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Actualizado: 19 jun 2022 / 04:00 h.
  • Fachada del Parlamento de Andalucía. / Paco Cazalla
    Fachada del Parlamento de Andalucía. / Paco Cazalla

El Frente Popular y la Izquierda según el siglo XXI se hallan frente a frente aunque algunos parece que no se han enterado del siglo en el que viven y, aunque el mundo está en una situación peligrosa de autodestrucción, la estructura globalista de los negocios y el avance tremendo del armamento nuclear colocan al humano en la inconveniencia de seguir haciendo idioteces y jugando con fuego. Pero quién sabe, nuestra especie es nueva en la evolución y no hace exactamente lo que quiere, lo del libre albedrío es sólo abstracción intelectual y mística que la realidad puede echar del todo por tierra.

Izquierdas y derechas, frente a frente

No pasa nada por el hecho de que las izquierdas y las derechas estén frente a frente, oros países siguen nadando sobre aguas bipartidistas simplonas. Además, España es plural no sólo en su estructura de partidos sino en el seno de cada uno de esos partidos. La fuerza nacionalista en España es muy particular y original, si acaso Irlanda se acerca a ella en lo que a representación política de consideración se refiere.

Si contamos al presidente preautonómico, el entrañable Plácido Fernández Viagas, que lo fue entre 1978 y 1979, al que, estando yo en Radio 80, tuve ocasión de hacerle la última entrevista de su vida, en Andalucía hemos tenido como máximos mandatarios a Rafael Escuredo (PSOE, presidente entre 1982 y 1984), José Rodríguez de la Borbolla (PSOE, 1984-1990), Manuel Cháves (PSOE, 1990-2009), José Antonio Griñán (PSOE, 2009-2013), Susana Díaz (PSOE, 2013-2018) y José Antonio Moreno Bonilla (PP, desde 2018 hasta los comicios de hoy, en principio), en un periodo que abarca por tanto desde 1978 hasta nuestros días.

Casi todos los gobiernos del PSOE lo fueron por mayoría absoluta de los diputados de este partido. Las excepciones llegaron en la VI Legislatura (2000-2004) donde el gobierno fue de coalición entre el mayoritario PSOE y el entonces llamado Partido Andalucista (PA) que alcanzó dos consejerías bastante “simbólicas”: Relaciones Institucionales y Turismo y Deporte. El PSOE recuperó el dominio político absoluto hasta la IX Legislatura (2012-2015) en que IU se coaligó con los socialistas logrando una vicepresidencia (Diego Valderas) y de nuevo la consejería de Turismo. Se da la circunstancia de que, tras el paso por San Telmo, el PA inició su descenso hasta desaparecer en 2015 y IU comenzó una decadencia que la ha llevado a coaligarse con pequeños partidos de la izquierda extraparlamentaria o a cobijarse bajo el nombre de Podemos. Por su parte, la decadencia del PSOE comienza con las presidencias de Chaves y Griñán, se acentúa con Susana Díaz y hoy veremos lo que dicen los electores.

Gana el PP pero fallan las encuestas

Mientras, el PP -que había ganado las elecciones en 2012, con Javier Arenas como candidato a presidente- vio cómo entonces no pudo gobernar porque la mayoría simple de parlamentarios permitió a PSOE e IU unir los suyos. El País lo vio así: “El PP cosechó ayer un resultado histórico en Andalucía al ganar por mayoría simple las elecciones autonómicas, pero le servirá de poco porque presumiblemente PSOE e IU unirán sus votos para gobernar. El PP venció en sufragios y escaños, con 50, mientras que los socialistas obtuvieron 47 e IU, 12”.

Por entonces, las encuestas llegaron a darle mayoría absoluta al PP: “Los sondeos, que daban la mayoría absoluta al PP, erraron en Andalucía -informaba el citado diario-. El candidato del PP, Javier Arenas, ve imposible cumplir su objetivo de ser presidente de la Junta de Andalucía, ya que pese a ganar las elecciones autonómicas se quedó a cinco escaños de la mayoría absoluta. Tras ir por detrás en el recuento hasta que se escrutó más del 70% de los votos, el PP dio la vuelta a esta situación para terminar imponiéndose al PSOE, pero no con los apoyos suficientes para gobernar”.

Aquellas otras elecciones

El Parlamento andaluz está compuesto por 109 diputados, a cada provincia le corresponde un mínimo inicial de ocho diputados, los 45 restantes se distribuyen en proporción a su población, según el artículo 17 de la Ley Electoral de Andalucía. Desde Newtral Data, Paloma Corbí nos habla sobre los primeros comicios andaluces.

Andalucía celebró sus primeras elecciones autonómicas el 23 de mayo de 1982; un año antes, en 1981, se constituía como Comunidad Autónoma a través de la aprobación del Estatuto de Autonomía. En ese momento 4.311.628 andaluces tenían derecho a voto aunque en esta cita electoral lo ejercieron 2.872.422, consiguiendo un 66,3% de participación. El PSOE consiguió 66 escaños, el mejor resultado obtenido en unas elecciones autonómicas en Andalucía y Rafa Escuredo se convertía así en el primer presidente de la Junta de Andalucía. El reparto de la tarta parlamentaria muestra el abrumador poder del PSOE.

Las elecciones, espejo del cambio o del retorno


Las elecciones autonómicas de 1996 registraron el mayor porcentaje de participación de la historia de Andalucía. El 77,94% de los electores ejercieron su derecho a voto. Cabe destacar, que estos comicios coincidieron con las elecciones generales. Los datos históricos de participación en las elecciones andaluzas revelan que cuando estas han coincidido con las generales o las europeas han conseguido mejores datos de participación y cuando se han celebrado en solitario han cosechado peores datos de participación.

Andalucía, clave en la política española

Andalucía es clave en la política española. Aquí no tenemos ese nacionalismo excluyente y hasta con rasgos fascistas que pulula por Cataluña, pero la desaparición de la Unión de Centro Democrático (UCD) empezó en Andalucía por la feroz oposición del partido de Adolfo Suárez a que estuviéramos a la altura autonómica de las llamadas nacionalidades históricas, Euskadi, Cataluña y Galicia.

El pasado más inmediato del PSOE -sus pactos, sus contradicciones, sus confusiones, sus divisiones internas, su corrupción- puede costarle caro. El PP no es que haya sido un angelito en cuestiones éticas pero parece que el efecto Feijóo más la buena imagen de Moreno Bonilla han empezado a borrar su imagen de partido de señoritos que tenía en Andalucía. La izquierda se presenta dividida y subdividida y Vox está ahí para quienes deseen saber de qué va realmente cuando tenga que dar trigo en lugar de predicar de forma tan rotunda. Los ciudadanos tienen la última palabra.