Sobrevivir todo el año del negocio de la Semana Santa

Bordadores, orfebres, floristas, tallistas... a pesar del azote de la crisis, el negocio de las cofradías en Sevilla mueve cada año unos 240 millones de euros

05 oct 2016 / 07:00 h - Actualizado: 06 oct 2016 / 11:25 h.
"Cofradías","Economía","Empresas","Radiografía de la empresa sevillana"
  • El taller de orfebrería de los Hermanos Delgado López es uno de los referentes en la ciudad. / Pepo Herrera
    El taller de orfebrería de los Hermanos Delgado López es uno de los referentes en la ciudad. / Pepo Herrera
  • El gasto de flores oscila entre 600 y 2.000 euros. / Inma Flores
    El gasto de flores oscila entre 600 y 2.000 euros. / Inma Flores
  • El negocio de las cererías se concentra en un reducido número de empresas que disponen de un amplio listado de hermandades en cartera. / Inma Flores
    El negocio de las cererías se concentra en un reducido número de empresas que disponen de un amplio listado de hermandades en cartera. / Inma Flores
  • Sevilla cuenta hoy con más de una veintena de talleres de bordados. / El Correo
    Sevilla cuenta hoy con más de una veintena de talleres de bordados. / El Correo
  • Los tallistas y carpinteros se han visto obligados a buscar nuevos mercados / J.M. Paisano
    Los tallistas y carpinteros se han visto obligados a buscar nuevos mercados / J.M. Paisano

El impacto económico de la Semana Santa va más allá del negocio que se genera durante la Cuaresma y los días centrales de la pasión. Las cifras confirman que en Sevilla son muchos los que, a lo largo de todo el año, son capaces de sacar a flote un ramillete de empresas que ofrecen sus productos y servicios a las cofradías. Artesanos, en su mayoría, que encuentran en Sevilla el escaparate perfecto para ganarle el pulso a la crisis y consolidar el futuro de un sector que, aún en horas bajas, logra mantenerse con vida como garante de las tradiciones de la ciudad.

Si es posible vivir todo el año de este tipo de negocios o si es rentable aventurarse a emprender hoy día un nuevo proyecto en el sector es a lo que ha intentado responder un estudio de la Universidad de Sevilla. Impacto de la Semana Santa de Sevilla en el comercio de la ciudad. Apuntes históricos y actualidad es el título del trabajo fin de grado que ha elaborado el graduado en Administración y Dirección de Empresas por la Hispalense, Emilio Javier Ramírez Rondán. En él, además de centrarse en otros aspectos históricos y sociales, es capaz de desarrollar con datos y estadísticas el papel de especial relevancia que las cofradías sevillanas tienen en cuanto a la generación de una economía que mueve al año cientos de millones de euros en la ciudad.

El informe, elaborado con datos obtenidos durante el pasado 2015, concluye que en Sevilla –entiéndase como la capital– existen aproximadamente unos 80 negocios con una actividad relacionado con la Semana Santa, con una media de 8,5 trabajadores implicados de media en cada una de las empresas. O lo que es lo mismo, unas 680 personas en total que viven todo el año gracias al arte sacro. Todo ello genera un impacto global en la ciudad de unos 240 millones de euros, según la referencia que hace a los datos del informe Las Fiestas de la Primavera de Sevilla. Un análisis económico de la demanda, realizado por los hermanos María Luisa y Luis Palma. Cantidad que, en años de estabilidad meteorológica en los que salen todas las hermandades, tiene margen de mejora. Como muestra, los 280 millones de euros que, según los datos del Ayuntamiento, se generaron en la Semana Santa de 2015.

Pero lo cierto es que la realidad dicta que buena parte de esta cifra proviene de sectores satélites al de las cofradías. Restauración, turismo, ocio, transporte o alojamiento copan la mayoría de estos ingresos, aunque esto no es óbice para que el negocio del arte sacro haya sido capaz de salir adelante en estos años, superando los contratiempos de la crisis y el intrusismo, los dos principales problemas que, según los artesanos, atraviesa el sector. Así lo recoge el estudio que, por otro lado, reconoce que la mayoría de los negocios han logrado «capear los baches sociales y económicos». En este sentido, se insiste en la certeza de que «la demanda de productos de arte sacro está muy condicionada por la situación socioeconómica», teniendo que decidir las hermandades «qué porcentaje de sus ingresos dedican a invertir en su patrimonio o a la bolsa de caridad».

Y aunque el volumen de estos negocios esté pasando por una tendencia descendente, las empresas sí han sido capaces de mantener una corriente de trabajo «más o menos constante» a lo largo del año. Encargos, que según advierte el informe, «son de menos importe y los problemas de cobro mayores». Pero a pesar de ello, concluye que «cada vez son más las personas directamente implicadas con la Semana Santa sevillana». Un factor que hace que montar una empresa relacionada con el mundo cofrade «sea a priori una buena oportunidad de negocio». Aunque si bien advierte que el hecho de que funcione y sea rentable depende más bien «de las fuerzas internas y externas», como ocurre en todo inicio de un nuevo proyecto, sea cual sea el sector.

Radiografía del arte sacro

El estudio también incorpora una radiografía de los distintos oficios vinculados al arte sacro. Ejemplos de aquellos negocios que, en su mayoría, son capaces de sobrevivir a lo largo de todo el año con un modelo que se sostiene en sacar la máxima rentabilidad de las épocas con mayor carga de trabajo y adaptar a su plantilla –en cuanto a número y horas de la jornada laboral– a la demanda real.

En un repaso por diferentes disciplinas, concluye que en la ciudad existen unos 20 talleres de orfebrería, la mayoría asociados en el Gremio de Orfebres de Sevilla. En general son «talleres pequeños con pocos empleados, entre unos 4 y 15 trabajadores», y con una dilatada trayectoria, «con más de 30 años de experiencia en el caso de los más jóvenes». Una situación muy similar a la que se produce en el gremio de los bordadores, donde actualmente se contabilizan más de una quincena de talleres en Sevilla. En este caso, conviven los que acumulan «años de experiencia» con los que han surgido en los últimos años. Aquí también las plantillas «son pequeñas», entre 4 y 15 trabajadores, en su mayoría mujeres, aunque suelen tener «un par de hombres jóvenes de entre 20 y 30 años». En ambos casos, «la crisis ha afectado sobre todo a los estrenos» ya que las restauraciones del patrimonio siguen estando a la orden del día.

No existen tampoco grandes diferencias en los casos de los doradores y carpinteros. Ambos gremios reconocen la caída de la demanda y las restauraciones como única vía de negocio. Pero también han tenido que tirar de imaginación para salir adelante. Los doradores lo han hecho a través de la búsqueda de nuevos mercados en el exterior, mientras que los tallistas han subsistido gracias a la incorporación de nuevas cofradías. En su caso, el estudio ofrece una estadística demoledora. Frente a los 59 pasos que se realizaron en el siglo XIX y los 76 del XX, en el siglo XXI solo se han ejecutado 6, con la consecuente merma de facturación.

Imagineros, cereros, floristas y otros artesanos también han tenido que agudizar su ingenio para seguir viviendo de las hermandades. La búsqueda de nuevos mercados y, sobre todo, la capacidad de ajustarse a las nuevas demandas de las cofradías han sido los éxitos que han garantizado su futuro o, al menos, su presente. Sin ello, la Semana Santa no sería lo que ha llegado a ser.

Nuevos modelos de empresa

En las conclusiones de este estudio universitario se responde a la idoneidad de aventurarse a emprender un nuevo negocio relacionado con la Semana Santa y sus hermandades. Su autor asegura que «no son demasiadas las empresas que se han atrevido a hacerlo» y, por supuesto, que las que lo han hecho no siempre tienen garantizado el éxito. Entre las que han salido adelante destaca como elemento común el haber encontrado un nicho de mercado hasta ahora desconocido o el haber reinventado tareas clásicas. Todas, además, coinciden en que suelen estar compuestas por jóvenes empresarios, que han sido creadas en el siglo XXI, y que tienen una estructura formada por poco personal y también por poco capital. Agudizando el ingenio, alrededor del mundo cofrade han surgido nuevas empresas como Tour Cofrade, centrada en las rutas turísticas por los principales templos y talleres artesanales de la ciudad. También se ha explorado en estos años la parcela administrativa de las hermandades. En eso se han convertido en todo un referente los responsables de Ghercof, un programa de gestión interna que permite llevar a cabo las tareas propias de gobierno de una hermandad, todo a través del uso de la nube y la comunicación directa con los usuarios. En la parcela del marketing también han existido claros avances en estos años. Como ejemplo, la iniciativa de la marca Nazareno Dame un Caramelo, que trabaja en la personalización de sus clásicos envoltorios con el escudo de cada hermandad.

¿De dónde proviene el dinero de las hermandades?

La financiación de las hermandades procede de tres fuentes: las limosnas y donativos, las cuotas de sus hermanos y la subvención que reciben del Consejo por la explotación de las sillas de la Carrera Oficial. Un negocio que mueve 3,78 millones de euros y que, una vez descontados los gastos de montaje, deja un beneficio neto de 2,37 millones de euros a repartir entre las hermandades de Penitencia (que se llevan el 81,5 por ciento), las de Vísperas (4,3) y las de Gloria (4,4), mientras que el 9,8 por ciento restante se reserva para gastos institucionales de la propia institución.

Los gastos que se generan en una estación de penitencia

Según el estudio, una cofradía con dos pasos y 1.000 nazarenos gasta 25.000 euros en su estación de penitencia, aunque «puede varias unos 5.000 euros dependiendo del número de pasos, de nazarenos y de bandas». La partida más cara –hasta 7.000 euros– es la destinada a la música. En cera se invierte una media de 5.000 euros, a los que hay que sumar otros 2.500 euros de la de los pasos. Las flores suponen una media de 6.000 euros entre los dos pasos.