Promovido por la Fundación Tres Culturas Mediterráneo, junto a la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y la colaboración de la Fundación La Caixa, el Festival de las Tres Culturas parte del propósito de dar visibilidad al legado musical de las tradiciones sefardí y andalusí y su convivencia con el flamenco. Han sido solo tres conciertos, pero se podría decir que han cumplido plenamente su objetivo. Tanto Ana Alcailde, representante de la música sefardí, como Iman Kandoussi y su música andalusí, dieron buena cuenta de su calidad interpretativa y su compromiso con la tradición musical de sus orígenes culturales, al igual que Rocío Márquez y Miguel Ángel Cortés, dos artistas en estado de gracia que esa noche engrandecieron al flamenco.
Comenzaron el recital con 'Chiquelin' un tango argentino que Enrique Morente cantó por bulerías. Fue un comienza suave, aunque dejaba entrever lo que iba a ser el resto del recital, esto es, un diálogo entre el cante y la guitarra comprometido y genial. Lo vislumbramos ya en el cante por tarantas que Rocío enlazó con 'La elegía a Ramón Sijé' de Miguel Hernández, con la que de nuevo homenajeó a Morente. También con el poema de Antonio Orihuela, medio cantado medio recitado, cuya letra denuncia los males del capitalismo. La sonanta de Miguel Ángel Cortés sonaba rotunda y colorida a un tiempo, siempre atenta a seguir a la cantaora, marcándole el tempo que ella necesita para colmar de melismas y florituras sus cantes, como las rondeñas de Menese con las que, además de elevar el tono reivindicativo, se atrevió con unos agudos imposibles que por poco resucitan al maestro de La Puebla.