transcurrido “un año en el que nuestros repetidos llamamientos a la restricción, la protección de los civiles y el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario, el retorno al cese de las hostilidades y un proceso político anclado en la aplicación de la resolución 1701 (del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en 2006) han sido inatendidos”, dice un mensaje público difundido hace 24 horas por el general Lázaro y la representante de la ONU en la zona, Jeanine Hennis-Plasschaert.

Ambos dirigentes de la misión internacional hablan de una “campaña militar implacable cuyo impacto humanitario es nada menos que catastrófico”, y certifican que “demasiadas personas están pagando un precio inimaginable con muchos muertos, muchos más heridos y cientos de miles de desplazados”.

Lázaro y la representante política de la ONU llaman a las partes del conflicto a “una solución negociada” como “único camino para restaurar la seguridad y la estabilidad que los civiles de ambos lados quieren y merecen”.