La bailaora sevillana Beatriz Cruz de Alba es una artista flamenca de 23 años. Adquirió la formación técnica en la Escuela de Flamenco de la Fundación Cristina Heeren y destaca por su elegancia y estilo propio. Su lema es “con constancia y esfuerzo conseguiré llegar”. Ha actuado en recitales y espectáculos, como los organizados por la Bienal de Flamenco de 2018 y por la Peña Flamenca de la UPO en Capitanía General. Colabora en el proyecto “Fuera de serie”, en el Polígono Sur, y su objetivo es vivir profesionalmente de un arte que le apasiona y que, en su caso, es vocacional.
P- ¿Qué es para ti el flamenco?
R- Es una forma de sentir, de expresarme, de vivir. Soy lo que soy en gran parte por y para el flamenco.
P- ¿De dónde te viene esa vocación artística?
R- Realmente no lo sé muy bien, en mi familia no hay nadie que se haya dedicado profesionalmente al flamenco, aunque mi madre siempre ha sido muy aficionada y además no se le da mal.
P- Además, por tu físico, ya que eres muy rubia y con ojos azules, no das el perfil característico de la bailaora flamenca.
R- Sí, por mi apariencia física parezco una polaca, pero soy sevillana de pura cepa. En algunos tablaos flamencos sólo admiten para trabajar a bailaoras morenas, altas y con aspecto agitanado.
P- ¿Tu formación artística la has adquirido en la escuela de flamenco Fundación Cristina Heeren?.
R- Bueno, antes de entrar en la fundación, estuve estudiando con alumnas de Matilde Coral para sacarme la carrera de danza; venían de Londres a examinarnos por la Trinitty. Yo entré en la escuela de Cristina Heeren porque conseguí una beca a los 14 años, allí me di cuenta que era el sitio donde quería entrar y aprender. Luego, una vez terminé el Bachillerato y la Selectividad, valoré si podía compaginar mis estudios universitarios (empecé a estudiar Pedagogía) con el flamenco, pero en la forma que yo quería no fue posible hacerlo. Así que estuve un año de alumna en la fundación, en el segundo año fui becada y en el tercero ya estaba como monitora práctica. En esta escuela es donde más he aprendido, tanto para bien como para mal. Fuera de la fundación hay muchos caminos por los que se puede aprender. De hecho, continúo con mi formación permanente, ya que el flamenco es una carrera que nunca termina.
P- Cuando acabaste tu etapa formativa en la fundación, ¿qué hiciste?
R- Empecé a buscarme la vida y me llamaron guitarristas para acompañarlos al baile en fiestas, espectáculos, en empresas de eventos y cuadros flamencos. Luego entré de palmera con cantaores y conocí a otra bailaora, Alba Serrano, y montamos el espectáculo "Reminiscencias". Es un homenaje al flamenco de siempre, hicimos zambras, zorongo, farruca con pantalón, acompañadas con guitarrista y sin cante. Se estrenó en el Teatro de Mairena del Alcor, fue un éxito y recuperamos el dinero invertido.
P- ¿En qué otros espectáculos has actuado?
R- El primero fue durante mi periodo en la fundación con "Eclosión", en el Festival de Jerez. Más adelante en la Bienal de Sevilla con el espectáculo"3000 DesCencias" y, por último, el pasado mes de abril, con "Reminiscencia", de cosecha propia.
P- ¿Qué proyectos tienes actualmente en marcha?
R- Ahora mi objetivo es trabajar profesionalmente en lo que me gusta y seguir aprendiendo. Ahora sobrevivo del baile, pero conseguiré vivir de él. Verás, yo defiendo el baile de otra forma; no ganando, por ejemplo, mucho dinero bailando rumba en Dubái. Prefiero ganar menos y ser feliz con lo que me gusta. En estos momentos estoy de bailaora en el tablao flamenco Lola de los Reyes, en la calle Pureza; y trabajo en la escuela de artes escénicas "Eduardo Rebollar", en Sevilla capital, especializada en baile, cante y toque. También doy clases de baile en la asociación cultural flamenca "Salomé Pavón".
P- ¿Qué es lo qué te gusta hacer?
R- Intento bailar para transmitir y no para asombrar. Yo me mantengo en la línea más tradicional del flamenco y la defiendo porque volverá. Lo otro son modas que van y vienen. Lo tradicional y puro tienen que volver a resurgir. El sello de lo tradicional. Además, no me gusta actuar en compañías, prefiero bailar en solitario. Pienso que el flamenco puro se aprende si quieres, sino no lo encuentras nunca.