El Real Club Sevilla Golf cumple su 30 aniversario de vida, una razón suficientemente sólida y elocuente como para que se celebre a lo grande, esto es, con una exposición de pinturas, esculturas, fotografías y collages que ha logrado reunir –en realidad como han venido haciéndolo hasta ahora- tanto la Junta Directiva como el Comité de Actividades Culturales.
Lienzo de Juan Carlos Cordero.
Con esto, los organizadores -entre quienes se encuentra la directora del Comité de Actividades Sociales, Isabel Álvarez, y la directora de Actividades Sociales, Macarena López Ojeda- no han pretendido otra cosa desde el principio, que unir este y otros deportes, con las relaciones sociales y una serie de actividades como pueden ser los Talleres de Escritura, el Club de Lectura, los Viajes y un largo etcétera, alrededor de los cuales los socios alternan entre sí, se intercambian información, están en contacto con la Naturaleza y lo que es fundamental en este tipo de asociaciones: se retroalimentan desde muchos puntos de vista, ya que está constituido en su gran mayoría por profesionales libres y empresarios que hacen en bastantes ocasiones las veces de mecenas.
Lienzo de Marita Rufino.
Un Club de Golf no es un Centro de Arte, ni una Galería comercial, cualquier institución que disponga de una sala para mostrar exposiciones temporales o su colección permanente. Y en este caso es mucho más como estamos viendo, pues es una extraordinaria manera de socialización.
Relieve de Johnny Domínguez.
De manera que además del Green y las instalaciones, deja siempre un espacio para dar a conocer a artistas consagrados, en camino de hacerlo, o completamente neófitos, sin que necesariamente deban ser socios del Club.
Collage de Marina Lanza.
La presentación, contó con las palabras de su Presidente, Rafael Domínguez Fuentes, y la directora de las Actividades Culturales y Relaciones Públicas Macarena López Ojeda, “alma máter y comisaria” de todas las muestras artísticas que se han celebrado desde que inició su andadura el Real Club Sevilla Golf.
Lienzo de Almudena de la Peña.
De este modo, el Deporte se une al Arte, como una de las maneras de promoción y consolidación de muchos autores, que ven reconocido sus trabajos gracias al éxito de público y los numerosos clientes con que siempre cuenta la entidad.
Fotografía de Inma Puchal.
En esta ocasión del trigésimo cumpleaños, se han seleccionado a catorce autores entre fotógrafos, pintores, escultores y “collagistas” pues de estas cuatro técnicas se compone la exposición.
Acuarela de Inés Loring Moxó.
Al ser una colectiva, las diferencias de estilo se hacen notables, así como la “procedencia” académica o más o menos autodidacta que han ido siguiendo cada uno respectivamente en sus trayectorias artísticas.
Esculturas de Mento Muñoz.
Sobre todo se nota en los que son arquitectos, cuya predilección por los paisajes urbanos o naturales, no olvidan la geometría que hay oculta en ellos, sin que esto quiera decir que se vea en todas las obras del conjunto que han reunido aquí. En cualquier caso arquitectos que pintan o pintores que construyen.
Pastel sobre papel de Zenaida Pablo-Romero.
También se nota en los pintores-pintores, en los diseñadores, en los decoradores, en los escultores, en los fotógrafos que participan, e incluso en esa otra manera de pintar recortando y componiendo como son los ensamblajes o los collages.
Lienzo de Chema Rodríguez.
Lienzos, papeles, maderas, hierros, ... que nos acercan al mundo interior de cada uno lo mismo que su formas, sus colores peculiares que casi los identifican, sus composiciones, las técnicas que emplean (óleos, grafitos, pasteles, acrílicos o mixtas,...), hechas con pinceles o espátulas, diluyendo con disolventes y aplicar una serie de capas, o bien la materia pura con su densidad, volumen, luces que establecen.
Fotografía de Nicolás Haro.
Lo mismo puede decirse de los estilos a los que recurren -al menos en las obras que presentan ahora- todos los participantes, que se alejan de experimentaciones vanguardistas de tipo espectacular en el que suelen caer los centros epatantes, para ir a los realismos, impresionismos, casi puntillismo, el pop art, el clasicismo, el surrealismo, las abstracciones múltiples, el expresionismo y el conceptualismo.
Obra de Cristina Ybarra.
Un club deportivo y social evidentemente no es un museo, y si existen obras que permanezcan en sus salas, lo que se expone será siempre de carácter efímero.
Técnica mixta de dibujo y fotografía proceada, de Ricardo Hernández Sanjuán.
Pero para que toda esta magia se produzca cada vez que se celebra algún evento de estas características, hay que reconocer la labor callada de muchas personas, pero sobre todo la mano maestra de quien con su peculiar estilo, ha sabido colocar a cada autor y cada obra, darle su lugar para que resalten, se potencien entre sí, tengan la iluminación que necesitan, su punto de vista y su encuadre óptimos, de manera que también destaque el conjunto, y esa persona no es otra que Macarena López Ojeda, a quien desde aquí felicito porque si es difícil diseñar y planificar cualquiera de las exposiciones que ha organizado a lo largo de estos años, mucho más una colectiva que deba adaptar las obras a un espacio donde hay pasillos con ángulos diferentes, ámbitos diversos entre estancias contiguas, en donde además hay chimeneas, mobiliario, salida a la terraza restaurante, a la sala de juegos, puertas y ventanas.
Lienzo de Cristina Sánchez Mendoza
Por todo ello, sólo queda darle la enhorabuena a todos y sobre todo a ella, y desear que esa relación naturaleza-deporte y arte continúe celebrándose en ese entorno paradisiaco, pues ellos son la verdadera fiesta de la vida.