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Actualizado: 31 oct 2019 / 13:17 h.
  • Jacinta Escudos. / Fotografía: cervantesmilehighcity.wordpress.com
    Jacinta Escudos. / Fotografía: cervantesmilehighcity.wordpress.com

La realidad es dual. Eso lo sabe Jacinta Escudos y es lo que lleva hasta las últimas consecuencias en este libros de relatos. Si el hombre es bueno y malo; equilibrio e insensatez; o belleza y horror; esta autora salvadoreña no duda en poner a sus personajes rozando la fantasía, en territorios que permiten cualquier cosa que un ser humano puede llegar a imaginar para que una mujer se convierta en un hombre, para que el amor pueda ser una constante en la vida del mismísimo diablo o para que el amor de Medusa nos enternezca lejos de causarnos pánico.

El libro de relatos de esta estupenda escritora es fascinante, demoledor con lo rutinario o con lo estereotipado de la realidad; es una mirada clara a la zona de los sueños que se convierten en algo propio de la realidad para que podamos acceder a ella con herramientas contundentes.

Destacan, «Días del fin» (el fin del mundo convertido en unas horas que mecen con tanta violencia como esperanza, en los que el recuerdo que tengamos de nosotros mismos nos convierta en seres inmortales), «Muerto al lado de mí mismo» (la realidad paralela como escenario alternativo) y el relato que da nombre al libro «El diablo sabe mi nombre» (el amor del diablo en pleno apogeo). Pero en todos encontramos imágenes poderosas, una poética en busca de la verdad literaria y un esfuerzo por ensanchar la realidad con eso que creemos que no existe y que, sin embargo, invade todo lo que somos, con los sueños, con la imaginación, con lo imposible.

«El diablo sabe mi nombre»: La dualidad y los sueños
Portada de ‘El diablo sabe mi nombre’. / El Correo

Es muy interesante la preocupación que muestra Jacinta Escudos por un planeta que estamos destruyendo sin compasión. En el relato «La flor del espíritu Santo» podemos leer cosas como esta: No sentía gozo ni ánimo por los humanos. Donde hay personas hay siempre destrucción. Ahora la naturaleza está muerta. El sol lo guardo en mis recuerdos porque casi no puede verse. Palabras amargas que ponen en guardia al lector que debe hacer repaso y calcular la huella de CO2 que está dejando. Junto a una crítica feroz sobre el papel del hombre y de la mujer en el mundo actual, la mirada de la autora se tiñe de cierta amargura al abordar asuntos tan viejos como el ser humano.

Calificación: Estupendo. Extraño. Casi perturbador.

Tipo de lectura: Engañosa. Los textos exigen una segunda vuelta. El lector intuye que esa facilidad narrativa esconde algo más.

Tipo de lector: Todo aquel que sea capaz de soñar.

¿Dónde puede leerse?: En la cama antes e dormir, al despertar.