Como os anuncié la semana pasada, os traigo propuestas de cómic, como siempre, de editoriales independientes. Muy variado: pistoleros en busca de venganza, detectives moribundos a la caza de psicópatas asesinos, seductoras espías en el Madrid de entre guerras, y humor relacionado con la comida.
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Actualizado: 22 ene 2021 / 07:31
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«La Venganza: una aventura Jhonny Revenge». Guion: Lluís Ferrer Ferrer. Dibujo: Joan Escandell. Color de portada: Guillem Marí Páginas: 65. Tapa dura P.V.P: 19.90€. Apache Libros
Me gusta el western, fue el nuevo género de caballería en sus orígenes, muy infantilizado e ingenuo en su comienzo y que, poco a poco, se fue oscureciendo en mensaje y estereotipos con el avance del siglo. Los personajes se volvieron grises según se acercaban al adjetivo crepuscular que se ha convertido en la coletilla de la temática . Con este «La Venganza» hay que volver a los tiempos primigenios de la ambientación de vaqueros en el que todo está marcado por extremos: los buenos son muy buenos y los malos son muy malos. Hay virtudes y pecados, blancos y negros, y si comulgas con esa premisa, la historia cumple sin ofrecer nada original, pero fiel a ciertos estándares que son ya universales.
En el guión hay más fallos que aciertos y no lo entiendo ya que lo firma alguien con la experiencia de Ferrer Ferrer. La preparación del protagonista es una broma y si bien sus motivaciones entran dentro de la lógica, no hay «camino del héroe» ni justificación que lo convierta en paladín. Los diálogos quedan trasnochados y parecen sólo destinados a no dejar la viñeta muda, ni siquiera sirven para ubicar con forma las escenas en una etapa temporal en el que el doblaje de las películas del oeste era inconfundible.
Su mayor acierto es el de plantear de forma efectiva en muy pocas páginas todas las situaciones esperables en este tipo de historia, desde la pelea a puñetazos en el salón, pasando por el asalto a la diligencia a incluir el duelo de honor con los indios.
El arte de Escandell, en cambio, me ha gustado. Con anatomías muy clásicas y de un hieratismo casi provocado, retratos de expresividad mínima y un estilo de línea muy sencilla se podría pensar en un trabajo algo descuidado, pero esa sensación queda desmentida al estudiar el gusto por los motivos, los escenarios, los fondos. Hay viñetas cargadas hasta con siete personajes que muchos dibujantes habrían economizado sin pudor. Las panorámicas son una constante sin escatimar en detalles que no se aprecian en una primera lectura o que no valora un ojo no entrenado. Estética retro, potenciada por el blanco y negro integral, que a mí me estaba pidiendo a gritos alguna utilización más del viejo recurso de la onomatopeya gráfica.
Argumento ligero y sencillo que se lee sin esfuerzo y que evoca a la nostalgia de antiguas publicaciones y que, al igual que estas, termina con un «continuará» que anuncia serie.
Digna edición y apuesta de Apache Libros por el cómic de patrio, aunque falten algunas tildes por ahí.
Los Candell sufren el ataque del bandido conocido como El Reverendo. Nadie quedará vivo en la granja excepto el joven Jhonny, quien jurará vengarse.
«MataHari». Guión: Andreu Martín, Felipe Hernández Cava. Dibujo: Marika Vila. Páginas: 64. Tapa dura. PVP : 23,95 € Isla de Nabumbu
Impecable presentación en la tapa dura, calidad de papel, impresión y en el formato que recopila el trabajo de Marika Vila con textos de Andreu Martín en la revista «Totem El Comix», y que incluye la historia del título junto a dos argumentos cortos y autoconclusivos; «Circe» y «Devil-idad» a cargo de Felipe Hernández Cava.
Sigo pensando en por qué Vila se empeña en dibujar una pistola semiautomática cuando se repite en el texto que es un revólver. Esto no es baladí, es como escribir «El caballero se enfrentó al dragón» y que el dibujo corresponda a un cruzado cargando contra un león (por ejemplo). Y me llama más la atención en un trabajo en el que la maestra del dibujo cuida otros detalles al extremo.
La anatomía femenina se vuelve protagonista de todo el álbum, de forma que los personajes masculinos quedan descuidados, a un paso de la caricatura. Los primeros planos y los de busto se repiten sin caer en la monotonía visual gracias a una inteligente utilización del encuadre. La estética general del tomo mantiene un fuerte sabor Modernista en combinación con las estructuraciones de páginas cerradas del cómic europeo clásico.
El diseño de Mata Hari es motivo y motor de las escenas, idealizada hasta recordar más a la Elisabeth Siddal de los Prerrafaelita que a la propia Margaretha Geertruida Zelle. Toda le estética de las páginas se basa en Art Nouveau, con elementos de recargada referencia orgánica, mezclado con esa aparente simplicidad en el trazo propia de los figurines de moda.
El guión es denso en texto de globos y cajas y el final no alcanza una conclusión real, queda algo in medias res, hecho que quizás se deba a la forma de publicación por entregas original de esta historia. La viñeta secuencia en la que se repasa la biografía de la espía, me parece una genialidad. Me ha gustado especialmente el recurso de ese remedo de zéjel sobre los uniformes que marca un compás propio dentro de la trama.
La edición se complementa con textos de Marika Vila, Andreu Martín, Felipe Hernández Cava y Norman Fernández y con bocetos no publicados con anterioridad. El tomo consigue un carácter de reivindicación hacia el trabajo de las mujeres en el campo de cómic en nuestro país, personificado aquí en Vila, pero que no olvida otros nombres como Montse Clavé, Isa Feu o Mariel Soria,
El hotel Palace en Madrid en 1917 es lugar de encuentro de militares, espías y diplomáticos. El comandante Ladoux del espionaje galo manda allí a su agente con nombre clave H21.
«Happy Days» de Massacre. Tapa dura. Páginas:120. PVP: 6€ Dibbuks.
Referencia del 2010, pero que yo he descubierto recientemente, con el pseudónimo de Massacre para Alejandro Miguel de Hoyos
El blanco y negro de las tintas duras, el argumento y las imágenes explícitas dirigidas a un público adulto, recuerdan irremediablemente a los parajes de la Ciudad del Pecado, pero el guion aquí busca otro nivel de profundidad en un thriller violento y sin censuras.
Ambiente sórdidos, con personajes llevados al límite y que adolecen de mantener ciertos clichés de género noire, en una historia con serial killer como auténtico protagonista.
Tiene también sus toques originales; el inspector Hinojosa con su propio deathline (plasma el recurso de debilidad aparente que es fortaleza oculta) y sus obsesiones es un personaje muy potente, y el modus operandi del asesino con su juego del teléfono es más que inquietante. La agente Cat tiene su punto que va más allá de ser un reclamo hipersexualizado.
Aunque la trama es firme y consigue mantener el interés hasta el final, noto cierto caos en el planteamiento de las escenas, como si las ilustraciones estuvieran disociadas del texto y fueran realizadas más por la apetencia en un momento dado del autor de dibujar cierto motivo que en de lo idóneo del mismo para la narración y no me refiero sólo al Ciclo de Carnot y al teorema de Clausius.
Me ha ocurrido lo mismo con los diálogos, se me antojan fuera de contexto en forma y registro y algunos requieren de una segunda lectura para comprender su función en la historia.
Si bien hay talento en estas páginas, el conjunto queda como una obra primeriza que no logra una consistencia general. Hay demasiados contrastes de calidad en todos los sentidos y, si bien se intuye un mundo o imaginario propio más allá de estas viñetas, este queda demasiado desdibujado.
Es entretenida pero no se debe tener en cuenta como ejemplo del trabajo de de Hoyos que ha evolucionado mucho en once años.
Lo vais a encontrar en ‘zona de destockaje’ de librerías y la edición, número de páginas y sus puntos fuertes lo convierten en una compra muy recomendable.
El inspector Hinojosa está desahuciado médicamente, pasará sus últimos días persiguiendo a un asesino en serie que hace que sus víctimas llamen a la policía justo antes de torturarlas hasta la muerte.
«Hay hambre». Guión: Carlos Escuin. Dibujo: Maribel Carod. Tapa blanda. Páginas: 104. PVP: 14 €. Fandogamia
Nueva recopilación por parte de Fandongamia de una serie publicada originariamente en la revista satírica «El Jueves». Se trata esta vez de «Hay hambre» que Carod lleva dibujando y Escuin escribiendo varios años en entregas semanales.
No hay argumento, se tratan de una o dos páginas de chistes en el formato viñeta y sin nexo entre unas y otras, englobados bajo una temática general prefijada en el título, pero siempre referida al tema de la gastronomía.
Destaca sobre todo la libertad creativa a la hora de abordar cualquier gag, sin más límites que los que quieran proponer los propios autores. Esto es algo impagable para quien tiene que realizar el trabajo, pero a ciertos lectores les puede parecer excesivo. Cualquier recurso es válido para afilar la crítica o provocar una sonrisa, desde los escatológico, hasta lo absurdo sin olvidar lo desbarrado o gilipolleces a secas, aunque no suelen ser tan brutos como otras firmas que forman parte de los colaboradores de la cabecera barcelonesa.
Se lee a ratos sueltos, sin exigir casi concentración, aunque se puede disfrutar de corrido. El texto es muy accesible, llano y plagado de vulgarismos con algún ramalazo intelectual de vez en cuando. Abarca cualquier temática relacionada con la comida, lo que lleva a tratar sobre materias primas, hostelería o programas de televisión, lo que da pie a bromas de carácter costumbrista con las que el lector se puede sentir identificado sin problemas, y a ciertas puyas de carácter social como la precariedad de los empleos de camareros.
A mí me gusta sobre todo cuando cargan contra el postureo de la cocina de alto standing o la tontuna de la fiebre de los gin tonic.
El análisis psicológico que se muestra en «¡Lo que tu bocata favorito dice de ti!» con la división de las personalidades en «Jamón Ibérico Vegetal de Atún- Pastrami- Calamares», creo que nos representa a todos de alguna forma.
El dibujo de Carold es bonito, limpio, adaptado al tipo de producción y a los tiempos propios de entregas cada siete días. Sus caricaturas son expresivas y casi esquemáticas, simplemente funcionales pero muy agradables a la vista gracias a la paleta de colores que suele utilizar.
Muy rancio hay que ser para no encontrar alguna escena que te haga reír.
Viñetas gastronómicas que abarcan desde las diferencias entre un restaurante chino y un japonés, hasta los tipos de camareros, sin obviar el circo de los chefs televisivos.
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Nos leemos en siete días, que pasan sin que una se dé cuenta, en La Cara Oculta.
Besos de carmín.