Nos podemos acercar a cualquier ámbito a través de la erudición o de la naturalidad más absoluta y, no nos engañemos, somos más los que recibimos mejor una información envuelta en un lenguaje sencillo, trufado de anécdotas y de buen humor. Insisto: información. La expresividad o la lírica literaria es otro cantar.
Los libros que hablan de la historia, y que Juan Eslava Galán firma, se están convirtiendo en clásicos por su cercanía, por su sencillez y por la cantidad de información que nos ofrecen. Si bien los detalles son escasos, las situaciones que se narran, el humor que destila cada página y la cantidad de anécdotas (casi siempre cómicas o relatadas con ironía) son suficientes para que el lector se haga una idea general de lo que ocurrió en un momento determinado o durante unos siglos de nada.
Los años del miedo se centran en la postguerra española. Miseria, falsas beatas, muchísimo estúpido sustentado por una virilidad de cartón piedra, un régimen que creció gracias al terror y a una suerte llegada de la zona cochambrosa de la realidad; curas, obispos, arzobispos y cardenales, propios de operetas baratas; y estraperlistas. La España de los años cuarenta y principios de los cincuenta.
El libro se lee bien. Los chistes o expresiones sarcásticas facilitan mucho el trabajo al lector. Aunque, todo hay que decirlo, el libro está lleno de repeticiones incomprensibles.