Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, puede estar viviendo su última Cuaresma al frente de la Archidiócesis de Sevilla. Será el Papa el encargado de decidir si está una más cuando, en octubre, firme su renuncia al cumplir 75 años. Asenjo se ha terminado amoldando a una ciudad en la que se encuentra muy cómodo y en la que se quedará. Concede la que puede ser su ¿última? entrevista para El Correo de Andalucía.

Usted presenta la renuncia en octubre, pero eso no significa que vaya a ser su última Semana Santa al frente del Arzobispado.

No lo sé. Eso depende del Papa.

¿Le gustaría otra Semana Santa más?

Yo haré lo que me digan. Yo soy hijo de obediencia y obedeceré, con mucho gusto, lo que el Papa diga. Gracias a Dios, mis dificultades de salud las he superado. Si estoy como ahora, no me importaría seguir.

¿Cómo afronta esta Cuaresma?

Con la alegría, esperanza y ganas de servir a este pueblo en un aspecto bien importante de su vida religiosa, que es el mundo de la piedad popular. Esta pertenece a la esencia más íntima de la religiosidad sevillana.

Volvemos a tener problemas con la organización de los días de la Semana Santa. ¿Estamos, otra vez, enfrascados en cosas superfluas?

Sí. A mí me gustaría que las hermandades salieran en los medios por las muchas cosas buenas que hacen. Son escuelas de formación, escuelas de vida cristiana y de servicio a los pobres. Hacen muchas cosas buenas y quedan ocultas por estos aspectos episódicos y poco edificantes de cuestiones organizativas que serían mejor, que se resolviera no ante la opinión pública y sí en el interior del Consejo y de estas instituciones. Estoy convencido de que estas discusiones no benefician a las hermandades, más bien las desprestigia y hacen que el pueblo no las tome en serio.

¿El último episodio de que no tomen en serio a las hermandades es la polémica chirigota que salió en Cádiz hace unas semanas?

Me parece deplorable y lo tomo como una ofensa a la religión, una falta de respeto. Yo creo que hay que respetar los sentimientos religiosos de todos, como la Iglesia también respeta otras posiciones. No podemos ofender gratuitamente. Si uno siente odio o animadversión por la religión, pues bastante desgracia tiene como para que comparta esos sentimientos.

Parece que ellos no lo hacen atacando a la religión y sí se ríen de ese tipo de personajes, que es algo que, para muchos, está fuera de lugar.

Pueden caer en el escarnio de la religión y de los sentimientos religiosos. No conozco bien el asunto.

La subida del IVA a las sillas de la Carrera Oficial lo calificó como “terrible” y que estaría bien pagar sólo el 10 por ciento. Ese gravamen es el que se le suele poner a los espectáculos. ¿Podríamos decir que la Semana Santa es, definitivamente, un espectáculo?

No debería ser un espectáculo. Que quede claro que estoy a favor de que paguemos impuestos, incluso por motivos religiosos, hasta el punto que, cuando uno defrauda a Hacienda, tendría que confesarse. No podemos exigir servicios al Estado, a la Autonomía o al Ayuntamiento si no ayudamos a mantener esos servicios. Impuestos sí. Declaración veraz de la renta, también.

Lo de terrible fue en otro contexto porque me pareció que pagar, de la noche a la mañana, el 21 por ciento... yo lo que quería decir es que sería deseable un gravamen menos oneroso. Me atreví a proponer el 10 por ciento porque es lo que me dijo el presidente del Consejo, pero desde luego lo nuestro no es un espectáculo. Tiene una diversión cultural, sí, pero no es un espectáculo. Es una manifestación de fe.

¿El propio presidente del Consejo es el que aboga por gravar al diez por ciento, como los espectáculos, las sillas de la Carrera Oficial?

Sí. Él me lo dijo.

Ya no sólo es Hacienda, también la SGAE e incluso los propios compositores los que quieren cobrar cuando toquen sus marchas por la Carrera Oficial. Además, el Consejo está vendiendo los derechos de retransmisión que ellos mismo van a producir. ¿Se está creando un negocio en torno a la Semana Santa?

No me gustan esas noticias, la verdad. No conozco bien el meollo de esta cuestión. No me parece que tengamos que comercializar o aprovecharnos de las manifestaciones de la religiosidad popular para hacer caja.

El Consejo lo está haciendo...

¿Cobra por ello?

Antes, las televisiones existentes que querían retransmitir la Campana, dividían entre ellas los costes totales. El precio era X y, a más televisiones interesadas, el coste era más bajo. No había un beneficio, sólo un reparto de gastos entre las mismas. Ahora, el Consejo se encarga de hacer la producción y de vender esa señal. Si eres una página web o un periódico pagas un precio y si eres una televisión, otro distinto.

Un gran entusiasmo no me produce esto.

¿No le han comentado nada desde el Consejo?

Esto no lo sabía. Lo del IVA sí me lo comentó. De esto otro no sabía nada.

Es el segundo año. En 2019 ya lo vendió a los periódicos y a las páginas webs interesadas.

Para mí es nuevo.

¿Hay opacidad por parte del Consejo? Para algunas cosas sí le pide ayuda para solucionar ciertos problemas, como el asunto del IVA, pero para otros no le dicen nada.

No sé si es opaco o no. Este tema, para mí, es nuevo.

Un asunto triste que ocurrió hace un mes fue el robo en la parroquia de Carrión, con la profanación del Sagrario y sustracción de la corona de oro de la Virgen y el cetro del Niño Jesús de la hermandad del Rosario. ¿Qué está haciendo el Arzobispado? De lo único que se tiene constancia es de una misa de desagravio. Los vecinos han podido sentirse un poco alejados de la mano del Arzobispado.

Yo pensé ir a la misa de desagravio, pero tenía que ir a Madrid a la permanente de la Conferencia Episcopal. Le pedí al auxiliar que fuera, pero tuvo un problema con un familiar que se puso muy grave de salud. Por eso fue el vicario general. Yo no creo que el pueblo esté abandonado. Ellos tienen a un párroco, que es el representante nato del obispo. No pueden decir que estén abandonados y ellos lo saben.

La persona que ha sustraído todo, o conocía bien la iglesia o tenía nociones de priostía, porque dudo que haya mucha gente que sepa quitar una corona o un cetro de la forma que lo hicieron, sin causar desperfecto a las imágenes.

Eso lo tiene que investigar la Policía. Yo no tengo datos para afirmar si ha sido alguien con conocimientos de priostía. Que lo investigue la Policía, que nos diga lo que sea y que actúe contra la persona que ha tenido la desvergüenza de atentar contra los sentimientos religiosos de los fieles de ese pueblo.

Este año tenemos dos coronaciones canónicas. ¿Está prevista alguna más?

A todos los que vienen pidiendo coronaciones les digo que lo traten con mi sucesor. Yo tengo una carpeta, que le entregaré, para que considere si debe proceder a coronar nuevas imágenes de la virgen.

¿Quedará alguna imagen de la virgen sin coronar dentro de 50 años?

Supongo que sí. Si mi sucesor sigue mi praxis... yo he coronado una al año.

¿Por qué no se ha intentado repetir el Víacrucis de la fe o realizar un Santo Entierro Magno durante su mandato?

Yo quedé con pocas ganas de intentarlo con motivo del Vía Crucis magno, que no pudo celebrarse por cuestiones ajenas a la voluntad del arzobispo y de las hermandades que participaban. La prensa no me trató bien, ni antes ni después, y yo quedé con pocas ganas.

Tengo la impresión de que han visto que en Córdoba se han celebrado sucesivos acontecimientos magnos que han reportado muchos beneficios y me han dicho ¿y por qué nosotros no? Pues por las razones que he dicho.

¿Le importa mucho el qué dirán? Porque alega a que la prensa no le trató bien en su momento.

Esto exige un esfuerzo muy grande para luego tener los resultados que tuvimos. Yo para eso no estoy dispuesto.

¿Está usted cansado de los sevillanos?

No. Yo quiero a los sevillanos. Yo creo que he trabajado al servicio de las hermandades. He predicado sin cesar lo que constituye la identidad más genuina de lo que son las hermandades. Lo otro que tanto gusta, a mí, me gusta verlo, pero no es que ponga la vida y el corazón. Por eso hemos disciplinado las salidas extraordinarias. Lo que se repite cada día se termina trivializando. Yo he sido testigo, estando en el coche con el obispo y su secretario, de estar parados por la Policía porque pasaba una procesión y había gente que salía de los coches y decía “¡Las procesiones a la feria! Había ocasiones en las que se estaba molestando al pueblo y causando trastornos al Ayuntamiento. Por ello lo disciplinamos, para que hubiera una cierta moderación. He puesto el énfasis en lo mollar. Recuerdo un retiro para hermanos mayores que se titulaba “Volvamos a lo esencial”. Entusiasmo, entusiasmo en hacer otro Víacrucis magno, pues no, quedé muy arregostado a emprender otro. Lo hice con muchísima ilusión y recibí muchísimas críticas.

Otra vez polémica con el Santo Ángel, que dice que no se está siguiendo los mismos criterios que con otras corporaciones...

Los grupos, agrupaciones y asociaciones que piden caminar hacia el reconocimiento de hermandades hacen un noviciado de 10 o 15 años. Aquí nos lo han querido imponer de la noche a la mañana. Ellos, como institución exenta de la jurisdicción diocesana, pueden crear una hermandad. Eso es verdad si pasean el santo por el interior del convento. Ahora, si salen a la calle, el que manda es el arzobispo. Nosotros dijimos que había que esperar. Es un tema doloroso y me ha hecho sufrir mucho.

El Gran Poder va a salir y llegar a los barrios más necesitados...

Eso es lo que tienen que hacer las hermandades. Tienen que tomar nota. Es una fórmula muy novedosa y creativa. Una forma de celebrar los 400 años de la hechura del Señor, no con una salida extraordinaria, sino con un gesto evangélico y evangelizador con tres de los cinco barrios más pobres de España. Eso sí que tiene mérito y es algo muy presentable y que va en las raíces de la vida cristiana. Es una forma excelente de celebrar al Señor.

¿Ha echado de menos que la Macarena, que también está de aniversario, no haga algo?

La Macarena ha optado por no salir, lo cual también es una cosa llamativa. Se han tomado muy en serio esa preocupación de tanta presencia en las calles. Yo creo que la Macarena es una hermandad bien orientada, igual que el Gran Poder, y Dios quiera que las demás hermandades vayan tomando nota.

Como no sabemos si va a ser su última entrevista, ¿qué le diría a la ciudad? ¿Algún reproche?

Yo no quiero reprochar a nadie nada. Yo quiero agradecer las muchas muestras de afecto, amistad y cariño que he recibido. Sobre todo en los últimos años. El otro día, en la entrega de El Llamador, dije que creía que las hermandades habían entendido mi mensaje y que habíamos recorrido juntos un trecho de la pequeña historia de la iglesia en Sevilla. Eso también lo puedo decir en otros aspectos pastorales.

Yo estoy muy agradecido al Señor que me envió a esta diócesis, a la que he procurado servir con alma, vida y corazón, incluso con mis múltiples enfermedades del año pasado, que gracias a Dios descubrimos el misterio, que no fue otra cosa que la bacteria de la legionela que estaba alojada en el termo de mi casa. Un poco más y me lleva al cementerio de San Fernando, o a la Catedral...