Las comedias musicales tienen un par de características propias que las definen y diferencias perfectamente. Una de ellas es que cuentan historias que no serían creíbles en un formato sin ese toque de cuento de hadas que imprime una música agradable y un baile divertido. La evolución de la acción va ligada y matizada a y con la banda sonora. Dicho de otra forma, es la música lo que hace coherente el producto. En el 90 por ciento de las películas suena la música, pero solo matiza la imagen. En el 90 por ciento de las películas suena la música, pero la credibilidad llega desde los materiales narrativos que no incluyen la música.
«Todos dicen I love you» es una comedia musical. La firma Woody Allen. Y es agradable, divertida, a veces disparatada, y no busca nada que no sea divertir al espectador. El reparto tira de espaldas a cualquiera: Alan Alda, Woody Allen, Goldie Hawn, Edward Norton, Julia Roberts y Natalie Portman (jovencísisma) entre otros. La fotografía es espectacular. En concreto, la forma de presentar París es maravillosa. La música estupenda. Vestuario y peluquería exactos. La dirección de actores impecable. En fin, todo muy bien. Pero es una comedia musical. Y los géneros gustan o se detestan. Lo digo para advertir a los que prefieren otro tipo de cine.
El guión de Allen es chispeante de principio a fin. Algunas escenas son divertidísimas. Por ejemplo, la situación que se produce entre un tipo recién salido de la cárcel y una de las protagonistas hace reír a cualquiera. Por supuesto, está lo que siempre está en el cine de este autor: religión, matrimonio, relaciones de pareja, etc. Los números musicales no desentonan, no parecen que estén metidos con calzador o capricho del director. Esto es una comedia de las de verdad. Destacan la del hospital (alguien se ha comido el anillo de compromiso y acude a urgencias) y la del baile del propio Allen con Goldie Hawn (técnicamente impecable y aglutinadora del espíritu de la película y de todo un género según Allen).