Cuenta John Carlin en «El factor humano» cómo la selección nacional de Sudáfrica de rugby derrotó a la francesa en las semifinales del Campeonato del Mundo de 1995 celebrado en el país africano. Benazzi, delantero francés, siempre insistió en que consiguió un ensayo en los últimos momentos del partido que no subió al marcador puesto que el árbitro no apreció que la oval cruzase la línea de fondo. Ese ensayo hubiera servido para que los franceses disputaran la final. Pero también le dijo a Morné du Plessis, exjugador y directivo de la South African Rugby Union, lo siguiente: «Lloramos desconsolados cuando perdimos con vosotros. Pero, cuando fui a ver la final el fin de semana siguiente, volví a llorar, porque sabía que era más importante que no estuviéramos allí, que lo que estaba ocurriendo ante nuestros ojos era más importante que una victoria o una derrota en un partido de rugby». Este fragmento podría servir de resumen para este valioso libro que narra cómo un país logró salir adelante gracias a un partido de rugby.
El relato periodístico es un género que, bien utilizado, puede dar frutos excelentes. Truman Capote ya dejó claro que el mestizaje entre periodismo y literatura no solo era exquisito sino que era necesario. ¿No es «A sangre fría» un libro excelente y muy difícil de superar en todos los aspectos?
«El factor humano» es el libro en el que se nos acerca a la realidad histórica de Sudáfrica desde los primeros tiempos de la CNA hasta los años 80 y 90. Y se construye sobre un cierre insólito y maravilloso, sobre la conquista del Campeonato del Mundo de Rugby de 1995 que fue, además, la conquista de las libertades, de la igualdad y de la paz. Al menos fue el cimiento indispensable.
El autor John Carlin, dedicó años a entrevistar a los protagonistas políticos y deportivos que estuvieron involucrados en el llamado ‘proceso’ (sí, se llamó ‘proceso’ y es que, a estas alturas, casi todo está inventado). Carlin logra un libro robusto, compacto, de una potencia informativa arrasadora; un libro que despliega una carga expresiva y emocional apabullante. Los que tenemos una edad y vivimos todo aquello en tiempo real, es difícil que podamos controlar la emoción que provoca el recuerdo de una de las cosas más preciosas que ha vivido la humanidad en los últimos cien años.