El Premio Planeta no convierte un texto en una maravilla. Al contrario, no son pocos los relatos ganadores y finalistas de ese premio que no llegan ni a la categoría de pasables. Recuerdo con horror, por ejemplo, «Melocotones helados» de Espido Freire. Sin embargo, «Aquitania» de Eva García Sáenz de Urturi, no está nada mal. Y por méritos propios.
La protagonista de la novela, Eleanor de Aquitania, crece como personaje desde el principio. Párrafo a párrafo se construye un alma poderosa y creíble. Los escenarios se cuidan para que luzcan con luz propia. El lenguaje es cuidadoso, es la forma de trasladar al lector a una época oscura y gris, utilizando palabras y construcciones con sabor añejo. La acción de «Aquitania» comienza el año 1137 y el trabajo que realiza la autora para construir el clima adecuado es notable, tal vez lo mejor de la novela.
Eva García Sáenz de Urturi utiliza cuatro narradores. Las voces de Eleanor; de Luy VII, el Rey Niño; y de Raimond de Poitiers (Ray en el relato) se alternan por capítulos. Además, un narrador no identificado (tercera persona) se encarga de contar la historia ‘del Niño’, un personaje que crecerá (en todos los sentidos) durante la narración. Lo más importante es que la autora logra diferenciar las voces en casa caso y la credibilidad se consolida.