'El barberillo de Lavapiés', una de las zarzuelas más emblemáticas del repertorio lírico español, en la grabación del Teatro de la Zarzuela (Ministerio de Cultura). Es el espectáculo que se iba a representar en el Teatro de la Maestranza los días 18, 20 y 21 de marzo y que fue cancelado por el cierre de todos los edificios de actividad cultural por la emergencia sanitaria ante la expansión del coronavirus.
Música de Francisco Asenjo Barbieri y libreto de Luis Mariano de Larra, en una adaptación del dramaturgo y director de teatro Alfredo Sanzol. 'El barberillo de Lavapiés' contiene la fuerza musical de una época, de alguna manera es una síntesis perfecta de formas clásicas y populares a las que Barbieri añade el genio de su creatividad. Larra y Barbieri amaban la vida y eso se nota en cada una de las notas de esta función y en cada una de las palabras.
Es una historia de amor entre Paloma y Lamparilla que no se llega a consumar hasta el final de la obra por obligaciones de tipo político-conspiratorio a las que hay que atender primero para salvar a España. El tono cómico y de aventuras de la función es lo que Sanzol potencia sin olvidar nunca que ambas cosas van unidas a la búsqueda de la belleza. Como dice Sanzol: “Sobre este asunto me gustaría poner el acento. Siempre he entendido la comedia y la aventura como una gran experiencia estética a través de la cual he querido sintetizar mi experiencia en la vida. La profundidad de la vida y sus difíciles conflictos necesitan de la visión de la comedia para encontrar soluciones liberadoras. 'El barberillo' planea sobre la realidad política y social gracias a la capacidad de sus personajes para surfear las dificultades. La música y la trama de 'El barberillo' hacen que nuestras neuronas encuentren conexiones inesperadas y brillantes, por eso me gustaría invitarles a disfrutar de esta función como si se hubiese escrito ayer porque eso es lo que hemos sentido todos al hacerla”.
Dirección musical: José Miguel Pérez-Sierra. Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar. Iluminación: Pedro Yagüe. Coreografía: Antonio Ruz.