Conflicto histórico

Corea del Norte vuela las carreteras que la unen al sur y Seúl responde con disparos cerca de la frontera

El mensaje es tan ruidoso como simbólico porque los lazos entre Pionyang y Seúl están rotos

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Agencia ATLAS / Foto: EFE

Adrián Foncillas

Piensa Kim Jong-un que los mensajes llegan más claros con dinamita. Años atrás voló un edificio en Kaesong, el complejo industrial compartido por las dos coreas, y este martes han saltado por los aires las carreteras que las unen. El mensaje es tan ruidoso como simbólico: los lazos entre Pionyang y Seúl están rotos.

Las cargas explotaron al mediodía en tramos de la línea Gyeongui, en la costa occidental, y de Donghae, en la oriental. Las grabaciones muestran la humareda sobre la espesa maleza porque las carreteras no habían sido usadas en años. Hasta el lugar llegó maquinaria pesada norcoreana para acabar de arruinar las vías, según Seúl. El Ejército surcoreano respondió con disparos intimidatorios y aclarando que está "totalmente preparado" para cualquier desafío. Ya en la víspera había alertado de las explosiones tras detectar a operarios merodeando en las cercanías.

Las comunicaciones terrestres miden la salud de las relaciones de dos países separados por alambradas y una zona desmilitarizada. En 2018 se adentró por primera vez en más de una década un tren del sur en el norte. El convoy portaba una pancarta presentándose como un caballo de acero que galopaba hacia una era de paz y prosperidad. A bordo viajaban docenas de funcionarios e ingenieros para calibrar el desastre ferroviario vecino y las reformas necesarias para unir por tren ambas coreas. Era uno de los acuerdos firmados durante un proceso de paz del que no quedan cenizas ni carreteras ni trenes.

Espiral acción-reacción

La voladura alarga la enésima espiral acción-reacción. Llega un día después de que Kim convocara a la cúpula castrense para planear una "acción inmediata" como castigo a los drones surcoreanos que llegan hasta Pionyang. Si vuelven a descargar sus panfletos propagandísticos sobre la capital, advirtió la agencia oficial, Corea del Norte lo interpretará como "una declaración de guerra" y sobre Seúl caerán "desastres horribles".

Corea del Sur negó primero los envíos y después calló. Es probable que sean grupúsculos ultraderechistas los que han fabricado drones con materiales que eluden los radares a ambos lados del Paralelo 38. A los drones surcoreanos les habían antecedido los globos norcoreanos que llegaban hasta Seúl para descargar su basura. Es un método más artesanal pero igualmente efectivo para irritar al vecino si aciertas con la corriente de aire.

"Kim Jong-un ha dado a entender que no habrá reunificación y que tomará todos los pasos necesarios para escenificar la ruptura de las relaciones con Corea del Sur. La voladura de algunas vías de comunicación subraya la falta de relaciones amistosas y le sirve de respuesta a la postura que considera hostil de Corea del Sur en general y, especialmente, del presidente Yoon Suk Yeol", explica desde Seúl Ramón Pacheco, profesor de Relaciones Internacionales del King College y experto en Corea del Norte.

Renuncia a la reunificación

A principios de año renunció Kim sorprendentemente a la reunificación, el viejo anhelo de una dinastía que había empezado su abuelo. Kim pidió al Parlamento que una enmienda definiera a Corea del Sur como el "principal enemigo" y sentó que la unificación ya no era posible. Ese horizonte, añadió la prensa nacional, es "un serio anacronismo" cuando sus vecinos sólo buscan "una oportunidad para derribar nuestro Gobierno y alcanzar la unificación por absorción".

También demolió el "Arco de la Reunificación", monumento de gusto escaso pero simbolismo abundante, que su padre había levantado en Pionyang durante aquellos raros años de sintonía en el principio del milenio. Y en los últimos meses ha sembrado la frontera de minas, levantado trampas antitanques y arrancado kilómetros de vías ferroviarias.

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La inercia inquieta pero las espirales de tensión en la península suelen detenerse a dos centímetros del desastre. No sería la primera vez que Kim ordena que se levante lo que había mandado destruir. "Hay que recordar que no ha volado todas las carreteras y que el proceso no es irreversible. Es un cambio de política a corto plazo pero que no tendrá repercusiones al largo: en cualquier momento podrá reconstruir las carreteras, reabrir las vías de comunicación y retomar el diálogo, especialmente si Donald Trump gana las elecciones estadounidenses y se vuelve a reunir con él", señala Pacheco.

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