Despejada la incógnita. El escenario electoral andaluz ha abierto el telón para dar paso a una campaña en la que la oposición presenta dudas con algunos nuevos liderazgos frente a un candidato consolidado que busca la reelección. El 19 de junio, domingo, Andalucía irá a las urnas después de meses de incertidumbre.
El impacto de la inflación en la economía andaluza, acentuada por la guerra en Ucrania, y la necesidad de que la comunidad cuente con un nuevo presupuesto que sustituya al actualmente en vigor, que es el del 2021 prorrogado, ha pesado en el relato del presidente, Juanma Moreno, una decisión difícilmente separable de la última encuesta del CIS andaluz.
Pero la convocatoria de junio arroja muchos interrogantes sobre unos comicios en los que los partidos configuran un mapa político marcado por la polarización entre bloques, por sus crisis o por encontrarse en proceso de construcción.
Ciudadanos, socio de coalición del PP en la Junta, no quería elecciones, su intención era ganar tiempo por las pésimas encuestas que le auguran convertirse en un partido casi testimonial (de 21 a 2 escaños).
El eventual desplome electoral de este partido aporta una seria preocupación en el PP-A de Moreno, que ha pasado de plantear su preferencia por repetir un gobierno con la formación que lidera Juan Marín a defender una mayoría suficiente que le permita un ejecutivo en solitario.
La coalición PP-Cs ha sido descartada por los naranjas. El PP-A cuenta ahora con 26 diputados en la Cámara autonómica, pero el Barómetro Andaluz de la Fundación Centra (3.600 encuestas), le otorga una mayoría de 43 o 44 diputados, más representantes que toda la izquierda, aunque para gobernar con estabilidad necesitará a Vox, al menos para sacar adelante la investidura de Moreno.
Sin candidato designado, todo apunta a Macarena Olona, Vox sería la tercera fuerza al pasar de los 12 diputados conseguido en 2018 a 22 escaños.
La posible suma entre PP y Vox superaría holgadamente los 55 representantes en los que está fijada la mayoría absoluta en el Parlamento de Andalucía y permitiría repetir un acuerdo como el de Castilla y León, al que Moreno no es proclive.
Para ello, tendría que recomponer el divorcio político con un partido que ha sostenido a su gobierno con varios acuerdos presupuestarios en la legislatura que está a punto de concluir.
Vox ya ha avanzado que llegado el caso recurrirá a su "aliado natural, al PP," para impedir que gobierne la izquierda en Andalucía.