Donny Hathaway creyó que alguien había conectado una máquina a su cerebro para robarle el talento. «Gente blanca», le dijo al productor y compositor James Mtume, «quieren apropiarse de mi música y mi sonido, hay demasiadas personas intentando matarme». A sus 34 años y con toda la vida por delante, una esquizofrenia paranoide quiso que la madrugada de un domingo, después de una intensa jornada de grabación con Roberta Flack, se arrojase desde el piso 15 del Essex House Hotel, en Nueva York. Su muerte, sin embargo, continúa siendo una incógnita para muchos, y es que según amigos como Quincy Jones, le faltaba nervio para dejar el mundo.
Su adiós se produjo justo cuando resurgía después de una etapa de sombras. Ya en 1971, su mujer, Eululah, empezó a ver comportamientos erráticos en el artista. Hablaba sólo, estaba demasiado irritable y pasaba largas épocas deprimido. Debido a la enfermedad, perdió a su familia y a casi toda su gente, entre ellos, cantantes como Aretha Franklin o la propia Roberta Flack, a la que conocía desde sus años en la Howard University de Washington.
El pensar en aquella noche es pensar en el sufrimiento que tuvo que ser para él el sentirse incomprendido y quién sabe si alguna vez tuvo la mala suerte de ser consciente de su delirio. Pensar irremediablemente en su dolor, con la melodía de su maravillosa Giving Up (Rendirse) resonando en la cabeza. Donny Hathaway era un soulman destinado a vivir para siempre, una de esas personas que nacen con estrella y que viven vidas abocadas a la fama eterna. Aun así, a veces la vida quiere quitárnoslo todo antes siquiera de empezar, y Hathaway casi no tuvo tiempo de tocar las mieles de la grandeza con la punta de los dedos.
Nació en Chicago el 1 de octubre de 1945, tan sólo unos meses después del fin de la II Guerra Mundial. Su padre era soldado y nunca quiso hacerse cargo de él, así que pronto se mudó con su madre a St. Louis, donde también vivían sus abuelos. Fue su abuela Martha, cantante de gospel profesional, quien le introdujo en el mundo de la música. Con ella viajaba por el país visitando iglesias y pronto se convirtió en una joven celebridad infantil de la música negra. De aquellos años cuentan que fue sometido a extenuantes clases de piano y que no solía salir a jugar con otros niños.
Gracias a su virtuosismo consiguió una beca para ir a la Universidad y allí comenzó a tejer una prometedora red de contactos que pronto le llevó a lo más alto obligándole a abandonar los estudios. Poco a poco, empezó a colaborar con otros artistas como Curtis Mayfield o Aretha Franklin, y en 1969, con 24 años, grabó su primer single en solitario, The Ghetto Pt. 1, que llevó el glamour y la elegancia a los barrios negros, todo un regalo para dignificar y honrar a su raza. Su primer LP, Everything is Everything (1970) obtendría muy buenas críticas, entre ellas la de la revista Rolling Stone, que hablaba de él como «la mayor revelación en el soul» de por aquél entonces.
Con su segundo disco, Donny Hathaway alcanzó si cabe un éxito mayor. Era un álbum de versiones en el que aparecían, entre otras, canciones como la ya mencionada Giving Up, de Gladys Knight & The Pips o A Song for You de Leon Russell, aunque también incluía dos Bonus Tracks escritos por él: Be There y This Christmas, que pronto se convirtió en un clásico de la época navideña y que ha sido versionado por cantantes como Diana Ross, The Temptations, Patti Labelle o Stevie Wonder y también por otros más actuales como Gloria Estefan, Christina Aguilera o Chris Brown.
Donny Hathaway es quizás uno de los artistas más olvidados por el público y, sin embargo, más respetados por la comunidad musical. Grandes nombres como Alicia Keys, Justin Timberlake o Beyoncé han declarado en diversas ocasiones que Hathaway ha sido una de sus mayores influencias. También lo ha sido para la malograda Amy Winehouse, que incluso le menciona en su canción más conocida, Rehab: «There’s nothing you can teach me that I can’t learn from Mr. Hathaway» (no hay nada que tú puedas enseñarme que no pueda aprender del señor Hathaway). Con esto pretendo reivindicar que a veces la historia no es justa para algunos y que Hathaway ha pasado a formar parte de un cajón de viejas glorias que para nada merecen el anonimato en la memoria colectiva.
Después de ser diagnosticado todavía tuvo tiempo de grabar otros tres álbumes de estudio y uno de directos. En 1972 llegó a las tiendas el primer trabajo de duetos con Roberta Flack para Atlantic Records, Roberta Flack & Donny Hathaway, del que salieron temas como el ganador de un Grammy, Where is the Love, que llegó a ocupar el puesto número 5 en la lista de los 100 mejores álbumes de «Hot Pop» de ese año. También por esas fechas salía al mercado, Live, su recopilatorio de directos, que fue calificado por la BBC como uno de los mejores de la historia y que incluía temas grabados en The Troubador, en Hollywood, y en The Bitter End de Greenwich Village, en Manhattan.