El joven maestro granadino de Educación Física Pablo Santaella Barcos tomó prestada una falda de su suegra para presentarse en su colegio de Vera, un pueblo de Almería donde tiene este año su destino como docente interino. Las reacciones de los chiquillos fueron diversas, claro: “Unos me preguntaban que si iba a bailar flamenco, otros me decían que me quedaba bien y otros se extrañaban simplemente”, cuenta ahora este maestro de 33 años, casado y con un niño de tres añitos al que, por cierto, inconsciente aún de las absurdas clasificaciones de género, le encanta el rosa, por ejemplo. “Y no pasa nada, ya tendrá tiempo de elegir qué colores le gustan”, dice Pablo tranquilamente, máxime después de haberse convertido en noticia en toda España por ese gesto en clase cuyo objetivo era “transmitir al alumnado que cada uno puede vestirse o ponerse lo que quiera sin importar el qué dirán”. “Desgraciadamente, estamos en una sociedad en la que priman los estereotipos, pero cada vez es más usual ver personas que visten fuera de la norma, o diferentes de la mayoría uniformada”, explica.
El caso es que la semana pasada, al llegar a una clase de 6º de Primaria, “me encontré una encendida discusión entre ellos por el tema de la homosexualidad”, cuenta. Él trató de explicarles que lo importante era la felicidad de cada persona y no su opción sexual, pero en el fragor del debate, una niña lo retó con que si veía normal, por ejemplo, venir en falda a clase. Y dicho y hecho. Dos días después, cuando a Pablo le tocó con el mismo grupo, se presentó en el cole ataviado con una falda de su suegra, su camiseta de siempre y una red de balones al hombro para comenzar las clases. Dio una detrás de otra, porque “tengo todo el horario con mi asignatura”, y al final de cada clase “les he hecho a cada grupo la misma pregunta: ¿He dado la clase peor que ayer, que venía en pantalón? La respuesta ha sido que no”, le ha contado hoy a El Correo de Andalucía antes de entrar en directo en otro programa de televisión a nivel nacional. “La verdad es que esto es una locura, tengo mis redes saturadas, y eso que eran privadas, pero algunos compañeros compartieron la foto y mi reflexión y esto es ya un no parar”, asegura.