La muerte de Iván Ilich es la novela de personaje más arquetípica de todas las que se han escrito. Desde la primera frase, todo lo que leemos busca construir a Ivan Ilich, al personaje principal, con exactitud. Sabemos cómo es físicamente y sabemos cómo piensa y cómo evoluciona su forma de enfrentar la realidad. Construir al personaje es lo que da sentido a la narración y, por ello, se utilizan vehículos de gran solvencia que apuntalan la narración hasta convertirla en obra maestra.
Un primer elemento técnico lo podemos tomar como si fuera una clase de escritura creativa. Tolstói utiliza un narrador no identificado con el que puede indagar en la consciencia del personaje. Es el único narrador posible para contar esta historia. La anécdota es que Tolstói comenzó utilizando un narrador personaje, el propio Iván Ilich, pero pronto se dio cuenta de que un personaje en su situación no sería capaz de narrar buena parte del relato. No siempre el narrador en primera es la mejor de las opciones para evitar el filtro de una voz narrativa distinta. Además, cualquier otro narrador diferente, hubiera convertido la nouvelle de Lev Tolstói en otra cosa distinta.
La muerte es otro de los elementos fundamentales de la novela. ¿Qué es la muerte? ¿Qué supone para el que se aproxima a ella irremediablemente? ¿Y para los que quedan vivos? ¿Es algo tan negativo y horrible como se ha dicho siempre o supone el fin del sufrimiento? En esta novela es fundamental la muerte y cómo ha de tratarse a los enfermos que están esperando a morir.