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Actualizado: 19 dic 2016 / 13:29 h.

El secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, dio hoy la vuelta a las críticas de la oposición sobre la falta de diálogo del Gobierno andaluz y acusó a PP, IU y Podemos de ser ellos quienes «presentan enmiendas como imposición» a los presupuestos para 2017, que se debatirán esta semana en el Parlamento para su aprobación, prevista sólo con el apoyo de PSOE y Ciudadanos.

El Consejo de Gobierno informó negativamente en su reunión de la semana pasada a las 111 enmiendas parciales de estos grupos –el pleno del Parlamento ya tumbó las enmiendas a la totalidad que presentaron– porque suponen un incremento del gasto o de ingresos. En el caso de las enmiedas del PP, la Junta estima que suponen un incremento de gastos de 1.181 millones y una merma de 30 millones en ingresos ya que los populares plantean la supresión casi total del impuesto de sucesiones y donaciones, reformado ya por la Junta tras un pacto con C’s. Las enmiendas de Podemos suponen un aumento de gastos de 3.623 millones y un aumento de ingresos al pedir la derogación de las rebajas del IRPF y del impuesto de sucesiones que según la Junta iría en detrimento de las clases medias y bajas, en la misma línea que las de IU. Ciudadanos pactó integrar sus enmiendas parciales con las del propio PSOE.

Cornejo criticó que salvo con el partido naranja «no ha habido un diálogo previo» para el entendimiento en materia presupuestaria y criticó que los grupos hayan presentando «enmiendas como imposición». Lanzó una «oferta de diálogo» para que «reconduzcan sus posiciones» ante el pleno de esta semana aunque sin mucho convencimiento en que se produzca. En este sentido llamó a un cambio de actitud de la oposición en el periodo de sesiones tras las vacaciones navideñas para «mejorar la vida de las personas» y subrayó que para ello «los presupuestos son un punto de partida importante».

Precisamente, el número dos del PSOE andaluz –que como es habitual tuvo que eludir una y otra vez insistentes preguntas sobre una futura candidatura de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, para liderar el PSOE– criticó que sea la oposición la que se empeña en introducir el debate nacional en la vida parlamentaria de Andalucía mientras Díaz «están en lo que tiene que estar». Especialmente crítico fue con el coordinador de IU, Antonio Maíllo, al que dijo que ver «más ocupado en las cosas del PSOE y su congreso» cuando «podía mirar más» a lo que ocurre en su propia formación y en Podemos, con la que forma coalición, tras echarle en cara que en las últimas elecciones autonómicas y generales cosechó «los peores resultados de su historia». Le afeó que aluda a las «luchas de poder» dentro del PSOE que «pueden ser legítimas y también se producen en otros partidos».

Cornejo no se salió del guión pese a las insistentes preguntas sobre cuándo Díaz hará oficial si aspira o no a la Secretaría General del PSOE, cuándo se convocará el Congreso Federal del partido o las apelaciones a la unidad de barones como el extremeño Guillermo Fernández Vara para evitar un «choque de trenes» con Díaz y el exsecretario general Pedro Sánchez como locomotoras. Insistió en que el comité federal, previsiblemente el 14 de enero, pondrá fecha al Congreso y marcará la hora de ruta y será entonces cuando quien quiera dar el paso lo hará público, una «decisión personal» de Susana Díaz insistió, y los militantes decidirán «y no ningún presidente autonómico ni secretario general de ninguna federación».

El PSOE andaluz de Díaz sigue mareando la perdiz mientras los críticos continúan haciendo «ruido» con actos como el celebrado la semana pasada en el feudo sevillano de la presidenta andaluza y entre los barones socialistas hay voces que claman por una tercera vía que los socialistas andaluces no creen que salga ya que ésta debería ser fruto de un acuerdo entre los dos bandos actualmente diferenciados. Otra cosa es que pueda haber un tercer candidato que se enfrente a ellos y que entre unos y otros haya diálogo en aras de una unidad a la que todos apelan pero que de momento no existe, pese a que el tiempo haya rebajado la tensión del comité de octubre que forzó la dimisión de Sánchez.