Sevilla revive el milagro agosteño de la Virgen de las Nieves

Angelita Yruela meditó, sin papeles, en Santa María la Blanca

Foto. @jorgeemesaa

Foto. @jorgeemesaa / Juanma Labrador

Juanma Labrador

En medio del ardiente estío, el nombre de la Virgen refrescaba el ambiente del entorno de su casa allá por la Puerta de la Carne. En Santa María la Blanca lucía la Señora sus mejores galas, y a los pies del presbiterio se hallaba su simpecado, preparado para que en la noche del 4 de agosto, cuando ya fuese madrugada del día 5, nevase sobre él como en el siglo IV nevó en Roma sobre el Monte Esquilino. Eran las vísperas de la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves.

Desde hace ya unos años, la centenaria hermandad de gloria que cuida del culto de su Virgen celebra la llegada de su onomástica de un modo muy especial, e invitando cada año a una voz que medite a las plantas de María en torno al milagro de su nevada en pleno verano. En esta ocasión, la responsabilidad recayó sobre la conocidísima y popular Angelita Yruela. Quienes tuvieron la oportunidad de presenciar este acto tuvieron la dicha de ver cómo esta mujer, curtida en mil batallas e historia viva del mundo de nuestras cofradías, le habló a la Virgen sin papeles. Prodigioso. El guión lo llevaba en la memoria. Y hasta le cantó nanas, literalmente, al Niño Jesús. Y a todo este mérito hay que sumarle que recitase los versos sin quebrar nunca ningún octosílabo. La prosa, sobre una idea preconcebida, se improvisa. El verso no, hay que sabérselo mejor que cualquier lección de la vida. Fueron de los veinte minutos más hermosos que se han podido vivir una noche de verano en Sevilla. Y La Recogía se lo ofrece a ustedes en el vídeo que acompaña a esta noticia.

Y tras su intervención, el simpecado volvió a salir a la calle en esa noche como lo hizo hasta 2019, pues estos dos años atrás se ha mantenido el acto de meditación pero sin la nevada a las puertas del templo debido a la situación por todos conocida. No fueron pocos los fieles allí presentes, estrenándose en su nuevo cargo, por cierto, la flamante delegada de glorias en el Consejo, Esperanza García Perea. El hermano mayor, Eduardo Manuel Pérez Caballero, se sintió feliz por lo vivido, y hasta el párroco, Miguel Ángel Núñez Aguilera, sonrió. Repicaron las campanas, y aunque Sevilla se haya adentrado en el mes de agosto, jamás cesan los latidos por su amor incondicional a la Madre de Dios, la que cada 5 de agosto es Santa María de las Nieves.