Juan Miguel Vega: «El pregón no debe convertirse en una performance»

El pregonero de la Semana Santa de 2024 acude a un interesante coloquio en el Ateneo de Sevilla

Juan Miguel Vega recibe la estatuilla de Palas Atenea de manos del presidente del Ateneo de Sevilla, Emilio Boja, y del secretario, Fernando Fabiani. Foto: J.M. Labrador

Juan Miguel Vega recibe la estatuilla de Palas Atenea de manos del presidente del Ateneo de Sevilla, Emilio Boja, y del secretario, Fernando Fabiani. Foto: J.M. Labrador / Juanma Labrador

Juanma Labrador

El Ateneo de Sevilla, cuya actividad no cesa en absoluto una vez que los Reyes Magos han regresado a Oriente, se vistió de largo este miércoles 17 de enero en su sede de la calle Orfila, para acoger el estreno de un acto que, desde la Docta Casa, se anhela incorporar en el calendario emocional de la ciudad, como es un encuentro, a través de un distendido coloquio, con el pregonero de la Semana Santa de Sevilla, por lo que el de este 2024, el periodista Juan Miguel Vega Leal, ha sido el primero que se ha enfrentado a esta cita en la que ha tenido como interlocutor al secretario de la entidad organizadora, Fernando Fabiani Romero. En un salón de actos lleno de ateneístas y cofrades sevillanos en general, la entrevista fluyó amigablemente, no durando más de tres cuartos de hora.

En el inicio de este coloquio, Juan Miguel Vega reconoció que aunque su nombre había aparecido «de manera recurrente y hasta cansina», durante años, en las quinielas para poder ser elegido por la junta superior del Consejo General de Hermandades y Cofradías, él no se lo esperaba, porque «esperarlo considero que es un error». Él sabía que el pasado sábado 7 de octubre se designaba al pregonero, y a pesar de recibir a las seis y cuarto de la tarde la llamada de Francisco Vélez, el presidente del Consejo, en su móvil, éste le dijo «Imaginarás para qué te llamo...», a lo que el propio Vega, por no querer esperar el pregón, le contestó: «Pues nos debemos una cerveza, así que como no sea para eso...», y en absoluto, porque esa llamada traía consigo el pregón debajo del brazo como el niño que nace y trae el pan. Toda la familia Vega estaba en su domicilio, viendo un partido del Manchester United, y rápidamente hubieron de arreglarse para acudir a la sede del Consejo para la rueda de prensa, y durante el camino, la cantidad de llamadas y mensajes de WhatsApp recibidos fueron innumerabilísimas.

El secretario del Ateneo, Fernando Fabiani, le preguntó cómo se gestiona la escritura del pregón con la conciliación familiar y con el trabajo. El pregonero reconoció cómo su familia está viviendo de lleno todo esto, de hecho, «mi hijo mayor, Juanmi, como es periodista, está ejerciendo como de jefe del gabinete de prensa, mientras que los otros dos, Raúl e Ignacio, ejercen de acólitos del pregón», sin olvidar a Isabel, su mujer, «que lo está disfrutando todo conmigo con intensidad». Confesó que cuando dejó la información cofradiera en El Llamador de Canal Sur Radio hace ya veinte años, lo llamaron para dar sus primeros pregones, algo que él jamás se había planteado, pues dio el del Costalero de San Esteban, el de la Esperanza en la Trinidad, el de los Armaos en la Macarena... «Quise tener la experiencia de pasar por estos atriles, ya que se me ofreció la posibilidad, aunque descarté también otros ofrecimientos que me llegaron».

Juan Miguel Vega no recuerda bien el día que comenzó a redactar el pregón, pero sí que ha escrito ya el «He dicho», pues «tenía muy claro el final, aunque eso no significa que tenga ya ganas de terminarlo ni que esté concluido, porque no lo está todavía». Al preguntarle Fabiani si pesa más la prosa o el verso, el periodista afirmó que la prosa, aunque también habrá toques poéticos, aunque «mi fin es que haya un mensaje claro, que el pregón sirva para algo, y que ese mensaje sea de una predisposición anímica para vivir la Semana Santa desde el prisma religioso que hay que sentirlo», y señaló que «haré el pregón que a mi me sale, que es el que yo querría escuchar, sin dejar de ser uno mismo, que es el consejo que siempre te recuerdan, sobre todo tus antecesores». Al pensar en el momento en el que la Banda Municipal de Sevilla interprete «Amarguras», Vega dijo que «seguramente me empiece a sentir nervioso, pero sin pensar jamás que esto es un marrón, sino todo lo contrario, una alegría que, sin embargo, entraña mucha responsabilidad», pero tratará en ese instante «que la ilusión me pese más para posicionarme en el atril del Maestranza, canalizando toda la energía interior que tenga entonces».

También se le planteó si hará algo distinto en su intervención, como el hecho de que en los últimos años se haya interactuado con la música, por ejemplo, precisando que «la tradición es muy importante, y hay mucha obsesión por modernizar el acto, y el pregón no debe convertirse en una performance, sino que se basa en una persona que sale ante el público a anunciar algo que viene». Igualmente se habló de la importancia que tiene o no la primera ovación del público, confensando Vega que «hay que ir con humildad, y lo que tenga que venir, que venga, no voy a llevar un aplausómetro», y por otra parte no ocultó que «de una forma u otra, todas las hermandades, desde las vísperas, van a estar presentes en el pregón, aunque esto no consiste que todas tengan un parrafito expreso». Así mismo, salió a la palestra la noche vivida el miércoles 10 de enero con la Tertulia de «El Cirio Apagao», cuando recibió las pastas del pregón, «donde estuve al borde del abismo de las lágrimas al escuchar a grandes maestros como son tus antecesores, que se dirigen a ti al final de esa cena para transmitirte lo mejor».

Sentenció que «la Semana Santa es la fiesta mayor de la ciudad, en la que participa mayor número de personas, habiéndolas desde aquella que ve una o dos cofradías a las que vive su hermandad todo el año esperando esta fecha». Afloraron recuerdos en la mente de Vega, y evocó aquellas mañanas de pregón en su casa, escuchándolo por la radio, casi sin saber ni siquiera a quién correspondía concretamente esa voz, pero mientras se estaba pronunciando, «sigo viendo aún a mi madre, en mi niñez y adolescencia, planchando mi túnica nazarena de San Bernardo». En la recta final, Fernando Fabiani fue directo al corazón del pregonero, y le preguntó por la marcha y por las horas previas a la cita con toda la ciudad en la mañana del Domingo de Pasión. «Por la mañana temprano iré a ver al Cristo de la Salud de San Bernardo, porque allí, bajo el manto de mi Virgen del Refugio, dormirá esa noche el pregón envuelto en sus pastas, y luego iremos a las Aguas para orar ante la Virgen de Guadalupe», y con respecto a la marcha dijo, con toda naturalidad, que «aún me hallo con un pequeño conflicto interior, porque desde el principio la tengo clara, aunque he llegado a dudar y a plantearme otra, pero no, será la que he tenido siempre en mente y la anunciaré en la víspera del Miércoles de Ceniza, el martes 13 de febrero, durante la gala de El Llamador de Canal Sur Radio».