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Actualizado: 17 nov 2020 / 08:20 h.
  • Lucía Martínez. / Fotografía: Álvaro López
    Lucía Martínez. / Fotografía: Álvaro López

¿Qué es el jazz? No creo que exista una sola persona que sea capaz de definir con exactitud este tipo de música. Es tal la evolución que ha sufrido desde finales del siglo XIX hasta ahora, son tantos los mestizajes, es tal el número de movimientos distintos dentro del jazz, que se hace imposible saber qué es el jazz. Creo que fue Miles Davis el que dijo que él no hacía jazz, que lo que hacía era música.

Lo único cierto es que el jazz es la absoluta libertad al hacer música. No alcanzo a decir nada que vaya más allá sin que pueda equivocarme.

Los territorios por lo que se pueden llegar a mover algunos músicos de jazz son apasionantes, desconocidos muchas veces, indómitos siempre. Alejados de tonalidades convencionales y de coloraturas fáciles de reconocer, algunos músicos exploran allá donde muy pocos son capaces de llegar para expresar sus sensaciones, su forma de entender el mundo o la percepción de una parte de la realidad que se hace gigante durante tres o cuatro minutos. A través de la libre improvisación la expresión musical se convierte en un vehículo único para dibujar detalles, para explicar lo que se es y lo que significa una consciencia.

«Frágil Gigante» es el nombre de un disco. Y es el nombre de un proyecto que se construye desde la libertad, desde esa manifestación que se convierte en un golpe sobre la mesa para reivindicar todo tipo de música. Lucía Martínez, Baldo Martínez y Juan Sáiz, hacen una música sin disfraces, sin pretensiones artificiosas, sin encadenamientos absurdos a un movimiento u otro. Hacen jazz, improvisan el mundo para pasarlo a limpio con cada nota. Son el sonido europeo actual dentro del panorama jazzístico. Y eso es decir mucho.

«Frágil Gigante»: La punta de lanza del futuro
Juan Sáiz. / Fotografía: Álvaro López

Lucía Martínez es una baterista voluptuosa. Y bulliciosa. No deja de buscar elementos que le permitan expresar aquello que va sintiendo desde que arranca una pieza.

Baldo Martínez es un músico con gran experiencia que no se arruga ante el reto que supone innovar con cada compás. Improvisando se convierte en un verdadero remolino que envuelve a sus compañeros, que les da la mano y les invita a caminar sobre el mismo filo de la misma navaja. El contrabajo de Baldo Martínez es de gran importancia.

Juan Sáiz es un músico estupendo. Posiblemente, le queda mucho por decir y le queda mucho camino por descubrir, pero ya deja claro en cada tema que con el saxo o la flauta es capaz de esta a una altura muy importante. A este músico hay que seguirle para comprobar que lo que apunta es cierto.

«Frágil Gigante» es un trabajo arriesgado, lleno de colores, repleto de eso que llamamos emoción. La música que sonó en el escenario del Fernán Gómez de Madrid era una muestra de generosidad, una especie de striptease emocional de los tres componentes de la banda. La pieza «Responso» sonó preciosa; gustó «Freaks»; y «Nena» se escuchó con casi devoción. El Fernán Gómez se convirtió, durante hora y pico, en un enorme garaje en el que se podía escuchar la música de todos.

El concierto no era para recién llegados al jazz. La música de Lucía Martínez, Baldo Martínez y Juan Sáiz, experimenta, quiere estar en la vanguardia, y eso la convierte en algo incomprensible para el que no conoce de dónde llega y de qué fuentes bebe. Pero resultó espléndido por su verdad.

«Frágil Gigante»: La punta de lanza del futuro
Baldo Martínez. / Fotografía: Álvaro López