El 69,5 por ciento de los andaluces de entre 35 y 60 años de edad ha alcanzado un nivel formativo superior al de sus progenitores, según se desprende del avance de la primera Encuesta de Movilidad Social 2017 de la comunidad autónoma que publica el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, cuyos datos definitivos se conocerán en septiembre.
Según informa la Junta andaluza, la encuesta --en la que queda patente que la educación constituye un factor determinante en el análisis de la movilidad social-- mide la movilidad social intergeneracional, es decir, la transmisión de la clase social de padres a hijos y las oportunidades de ascenso o descenso social, tomando como referencia la situación de los padres cuando los encuestados tenían 14 años.
Los resultados apuntan a una línea similar a la registrada en el resto de España y los países del entorno OCDE.
En 2017, la estructura social sitúa a un alto porcentaje de la población adulta andaluza (54,8%) en los grupos denominados de clase intermedia, es decir, empleados no manuales, pequeños empresarios y trabajadores manuales cualificados.
Atendiendo al sexo, el 33,5 por ciento de las mujeres se encuentra dentro de la clase intermedia en ocupaciones vinculadas a la administración, comercio, ventas y otros servicios, mientras que el 24,8 por ciento de hombres se emplea en ámbitos técnicos y trabajos manuales cualificados.
Respecto a su propia percepción, el 50 por ciento opina que su clase social ha mejorado respecto a la de sus progenitores. El 44 por ciento de los andaluces de entre 35 y 60 años de edad ha mejorado la posición social de sus progenitores y se encuentra en una clase superior. Respecto a la distribución por sexos, el ascenso social es más sensible en el caso de las mujeres (48,5%) que en el de los hombres (43,9%).