«Pan con aceite y miel» es un auténtico descubrimiento. Es uno de esos libros infantiles ( para niños de 4 o 5 años en adelante) que terminan resultando entrañables y emotivos.
Aunque el libro está dirigido a los pequeños, serán los prescriptores (padres, madres, tíos o tías, madrinas o padrinos) los que quieran que ese libro esté en casa. Porque habla de algo que los adultos hemos tenido que experimentar más veces de lo deseado: la ausencia. Los niños van a aprender que los recuerdos son poderosos y que gracias a ellos todo puede parecer igual que era. Pero los adultos, también, recordarán el sabor amargo de la falta, de la tragedia, de lo que es esa zona menos amable de la existencia que con un esfuerzo necesario se convierte en soportable (primero) y radical (siempre).
Los valores que se manejan en el libro son esenciales. Y la idea fundamental, la de la figura del abuelo o la abuela, sostiene el relato de principio a fin. Los abuelos son insustituibles, porque son las personas terminan por enseñar a los niños que estar dispuesto a todo es el arquetipo de la felicidad propia y ajena; que incluso sin estar presentes son capaces de conseguir todo aquello que sea necesario para que un niño pueda sentirse seguro. Porque los abuelos nunca se van del todo y si seguimos recordando lo que fueron, lo que dijeron, y lo que nos amaron, seguirán por siempre jamás entre nosotros.