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Actualizado: 12 ene 2019 / 10:43 h.
  • Divertida y entretenida comedia que pone en entredicho las marcas de la sociedad patriarcal

El concepto de nuevas masculinidades surge como alternativa a la masculinidad hegemónica proveniente del patriarcado. Este término hace referencia a conductas atribuidas a los varones y a modelos tradicionales de dominación por género basados en mandatos como: los niños visten de azul, los chicos juegan con camiones, los hombres no lloran, siempre son valientes, nada femeninos, heterosexuales incuestionables, etc.

En otras palabras, se trata de los valores, las creencias, las actitudes, mitos, estereotipos o conductas que viene legitimando el poder y la autoridad de los hombres sobre las mujeres (y sobre todos los demás que no sean hombres heterosexuales). De hecho perpetuado queda que los hombres para cortarse el pelo o arreglarse la barba vayan a la barbería y siempre sean atendidos por un varón.

La masculinidad hegemónica es la que ha dado origen a toda una forma de organización política y social basada en la idea del dominio del varón y el predominio de la cosmovisión sobre las demás formas de vida. Algunos partidos políticos conservadores y de extrema derecha siguen defendiendo esta primitiva tesis.

Ya sea por capricho o por convicción, seguramente por lo segundo, gratifica que el director galo Gilles Lellouche coja de la mano, desnude y bañe en la piscina de la tolerancia a siete machotes que en situación de crisis y bien entrada la madurez busquen un sentido a su vida. El gran baño trata de cuestionar en forma de comedia esta masculinidad trasnochada y castrante de la que hablamos y que una vez más, limita y entorpece el desarrollo de los aguerridos varones. En este caso lo hace con las vivencias de un grupo de natación sincronizada masculina y la relación con sus familias y sus dos entrenadoras encargadas de enseñarles. Lellouche ingenioso y con tono divertido, invierte el haz y el envés del estereotipo y pone en entredicho y con cierta sorna las profundas marcas establecidas por la sociedad patriarcal. Y aunque en el desarrollo de su tesis se quede algo corto, al final de su discurso se vislumbra y yo diría que hasta se promueve la necesidad de reivindicar esas emergentes y nuevas masculinidades. Los hombres tenemos derecho a vestirnos de rosa, de violeta o de amarillo, a llorar, a hacer el ridículo, a gritar y a jugar con muñecas. O a hacer como en este caso natación sincronizada. Y naturalmente, las mujeres a ejercer el poder.

Como comedia con trasfondo de melodrama social corre el riesgo de que se compare con otras películas de temática semejante y sobre todo, de que su mensaje se diluya si no profundizamos y nos quedamos sólo con la anécdota. Hay que destacar su acertada música y las interpretaciones de un conocido plantel actoral encabezado por los generosos Mathieu Amalric, Guillaume Canet y las estupendas Virginie Efira y Leïka Bekhti. Está especialmente recomendada para amantes de los bañadores naranja, azul y azul oscuro casi negro.

El gran baño ***

Francia 2017 122 min.

Dirección Gilles Lellouche Intérpretes Mathieu Amalric, Guillaume Canet, Benoît Poelvoorde, Jean-Hugues Anglade, Virginie Efira, Leïka Bekhti, Philippe Katerine, Alban Ivanov.

Comedia