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Actualizado: 09 feb 2019 / 15:40 h.
  • Relectura innecesaria para poner en valor una anacrónica y arcaica institución

La Monarquía como forma sociopolítica de organización de una comunidad nace los albores de las grandes civilizaciones de la humanidad: Mesopotamia, Egipto, Centro América, China, Japón o Roma. Según los expertos, su génesis puede remontarse más allá de 4.000 años a.C. 
Independientemente de que a los iluminados, porque en general eran varones, se les llamase zares, emperadores, reyes, sultanes, califas, huey tlatoani, todos ellos tenían unas características muy similares: se daba por hecho su origen divino y eran los representantes de los dioses en la tierra. Ejercían el poder de forma absolutista: impartían justicia, regían la economía, el urbanismo, normas morales y hasta organizaban las creencias. Nada escapaba a su autoridad y capricho y de ellos dependía la vida del resto. Afortunadamente y gracias al acceso al conocimiento y a la educación este tipo de gobernanza ha ido perdiendo espacio de poder y sentido a lo largo de los últimos siglos. Por mucho que el sistema ha querido adaptarse a los tiempos se trata de una institución anacrónica que tiende inexorablemente a la extinción. Así, la ONU reconoce en la actualidad la existencia de 201 estados, de éstos solamente 22 son monarquías.

Al igual que los estadounidenses son muy dados a utilizar el cine para airear sus vergüenzas y los despropósitos realizados por sus dirigentes, el Reino Unido también lo hace pero relatando y ensalzando lo que han hecho sus Reyes y Reinas.

La personalidad de la reina María Estuardo de Escocia (1542-1587) ha sido cinematográficamente muy golosa. De hecho existe más de una decena de películas que tratan su figura, John Ford, Charles Jarrott o Shekhar Kapur han llevado al cine de una u otra manera su atribulada existencia. Esta se ha cimentado en la rivalidad con su prima y reina de Inglaterra Isabel I y en la imagen que la historia ha proyectado de ella, como monarca débil, manipulable y de vida promiscua.

La directora teatral Josie Rourke fascinada por el personaje, ha querido hacer con esta nueva versión, una relectura de su vida interpelando y planteando su existencia desde una mirada feminista. Su película muestra sin prejuicios que frente a un mundo machista que la rodeaba y traicionó, el hecho de ser mujer la condicionó irremediablemente hasta desposeerla de todo cuanto tenía. De nada le sirvió su tesón, sus convicciones, sus dotes de estratega en la batalla o su ánimo de concordia.

El comportamiento de su prima Isabel se lo demostró, la inglesa aprendió pronto que para ostentar tantos años el poder tenía que masculinizarse.

La película tiene de positivo que gracias a esta visión, su figura queda histórica y moralmente mejor situada. Tiene en contra que vende la sempiterna idea de convertir en mártir a una peona con mucho poder que se sacrifica por el sistema, y que poco o nada hizo por cambiar la dinámica de la historia. Lamentablemente esta aburrida y mal contada crónica, sigue dando argumentos para difundir y poner en valor allá donde se vea, a la arcaica y anacrónica institución.

María, Reina de Escocia *

Reino Unido 2018 124 min.

Dirección Josie Rourke Intérpretes Saoirse Ronan, Margot Robbie, Jack Lowden, Joe Alwyn, David Tennant, Guy Pearce.

Drama