La Semana Santa de Paco Correal

El Ateneo de Sevilla acogió la presentación de ‘Cómo sigue llorando Sevilla’, recopilación de piezas dedicadas a las cofradías por el popular periodista Francisco Correal

La Semana Santa de Paco Correal

La Semana Santa de Paco Correal / Antonio Puente Mayor

Antonio Puente Mayor

Hubieron de pasar más de quinientos años para que el cristianismo oficializado por Teodosio, defendido por San Hermenegildo y restituido por San Fernando volviese a inspirar la vida de los sevillanos tras siglos de dominio islámico. Ninguno de los tres había nacido en Sevilla, y sin embargo sus nombres figuran en el nomenclátor. Tampoco vieron la luz en nuestras plazas Martínez Montañés y Juan de Mesa, pero hoy sus efigies nos recuerdan su excelencia. Lo mismo que Marcelo Spínola, que lejos de ser bautizado a los pies del Gran Poder, irradia las paredes de su basílica. O José Font Marimont, quien a falta de monumentos, legó una estirpe de músicos tan brillantes como irrepetibles. Asimismo, la lista de cofrades notables cuyo primer soplo de vida tuvo lugar lejos del Guadalquivier podría ampliarse con Cayetano González, Abel Moreno, Pedro Morales o José María Javierre. Y por supuesto el Padre Cué, cuyo trabajo dedicado a nuestras devociones es el libro de Semana Santa más vendido de la historia.

Cómo llora Sevilla es el título de esa mítica obra, y en ella se ofrece la visión foránea de un mexicano enamorado de Sevilla y sus cofradías, a quién solo le faltó dar el Pregón para sentirse uno de los nuestros. Cómo sigue llorando Sevilla, el libro que nos ocupa, es la mirada de otro rapsoda venido de fuera que no necesita atriles para refrendar su sevillanía. Nos estamos refiriendo a Francisco Correal —Paco para los amigos, que se cuentan por miles—; un sevillano nacido en la Mancha y criado en Galicia cuyo periplo fue inversamente proporcional al del inmenso Velázquez: completó su formación en Madrid para triunfar en Sevilla.

Observador nato, ingenioso y cultísimo, no le bastó con escribir en El Correo de Andalucía y ser pieza clave en Diario 16, El País y Diario de Sevilla, sino que, al igual que Alfonso X y otros aventajados de la historia, se afincó en la vieja Híspalis y emparentó con Triana a través del amor.

Poco se puede decir sobre sus logros en una profesión en la que le antecedieron Celestino Fernández Ortiz, Francisco Montero Galvache o Nicolás Salas —todos excelentes periodistas a la par que entusiastas de las procesiones—; baste mencionar el Premio Andalucía de Periodismo para demostrar cuánto se le considera, y la Medalla de la Ciudad de Sevilla para dejar constancia de nuestro afecto. Padre, esposo y compañero ejemplar, pocos cofrades encarnan tantas virtudes como este puertollanense de la calle Calatrava para loar a nuestras hermandades. Por eso su Cómo sigue llorando Sevilla, publicado con mimo por Miguel Gallardo en Sevilla Press Ediciones, es el punto y seguido a un idilio que comenzó un Domingo de Ramos en la plaza de la Encarnación —hace cuarenta y cuatro años— y no ha dejado de crecer hasta hoy.

Aquellos que busquen lírica en sus páginas, sin duda la encontrarán, pues Paco es un maestro de la prosa poética. También hallarán anécdotas, curiosidades y atisbos de una celebración en la que el autor se mueve como pez en el agua. Todo ello protagonizado por nazarenos, capataces, costaleros y demás héroes de la fiesta; pero también por gente ajena al mundillo de las cofradías —en el libro conviven dos venezolanos de Valencia, una jamaicana casada en Cuba y cuatro bomberos de Nueva York—. Y en medio de este paisaje, y su correspondiente paisanaje, la huella de un joven en busca de identidad al que la fe le hizo mover montañas.

El libro, al que no le falta un peregil, va salpimentado con textos del propio Miguel Gallardo, amén de Pablo Borrallo y Marina Bernal; una tríada de expertos que prologan de manera elegante el ramillete de piezas construidas por Correal. Al leerlas, el lector no solo viajará a la Semana Santa de 1980 que deslumbró al escritor, sino que irá descubriendo la evolución de las cofradías y de la propia Sevilla. Un material rico y heterogéneo que los responsables de Cómo sigue llorando Sevilla han dispuesto con tino. Así, la obra, que fue presentada este jueves en el salón del actos del Ateneo de Sevilla, arranca con el descubrimiento de aquella «lluvia fina que va calando, que impregna el espíritu y las entrañas de quien la ha vivido desde su más tierna infancia», y continúa de manera cronológica, como si de un calendario litúrgico se tratara, a través de cientos de testimonios.

Como envoltorio de lujo, el trabajo, distinto a todo lo publicado hasta la fecha sobre la materia, cuenta con las fotografías de Fernando Salazar y Ángel Bajuelo, representantes de la mejor fotografía cofradiera de las últimas décadas. Un complemento perfecto a un ejercicio de nostalgia pero también de aprendizaje, pues al leer a los grandes siempre nos volvemos más sabios.